CARTA Nº 2. CONCURSO ANDRÉS ELOY BLANCO
TEJEDORA DE SUEÑOS
AUTORA: PATRICIA ARAYA
“Dedicado al creador que esculpiendo mi alma, volviose ángel, volando cada noche a resguardar la vida de mí ser amado”…
Querido Mio:
No creo que sea verdad mi amor haya muerto porque cesaron los sueños, ni creo que los sueños nunca mas vuelvan porque ya no hay más amor que dar. Muy por el contrario creo que este amor perdurara más allá del todo, el tiempo, el espacio.
Mi alma se acostumbró a volar, a pensarte, a escribirte y uso cada excusa sea necesaria para acercarme a tu amor. Hoy es el día de los enamorados y me encuentro escribiendo como tantas veces lo hice en los últimos treinta años.
Si solo supieras los primeros años de tu ausencia donde mi espíritu mas sueños coleccionó. Una constante búsqueda de encontrarte, verte pasar, sin nunca vernos del todo. Era el momento casi de chocarnos el uno con el otro, donde la respiración se volvía loca, la adrenalina corría por las venas, en ese preciso instante, algo pasaba, yo transparentaba, tú desaparecías, u otras tantas veces simplemente solo podía verte de espaldas, sin nunca poder conectar nuestras miradas.
Luego siguieron en el telar de la noche sueños que nunca pude dejarte saber. Todo revelábase cronológicamente en el tiempo, cuantas veces vi tu galanteo a otros amores y despertaba repitiendo un nombre de alguna enamorada tuya.
Una de aquellas noches donde los hilados no podría ser mas perfectos, daba por cierto esto era un fenómeno que no podía calcular en toda su dimensión, pasaba a ser una tejedora incansable.
Te observaba caminado por la playa con tres retoños, dos varoncitos y una niña. Llevabas a la pequeña en tus brazos, uno de los varones iba de tu mano, el mayor corría unos metros mas adelante, No hubo duda alguna eran tuyos, llevabas una sonrisa que solo un padre puede dar a sus hijos. Yo recostada en la playa, mi rostro sobre las pisadas tibias ibas dejando sobre la arena, desde allí, veía perderte en la lejanía entrando en una casa tenias a orillas del mar.
Querido mío fueron tantos sueños donde te veía muchas veces caminado triste por el pueblo, en algún bosque, en retiro espiritual cerca de un lago. Era tan nítido verte a solas, sentado en la playa a ratos bajo el sol, otros bajo la lluvia. Todos esos sueños los guardaba en la tristeza más profunda. Ellos dejaban urdida la certeza de la eminente separación con la mujer habías elegido como compañera de tu vida.
Otros tantos fui a tu encuentro donde mi labor era sacarte del pozo, demasiado trabajo, responsabilidades, preocupaciones que afectaban tu salud. Yo era el apoyo, mitigaba tu angustia, mi alma se desprendía libre, mis manos se volvían aves sanadoras acariciando tus cabellos, masajeando tus espaladas, mis labios besándote el cuello.
Entrelazaba mis escritos con sus reveladores significados descifrando códigos, cada palabra, cada color para encontrar el mensaje, así iba completando el acertijo de tu vida en la mía. “Anoche Tuve un Sueño Contigo mas Significado” me llevo a leer textos de Sigmund Freud, Carl Jung, y otros. El haberte perdido me llevo incluso a tener visiones despierta, donde caminábamos en otro tiempo, en una época diferente a la nuestra. Toda esa energía creadora emanando casi sagrada tratando de sobrevolar el mar que nos separaba.
Estuve en etapas en que mis sueños revelaban nos íbamos a encontrar. Comenzaron a llegar correos tuyos, muchos de ellos muy hermosos. Llegan cartas donde dices me amas, envías fotografías que anhelo ver con ansias, también postales de ese bello lugar donde habitas.
En mis sueños nos hemos encontrado, estamos juntos, contándonos todas nuestras vidas, hacemos el amor, todo se vuelve realidad. La mujer mármol que fui se ha desprendiendo de su roca y ahora esta amándote viva. El destino nos lleva al mismo lugar donde nos conocimos la primera vez, caminamos entrelazados, nos besamos, nos perdemos en una mirada lánguida. Entramos en aquella iglesia de la plaza mayor, la misma que siempre estuvo cerrada, esta vez, sus puertas abiertas de par en par. Entramos curiosos, caminando hacia el altar; íbamos enamorados.
He llegado a tu casa, entro como en tantos otros sueños; encuentro la casa sin muebles, sin los cuadros en la pared, tampoco los leños junto a la chimenea. Entro al dormitorio, yaces recostado en un lecho añoso, te cubres con una manta color rosa pálido. Yo me recuesto a tu lado, ambos con la mirada perdida en el infinito. Pareces no reconocerme. Luego llega a la casa un hombre joven, buen mozo, El me mira, me encanta su mirada sobre mi cuerpo. El joven se ve extasiado, sonriente, complacido con su mirada perdida en el tiempo. El muchacho y tú salen ahora de la casa, les veo irse, ambos van riendo, felices, perdiéndose calle arriba. Me veo salir de la casa, contemplo todo en añoranza, recorro centímetros a centímetros el lugar, para no olvidar nada. Cierro la puerta por última vez, al momento reparo que la chapa es única en su estilo. Nunca más abra otra igual. Mi intención fue mirar por la cerradura, al mismo tiempo decía, ya no hay nada más que voltear a mirar. Contemplo el viejo árbol frente a la ventana, se bien nunca volveré a ver flores rojas en aquel jardín. A lo lejos puedo divisar vacas en los pastizales verdes, la vida continúa allende de los volcanes. A medida voy caminando, el aroma a leño húmedo de las chimeneas de otras casas me acompaña. Todo parece ser tan mío, el pueblo, la casa, el paisaje, todo fue amarte. Tu figura caminando con el muchacho vuelve una y otra vez a mí, reconociendo tristemente esperaba volvieras la vista atrás. Ha comenzado a lloviznar, gotas caen y resbalan por mi rostro. Despierto.
No puedo dejar de pensar este podría ser el ultimo sueño contigo, muero pensar que ya no sabre mas nada de ti amor. Algo me hace sentir una tranquilidad casi de alivio. La lluvia ha liberado a mi alma quedándose a vivir en un rinconcito de la tuya para finalmente ser feliz.
Amor mío, han pasado los años, no en vano escribo, te escribo. Entre el tejido de mis sueños y el tiempo transcurrido dejo constancia de este amor, una vida buscándote, encontrándote en el único mundo donde pude urdir una vida junto a la tuya.
Por siempre tuya,
MAR