Cuando todo se apague Alguna vez, tuve la jactancia de creérmelas, descubrir el incierto en el espectante cofre de mi memoria, en cada amanecer en que iba tomando cosa a cosa; darme cuenta que…

[LIDIA CRISTINA CARRIZO]

Cuando todo se apague

 

Alguna vez, tuve la jactancia de creérmelas, descubrir el incierto en el  espectante cofre de mi memoria, en cada amanecer en que iba tomando cosa a cosa; darme cuenta que la ceremonia demandaba tanto.

Sentirme inmensamente sola,

cuando esa inmensidad se me caía vertiginosamente y el miedo se

apoderaba de mi ignorancia y la

ciudad me encerraba en la calle de la seducción, en tanta noche abierta a las estrellas y el lucero encandilándote,

cuando regresas para darme una rosa

con ternura y me uncía tu latido como nadie. 

Alguna vez tuve la jactancia de decir sí!...

para recordarte cuando todo se apague.

 

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Muy en serio

Recuerdo y me veo pequeña en

invierno con el escapulario de la

virgen Del Carmen y alcanfor 

que la abuela me ponía

en el pecho para cuidarme.

En algún momento ...

recuerdo a la abuela, sonrío.

 

Me pongo seria por las cosas

que es necesario recordar, 

adueñarnos de tanta infancia

con abuela, para unir los

trozos de caminos quemados,

de puentes sorteados y el frío

del viento que pegó en la cara

y bañarnos con las lunas tan

plenas como el sol y adueñarnos

del camino a paso firme, 

llevando en los hombros

las noches y los días a pulso. 

Tomarnos la vida  

muy en serio y así amarnos n las

desnudeces del alma, donde se

vive sin tanta cosa

que quite el sueño, donde se llega

en su justo momento al mediodía

y los ojos se encuentren humedecidos 

y sorprendan lo bastante y el desamor guarde distancia, bien lejos

de mi posible alcance.

 

IMPERDIBLE

Cierta tristeza y melancolía

me traza la infancia.

Me llega su distancia.

Suma su aroma.

Se instala ya crecida.

Me cabe todavía.

 

Regresan las voces dispuestas

a entregarse en el desnudo pecho

de la vida, tan llena de barrio,

de tilos,madreselvas, sus raíces

y hebras tan finitas.

 

Una canción de amor

se escribe en su sombra.

Se abre  un capullo en

esa calle donde transito 

pequeñita con el temblor

de voz y la sangre

detenida cuando se

entreabre la infancia.

Una mirada imperdible. 

Autora Lidia Cristina Carrizo