ENCANTO DEL MAR
DE: SERGIO ALEJANDRO FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, 13 AÑOS DE EDAD.
NOVENO GRADO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA.
''Quien iba a imaginarse que navegando por el océano pacífico en busca de un tesoro me encontraría con un ser misterioso que me enamoraría y que luego desaparecería dejando un terrible hoyo en mi corazón.'' Nicolás J.
Nicolás, un joven de 26 años, andaba Navegando en su Barco por el océano Pacífico en una Parte del sur por el continente de Oceanía. Su gran Objetivo era encontrar un Tesoro lleno de Oros y Riquezas que supuestamente se Hallaba en tierra Firme en una Región llamada Melanesia en el cual había una Isla, o mejor dicho, un Archipiélago llamado Nueva Caledonia donde se encontraba el cofre que Anhelaba Tanto.
Su Familia vivía en una pequeña Población ubicada en Francia llamada ‘’Barastre’’ la cual estaba en la ruina y no tenían Ni siquiera un Euro para comer, Intentaron hacer de todo para obtener Dinero, por eso Hicieron Negocios, Vendieron la poca ropa que les quedaba, algunas cosas de la casa como cuadros, Adornos, pero fracasaron.
Estaban A punto de quedar en la calle, por eso Nicolás, como era el más valiente y el más fuerte de la Familia, pensando en su futuro y en el progreso de toda su gente se propuso hacer todo lo que estuviera a su alcance para no quedar en la ruina ni en la calle.
Se enteró que en una de las Islas del Pacífico se hallaba enterrado un Enorme cofre lleno de Oro, diamantes y muchas riquezas el cual, ayudaría a salir a él y a su familia de la mala situación económica en la que se encontraban.
Queriendo un mejor futuro para él y para los suyos emprendió un largo viaje por una parte del enorme y azul océano pacífico en un enorme barco queriendo encontrar aquella isla y dar con el paradero del tesoro.
Uno de sus primos quiso acompañarlo en su búsqueda, pero él dijo que quería ir sólo y convertirse en el héroe de la Familia por haberlos sacado de la miseria.
Todos desde el muelle vieron como Nicolás se montaba en el enorme barco mientras se alejaba más y más hacia mar adentro, el gritaba a todos sus familiares:
- Prometo que encontraré el cofre y vendré con él para sacarlos de la ruina.
- Eso espero, ¡suerte primo! contestó uno.
Su abuela le dejó una Advertencia, de que se cuidara en su viaje en busca del tesoro, ya que en esas zonas del Océano pacífico aparecían encantos que hechizaban a los marineros y luego los Ahogaban en las profundidades del océano.
Nicolás como no creía en esos disparates marítimos, simplemente rechazó la advertencia de su abuela.
Todos vieron hacia el oeste y notaron como el sol se ocultaba y cuando miraron al mar, el barco ya se había alejado tanto que ya no lo veían.
En aquella humilde casa todos los días la familia de Nicolás, rezaban para que a él no le pasara nada malo y encontrara el cofre.
Varios días el estuvo navegando por el océano Pacífico y no había pasado nada aún, cada vez que veía el mapa notaba que siempre iba en la dirección correcta y eso lo llenaba de tranquilidad.
Al mirar el cielo veía el enorme sol encandilándole los ojos, pero se sentía bien ya que esa era la señal de que hasta los momentos no ocurriría ninguna tormenta, la marea estaba tranquila y no había olas, sólo delfines nadando alegremente y haciendo piruetas dentro y fuera del agua y en el cielo notaba a las aves cantando y volando unas detrás de otra. ¡Todo estaba a la perfección!
- ¡Gracias Dios Mío! Decía mientras se arrodillaba y dirigía la mirada al cielo.
Como sabía que tenía derecho a divertirse, sacó de su Mochila la pequeña cámara Fotográfica y comenzó a sacarle fotografía a todo lo que le parecía llamativo, los Paisajes, los delfines, el mar, las lejanas montañas, el cielo, etcétera.
Después de eso, se sentó a mirar el atardecer en el cielo, sintió que un viento Frio y fuerte comenzó a soplarle la cara, tomó su chaqueta y se la colocó, miró el mapa nuevamente y vio que aún iba en la dirección Correcta.
Pero comenzó a sentir un poco de pánico ya que al ver el cielo, notó que estaba nublado y de él provenían truenos y relámpagos.
En aquel enorme Océano en el que se encontraba Nicolás, comenzó a llover e hizo aparecer una terrible tormenta que alborotaba las olas y hacía que el barco perdiera el control de hacia dónde se dirigía.
En una fracción de segundo, el chocó con una enorme Roca que hizo que el barco se hundiera por completo. Nicolás intentó nadar hacia la superficie pero fracasó, por suerte vio flotando un pedazo de tabla en la cual pudo montarse para poder nadar con más facilidad y llegar a la superficie pero este intentó también falló ya que apareció detrás de él una enorme ola que lo arrastró por las profundidades del mar e hizo que se llevara y se terminara de hundir todo el barco.
Mientras se hundía, sintió que alguien lo sujetó fuertemente por el cuerpo y lo llevaba a la superficie, pero él sentía que ya había perdido la razón cuando vio entre las burbujas una enorme aleta de pez dorada cubierta con escamas y aletas.
Había Amanecido y Nicolás estaba tirado a orillas de una playa, la ropa que cargaba estaba rota y desteñida, además tenía restos en su cuerpo de algas y de conchas marinas, había naufragado.
Comenzó a maldecir en voz alta, ya que no pudo encontrar el tesoro y que ahora se encontraba en una isla desierta donde quien sabe cuánto tiempo estaría.
Entró a la isla a ver si encontraba un refugio, pero lo único que veía era Neblina que le tapaba la vista y la presencia de animales peligrosos que parecían acercarse a él para hacerle daño, por suerte notó que más allá cerca de un estanque donde habían palmeras altas se hallaba una cueva, se dirigió hacia allá y notó que estaba sola, por eso la utilizó como refugio.
Se sentó en una roca y comenzó a llorar compulsivamente, ya que se dio cuenta que una vez más le había fallado a su familia y que ellos ahorita estarían pensando que ya tenía el cofre y regresaría para sacarlos de la ruina.
Pero también pensó que no era su culpa, ya que el no fue el responsable de que ocurriera la tormenta y el barco en el que iba hubiese naufragado, por eso se quedó tranquilo y comenzó a pensar en lo que había pasado, recordó que cuando se estaba hundiendo vio aquella cola de pez dorada, cubierta de escamas y aletas que obviamente no era de un pez común ni de un delfín, el nunca había visto una cola así por eso fue que se intrigó mucho, y la intriga fue aún más cuando recordó que alguien lo había salvado, y que gracias a ese alguien él estaba vivo, pero… ¿Quién lo pudo haber salvado?
Estaba completamente convencido de que todo lo que pasó no fue su imaginación, ya que lo que vio era tan real que todavía lo recordaba y no podía sacárselo de la cabeza.
A partir de ese momento comenzó a obsesionarse con todo aquello que vio, que casi se olvido del tesoro que estaba buscando.
Un día andaba caminando por la isla y se aporreo el pie con algo que estaba en el suelo, tanto fue así que comenzó a sangrar por el tobillo como le llamó la atención comenzó a cavar en la tierra a ver qué era eso.
- No puedo creer lo que mis ojos están viendo, alguien que me pellizque, esto es un sueño.
Nicolás había encontrado el tesoro que tanto buscaba, lo sacó de la tierra lo abrió y habían tantas morocotas que brillaban que a él ya se le encandilaban los ojos.
Se sentía feliz, con ganas de darle gracias a Dios, justamente vino a parar a la isla que él quería y por eso comenzó a obsesionarse más intentando dar una conclusión de que aquella persona que lo salvó sabía que quería ir a parar a esa isla para encontrar el tesoro.
Quería saber quien fue la persona que lo salvó de haberse ahogado, el tesoro ahora no era un problema porque ya lo había encontrado.
Comenzó a obsesionarse tanto que llegó a pensar que quien lo salvó de la muerte fue un encanto del mar.
Con los restos de madera y tablas que las olas traían a la playa y que llegaban a manos de Nicolás, él cada día fue construyendo una pequeña lanza que lo ayudó por lo menos a navegar por una parte del océano a ver si encontraba a ese supuesto encanto que lo salvó.
Una tarde mientras navegaba en su triste y pequeña lanza hecha de madera que casi de derrumbaba vio en la lejanía, a una mujer pelirroja desnuda, sentada en enormes rocas.
Muy entusiasmado se dirigió hacia allá discretamente, cuando llegó al lugar donde estaba la chica notó que en vez de piernas tenía una larga, gruesa y escamosa cola de pez Dorada, cubierta de escamas y aletas.
Entonces allí pudo confirmar sus sospechas, ella fue quien lo había salvado del naufragio y que gracias a ella el no murió.
Se acercó a la Sirena cuidadosamente intentando darle un beso en la mejilla por agradecimiento, cuando estuvo a punto, la chica con sus uñas, le arañó la cara y se tiró al mar, Nicolás como no quería perderla fue detrás de ella y se tiró al agua.
Allí debajo del agua, Nicolás pudo ver, que el cuerpo de la Sirena se disolvía convirtiéndose en bellas y enormes burbujas de colores brillantes que se desaparecían entre las olas y no dejaba rastros, el agarrando las burbujas desesperadamente notaba como también se le disolvían en sus manos, parecía que habían echado cloro en el agua y por eso se creaban aquellas Burbujas.
Salió a la superficie y no había rastros por ninguna parte, La sirena Había desaparecido, volvió a meterse dentro del agua y entre las pocas burbujas que quedaban por disolverse apareció un pequeño pez dorado que se iba nadando hacia las profundidades del océano y que desapareció por completo.
Recordó la advertencia de su abuela, que se cuidara de los encantos que aparecían.
Él, ahora estaba ahí, con una gran confusión y con la cara llena de sangre.
Nicolás, se hacía muchas preguntas.
¿Por qué el cuerpo de la sirena se disolvió convirtiéndose en Burbujas de colores? ¿Por qué no dejó que le diera las gracias? ¿Acaso todo lo imaginé? Pues no, si lo hubiera imaginado ahorita no estuviera vivo ni tuviera la cara llena de Sangre como ahora.
Como ya era tarde, se marchó del lugar en el que estaba y se dirigió nuevamente al pequeño refugio que tenía en la isla, allí se intentó curar la herida que la sirena le había hecho pero el problema fue que le dejó una gran Cicatriz.
Salía todas las mañanas y se sentaba junto a las rocas a mirar el mar, a ver si este le concedía el milagro de hacerle aparecer otra vez la sirena, pero perdía su tiempo ya que solo veía el choque de las olas contra las piedras y las burbujas que aparecían y se disolvían entre la espuma que el agua producía mientras que sus pies se llenaban de la sal que sobraba.
Aquella Sirena pelirroja que la última vez que la vio sentada en las rocas, estaba desnuda, era un encanto del mar, que se dedicaba no a Hipnotizar a los marineros y luego ahogarlos si no a Salvarlos de un Naufragio como en el caso de Nicolás, y que además de eso sabía todo lo que pasaba alrededor del mundo y del océano.
Por eso fue que al rescatarlo, lo llevó a la Isla donde se encontraba el tesoro, ya que ella sabía que andaba navegando por el mar era por ese propósito.
Raramente, el encanto desapareció ese día al tirarse al mar, ya que su cuerpo se disolvió convirtiéndose en bellas y hermosas burbujas que desaparecían entre las olas, y los únicos rastros que quedaron fueron el de un diminuto pez dorado que se alejó nadando.
La Familia de Nicolás estaba muy preocupada ya que desde hace más de 20 Días no sabían nada de él, pero siempre pensando en positivo, imaginaron que como él era muy valiente había encontrado el cofre y nada malo le había pasado al navegar por el océano pacífico.
Los días y las noches se hicieron largos, y Nicolás, en aquella isla sólo, con el cofre en manos, no dejaba de pensar en la sirena que lo rescató, Una tarde mientras caminaba por las orillas de la playa esperando a que el pez que había pescado se terminara de cocinar en el fuego, vio en la lejanía un enorme Barco, él entusiasmado comenzó a gritar fuertemente:
- ¡Aquí, Ayúdenme, Sálvenme!
Como notaba que no lo veían, tomó un trozo de palma seco y lo colocó en el fuego, lo levantó hacia muy alto y comenzó a moverlo, de esta manera los Navegantes pudieron verlo, y así dirigirse hacia allá y rescatarlo.
Cuando Fue rescatado, el barco avanzó, y Nicolás pudo mirar mientras se alejaba, la espuma del mar que creaban las olas, en ese momento él pensaba mucho en La sirena Pelirroja creyendo que esas burbujas que se notaban entre las olas, era ella, que se despedía de una manera extraña.
Y así era, la chica convertida en burbujas se estaba despidiendo de Nicolás, haciendo Salpicas y choques de agua con las olas, creando hermosas burbujas que eran ella.
Un viento perfumado le sopló fuertemente la cara, pero sabía que no iba a ocurrir ninguna tormenta porque en su corazón todo estaba e iba a salir bien, el cofre lo tenía muy bien escondido de manera que los Navegantes no pudieran Verlo ya que sabía que se lo quitarían.
Pasaron algunos días, y Nicolás regresó al pequeño Pueblo donde vivía en Francia, Con mucho orgullo entregó el cofre lleno de oro y morocotas a su familia y de esta manera pudo salvarlos de la Ruina.
Les explicó todo lo que pasó en el viaje, acerca del Naufragio, la Hundida del barco y todo eso, pero jamás mencionó la existencia de la Sirena Pelirroja que lo había rescatado y que después de eso se tiró al mar convirtiéndose en burbujas de colores ya que si lo decía a su familia, ellos pensarían que estaría loco, así que aquello, sólo lo dejó como un recuerdo que lo llevaría muy adentro en su corazón.
Cuando La Familia de Nicolás ya había salido de la mala Crisis económica en la que se hallaban y pudieron progresar, él escribió un Libro acerca de todo lo que le pasó en su viaje por el océano pacífico, allí si mencionó la existencia de la Sirena, pero cuando lo entrevistaron el dijo que quería ponerle un poco de Fantasía al Libro, y por eso utilizó su imaginación y mencionó en algunas partes a una figura mitológica que hasta hoy, se dice que no existe, es como que si hubiese relatado algo que nunca pasó (que sólo lo puso para ponerle algo de fantasía) pero que en realidad si pasó.
En algunas partes del libro el describía a la Sirena tal y como la recordada:
Pelirroja, Ojos Azules, Piel Blanca, cola de pez dorada, y con un Aroma a perfume muy Agradable, obviamente el tuvo que Inventarle un nombre al personaje de la Sirena y como pudo notar que vivía en los Corales, le puso ‘’Coral’’
Después que fue llevado a una Editorial, el libro se convirtió en un éxito internacional, fue vendido en muchos países y traducido a varios idiomas y les gustaba tanto a niños como a gente adulta.
Aún sé que en el enorme océano azul se encuentra entre la espuma de las olas y en la sal que sobra del mar, aquellas burbujas brillantes de colores que cuando no lo eran, conquistaron mi corazón.
Nicolás J.
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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