"DOS CORAZONES"

[ARIS ELIZABETH SEGOVIA MENECES]

DOS CORAZONES


Interna entre las montañas, por donde solía correr un hermoso acantilado de corrientes cristalinas, yacía solitaria una hermosa y joven mujer, de piel aduraznada, suave y rozagante, de cuerpo escultural y hermosa cabellera dorada que extendía en sus ondas tenues silos de plata.

Caminaba de mañana entre las flores de azucenas, lirios, claveles, clavellinas, hermosas cayenas de diferentes colores, acerolas y azaleas. Al fondo del jardín un hermoso rosal de rosas blancas, rojas y escarchadas.

Suspiraba emocionada como si enamorada y veía al final del camino como si algo esperaba. Su largo vestido Blanco como la nieve, recogía el rocío de la mañana.

Como en un cuento de hadas un carruaje se acercaba,  un esbelto caballo blanco aquel carruaje acompasaba y de el un caballero elegante de sonrisa campechana sobre la hermosa mujer, reposaba su mirada. Embelecido de su hermosura sus ojos no parpadeaba.

- Buenos días Bella Dama. (Mientras su cuerpo acercaba)

- Buenos días caballero (recortaba su mirada)

Sus miradas se juntaron y sus manos se acercaron, fue como si cupido su espada había disparado hacia aquellos corazones que de apenas se encontraron. Amor a primera vista fue lo que pude entender de aquellos dos que aquel día se pudieron conocer.

Caminaron lentamente por aquel jardín de amor, sus manos entrelazadas y apenas en la distancia solo se podía escuchar   los latidos del corazón y su suave caminar. Se esperaba el uno al otro en aquel amanecer, cuando dos cuerpos distantes se empezaron a querer.

Lentamente y  sin apenas darse cuenta ya sus cuerpos se hallaban extendidos en la grama verde y tersa de aquel bello paraíso.

El amor los vistió de caricias y sus labios se llenaron de risas, la alegría del amor al fin toco el corazón de aquella bella mujer que en soledad espero a quien llego de mañana a regalarle su amor.

Ella comenzó a contarle que había sentido los latidos de su corazón en la distancia y que siempre lo esperaba, estaba segura que un día vendría a buscarla.

El por su lado comento que durante mucho tiempo desde el sur una hermosa voz de mujer lo llamaba detrás de las montañas y había esperado ya que no estaba seguro de lo que escuchaba, afirmo que su corazón otras veces había sido engañado y había tomado rutas equivocadas.

Esta vez le dijo al oído a la hermosa dama, hoy siento que tu corazón era quien me llamaba.

Sus miradas se quedaron fijas el uno en el  otro sin hacer preguntas más que conocerse a través de la profundidad de sus ojos.

Sus manos no dejaban de acariciarse, como si sus dedos recorrieran su alma. No había tiempo para preguntas sin respuestas, ni siquiera sus nombres se habían preguntado, solo se dejaron llevar por el extasiante aroma que penetro sus seres desde el mismo instante en que sus corazones se encontraron.

La noche fue apareciendo entre sus ojos de amante. De pronto la luna con su hermosa luz se hizo sentir entre las ramas de los arboles y el cielo se lleno de estrellas y luceros.

Sus ojos se paseaban por aquel paisaje nocturno que en el cielo se dibujaba y allí frente a la luna juraron amarse eternamente hasta que la muerte pudiera separarlos y mas allá de la muerte donde el infinito se encuentre volverían a encontrarse para nunca separarse.

Se juraron amor eterno como el Cantar de los Cantares del Rey Salomón.

Las estrellas iluminaron aun mas aquella noche como confirmando en el firmamento aquella promesa de amor.

De nuevo la mañana apareció y dormidos entre flores se encontraron, aquellos dos corazones que en la noche se juraron amor eterno.

Este es el principio y el final de una historia de amor de dos corazones que se escucharon en la distancia y se encontraron para nunca separarse.

 

Aris Segovia

Princesa de Sion

Venezuela

Foto Web

[MilagrosHdzChiliberti-PresidSVAI]

ME ENCANTÓ EL RELATO. BIEN ELABORADO