En el oscuro abrazo de la noche,

dos amantes se funden en un beso

que desafía al tiempo y al espacio.

 Sus labios, cálidos como el fuego del deseo,

se encuentran en un encuentro apasionado.

 El beso de la muerte,

ese nombre prohibido para su conexión carnal,

se siente como un viaje a lo desconocido,

un río de placer que inunda sus gargantas sedientas.

En ese momento, sus almas se funden,

y el…

En el rincón de mis recuerdos,

 el reloj se convierte en un testigo

silente de lo que fue,

 su tic-tac apenas perceptible

en medio de la quietud.

 Allí, el tiempo se suspende,

y cada instante se cristaliza

 en un eterno presente,

 preservando los momentos

que compartimos.

 Mientras el reloj del mundo

avanza inexorablemente,

el mío se detiene

 para atesorar cada…

La danza de un tintero,

en su cadencia mágica,

es capaz de enamorar un corazón.

A medida que la pluma

desliza palabras impregnadas

de amor sobre el papel,

este corazón, antes imperturbable,

se rinde a su hechizo.

En la danza de tinta y pasión,

las letras se convierten en susurros íntimos,

y las frases, en promesas eternas.

El tintero y su pluma

tejieron un romance…

Una luz en mi camino, guía en la obscuridad,

una oración en mi dolor, consuelo en soledad,

una espina en el desierto, prueba en la adversidad,

una gota en el río, amor en la eternidad.

Una piedra en la montaña, desafío a vencer,

una estrella en el océano, brillo en anochecer,

y en mi garganta, una oración, un ruego de fe,

un lazo entre el cielo y la tierra, para mi ser.

Con humildes palabras, a Dios me…

Un dolor humano, María comprende,

cuando el cuerpo sufre y el corazón yerto,

en su manto de nieve, mis penas defienden,

para llevarlas al Señor, me guía y acierto.

Con invitación al rosario, a orar sin cesar,

mi alma salvar, un camino de luz,

en María, mi guía, mi faro, mi hogar,

mi fe se fortalece, en su amor la cruz.

En el regocijo divino, mi corazón late,

María intercede, mi refugio y canción,

mi fe en…

El Señor me mostró el camino de salvación,

como el trigo bueno, me separó con amor,

a la cima de la gracia, en transformación,

mis lágrimas purificaron el sendero, mi Señor.

Imploré su amor con un corazón quebrantado,

y Él, en su gracia infinita, me perdonó,

borrando el pecado, mi ser renovado,

en sus brazos de amor, hallé el refugio.

En sus manos divinas, hallé mi redención,

la yerba mala del pecado ya…

Toma mi mano, Señor, en esta senda incierta,

borra mis huellas, pecados del ayer,

limpia mi corazón, con Tu amor que despierta,

cubre mi camino de esperanza, ¡Oh gran Ser!!

En el horizonte, trazo una nueva ruta,

dejando atrás sombras que nublaron mi fe,

en la oscuridad, en mi alma resoluta,

recuerdo los errores, con humildad me arrepentí.

Así, el sol brilla siempre con la verdad,

tu amor, Señor, mi guía…

Bajo la luz de la luna hospitalaria,

una brisa angelical me envolvió,

como lirios en campanas alzadas,

una voz divina me habló con amor.

Frente a mi ventana, en la noche serena,

un mensaje celeste, un llamado interior,

invitación divina, gracia que me llena,

a seguir al Señor con humilde fervor.

Mis manos se unieron en sincera oración,

pidiendo perdón, en humildad total,

mi corazón halló paz,…

Bajo el manto del Señor de gloria, hallarás,

satisfacción divina, tus anhelos colmará,

con fuerzas renovadas, en Su amor descansarás,

cual ave que protege, en Su amor anidarás.

En la sombra de Sus alas, resguardado estarás,

sus brazos te sostienen, nunca te soltarás,

tu espíritu renace, en Sus brazos hallarás,

un refugio eterno, en Su gracia descansarás.

En los días de tribulación y en la tormenta…

Bajo las alas de silencio, internado en un hospital se encuentra entristecido, su rostro deprimido, melancólica su alma. Una almohada por acompañante, en silencio se miran y no se dicen nada. Escuchan los tropeles de los médicos, de las jeringas sus lágrimas, qué van a descansar al dorzó tendido en la cama. Una pildora qué otra deambulan de boca en boca, como queriendo silenciar la voz del qué sufre, el llanto del qué clama. Ahí en sus habitaciones rodeados por sabanas blancas.

Miran al…

…La vejez, querido amigo,

es un capítulo de la vida

 que a menudo pasamos por alto.

Pero yo, en mi experiencia,

he llegado a entender su dignidad.

Cada arruga en mi piel,

cada cana en mi cabello,

son testigos silenciosos de los años vividos,

de las lecciones aprendidas

y de las alegrías compartidas.

Con voz apacible, continuó:

Honremos su virtud, su paciencia inagotable,

su amor…

En el rincón silencioso de mi alma,

 me sumerjo en un mar de pensamientos,

y el eco de estas palabras resuena en mi interior:

 “La vejez es digna, el abuelo es digno,

la vida misma es un tesoro invaluable

 que no regalamos ni donamos.”

Ellos, los de años acumulados,

lo han ganado con sudor y sacrificio.

¿Qué podemos hacer sino honrar su virtud y sabiduría?"

Las lágrimas en mis ojos reflejan

la…

En el libro de la vida, en sus páginas doradas,

se teje un relato, de luces y sombras pintadas,

un viaje profundo por experiencias grabadas,

donde la sabiduría y el tiempo danzan abrazadas.

En sus hojas, la vida brota y florece,

como árbol ancestral, su savia enriquece,

testigo silencioso de cada paso que acontece,

en su tinta, secretos que el alma estremece.

El lector, curioso, busca en sus letras…