A PROPÓSITO DE DOS LIBRITOS DE MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, ESCRITOR OJOCALENTENSE
Por: Efraín Gutiérrez De la Isla
Antes que nada pido disculpas por los desatinos en los que pueda caer mi comentario. Aprovecho esta oportunidad para agradecer al maestro don Miguel Ángel González Hernández de la amable invitación que me ha hecho para comentar sus libros Zacatecas y sus leyendas y Zacatecanos famosos. Agradezco al maestro Pedro Padilla González, Secretario General de la Sección 34 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, su amable compañía. Agradezco, igualmente, a los organizadores de este evento realizado desde el Poder Legislativo del Estado de Zacatecas, en particular y muy especialmente al Diputado Miguel Alonso Reyes, Presidente de la Comisión de Cultura de la LIX Legislatura de Zacatecas. Saludo con profundo respeto al culto y distinguido público que honra esta celebración con su distinguida presencia.
Reflexiones con referencia a Zacatecas y sus leyendas, del maestro Miguel Ángel González Hernández.
Efraín Gutiérrez De la Isla.
Comentarista.
Zacatecas y sus leyendas es un libro risueño, en él se representa la magnitud del asombro y el acento de la credulidad. La lectura de leyendas no solo nos llena de gusto el miedo y de placer el susto, también nos llena de colores la alegría y de regocijo el momento del relato.
De las leyendas siempre resulta el hechizo inolvidable de la palabra trashumante, ésa que brota de caserones viejos y de panteones tenebrosos y de calles encantadas. Se leen leyendas para sostener el presentimiento de un susto feliz. A pesar de la agonía de sus personajes, las leyendas se transfiguran desde lo increíble hasta lo legendario. Las leyendas siempre están a la mano si hay viejos y si hay niños: ellos son y serán sus principales propulsores. Los niños y los viejos son los transmisores potenciales de las leyendas de todos los tiempos.
La metódica curiosidad del maestro Miguel Ángel González Hernández, ha hecho posible este breviario antológico de leyendas procedentes tanto de la ciudad de Zacatecas como de las poblaciones que la rodean.
Zacatecas y sus leyendas es una voz particularmente cercana para recuperar, a granel, nuestras leyendas y las leyendas de los otros que son las mismas.
El gusto por las leyendas nos viene de abolengo. La leyenda tiene todas las virtudes de un regalo pensado para los oídos: es pequeño, inquieta, se narra generalmente por las noches, se comparten en el contexto de los individuos, se reescriben y retocan entre las culturas.
Miguel ángel González Hernández con Zacatecas y sus leyendas promueve que la leyenda siga vigente. Él la ha rescatado y la salva de su posible pérdida. Y es verdad, la leyenda durante el relato se reincorpora en el escenario sonoro de la palabra. El relato, con sus propias voces, cabe en el interior asombrado del cerebro.
Para que perviva una leyenda solo hay qué escucharla, solo hay qué pronunciarla, sólo hay que leerla. Y ocurre el deseado milagro de su supervivencia.
La leyenda, después de la página impresa y de su oralización, queda en la memoria de los pueblos y prevalece como el agua fresca de los cántaros y como las piedras del camino.
Zacatecas y sus leyendas mantiene, en el fondo de sus relatos, el otro lado de la luna que es el misterio y el lado oculto del sol, que es el regocijo.
La lectura de leyendas en el seno de la escuela básica promueve el amor por el terruño y el amor por los acontecimientos inexplicables, inclusive.
A los acontecimientos inexplicables -que toman cuerpo en las leyendas- Se les busca su significado y luego se buscan sus palabras para relatarlos. Con la leyenda se forma convicción e identidad cultural, se fomenta el amor por el relato nutricio cuya historia se vacía en la soberanía del encantamiento y en la emergencia del castigo del destino.
Palabras en torno al hermoso librito titulado Zacatecanos famosos, del distinguido escritor ojocalentense, el maestro don Miguel Ángel González Hernández
El pasado de las civilizaciones constituye una base áurea ineludible que soporta no solo el presente sino también el futuro de toda cultura humana.
El pasado explica el maremágnum de antecedentes históricos que dan significado al presente y brindan ricas posibilidades de florecimiento al futuro.
Debemos conocer el pasado. Necesitamos conocer el pasado. Es un acto verdaderamente perentorio, de una vez por todas, que seamos conocedores del pasado y de sus figuras señeras. Urge que el pasado esté latente en la mesa ígnea de nuestras reflexiones, en el centro de nuestras discusiones y en la apoteosis de nuestras asambleas todas.
Por eso, el pasado, como corpus cognoscitivo, necesita estar familiarizado con la cal y el ladrillo de toda construcción moderna. La cotidianidad moderna ve su vestuario ideológico y su lenguaje procedimental con ojos mayormente críticos si los acontecimientos del pasado forman parte de sus estructuras proyectivas sociales y de sus sentimientos cívicos y éticos que son los utensilios inalienables e inequívocos que coadyuvarán en la formación del género humano de hoy y de siempre.
El hombre es un ser poderosamente universal y poderosamente local: su biografía, esto es, los datos primarios de las fechas de su nacimiento y de su muerte, los nombres de sus progenitores, el nombre de su entrañable población natal, la escuela, las escuelas donde estudió, sus amigos, los hechos que hizo, su ideario, sus luchas, sus consumaciones y su irrepetible destino extienden y ponen a la mano un manto indiscutible, un manto opulento donde se aprecia la universalidad única de su vigoroso localismo, de su legado político o cultural siempre imitable y a todas luces cercano.
Seguramente ahora las biografías se nos dan para que, mínimamente, las leamos y las imitemos. Las recibimos, optimistas, para hacer de ellas una reiterada comprensión antifonal.
Para construir nuestra propia historia buscamos en los libros noticias donde la osadía es lugar común. Vivimos buscando ejemplos, prototipos. Cuando leemos biografías buscamos modelos intrépidos qué imitar. Queremos ser mejores. Leemos biografías para parecernos a alguien. Deseamos que nuestras vidas sean pletóricas. Buscamos identidad cuando leemos biografías y, porque queremos marchar y permanecer de pie ante la adversidad, ante el peligro o ante la muerte, en la biografía encontramos redención, heroicidad, desprendimiento y gracias que otras generaciones, seguramente, encontrarán en las páginas biográficas que lean de otros hombres igualmente espléndidos que ahora les preceden o que, seguramente, mañana les antecederán.
El hombre es un ser de infinitas irradiaciones cósmicas. El hombre está hecho de arcilla ancestral y de copiosas piedras preciosas. No otro ser sino el hombre -con su vida, con su ejemplo y con la biografía que arrastra- es el que forma y formará -por los siglos de los siglos- al hombre mismo.
El hombre labra el corazón del hombre si en sus manos sostiene la balanza de los hechos históricos donde las biografías de los hombres relevantes enmarcan el pasado con pródigo brillo y esplendor.
Y, las biografías de los hombres crean entornos, crean experiencia y crean instituciones... y el hombre las discute -a las biografías- y las ejemplifica y las explica y, copiosamente, las imita en sus tareas domésticas y privadas y públicas.
El hombre labra el corazón del hombre platicando biografías de los hombres. Y ya se escucha en la nave principal de este recinto legislativo que otro le dice al otro, a los otros: Dime, ¿qué maravillas ha hecho aquel hombre que también las quiero hacer yo! Cuéntame sus heroicidades y sus luchas. Nárrame su vida... De tus labios, legislador, quiero escuchar la biografía en turno de nuestro personaje local que se hizo, se rehizo y se deshizo para hacer de la patria la patria nuestra y la patria de las generaciones venideras.
La historia, enclavada en el límpido cielo nocturno del pasado, amerita la realización de acercamientos de estudio -pensados para los niños- más frecuentes, más alternativos, más didactizadores, de tal manera que nos haga dimensionar la reformulación de materiales y métodos de enseñanza innovadores, acertados y no importa que sean artesanales, pero eso sí, que favorezcan, desde las acciones del aula, el otorgamiento del conocimiento histórico al universo total de la niñez escolar zacatecana.
Los ojos infantiles deben estar pendientes de los sucesos y de los informes biográficos que forman parte de las cronologías de nuestra cultura y de nuestro devenir histórico. Sus mentalidades se transformarán, sus perspectivas se enriquecerán, sus motivos tendrán mejores razonamientos y sus proyectos de vida se regirán con mayor congruencia ante las exigencias y las responsabilidades de los tiempos históricos que ahora viven y que posteriormente vivirán.
El distinguido maestro zacatecano don Miguel Ángel González Hernández es muy acertado en las diferentes tareas editoriales que de continuo realiza. La emisión del pequeño cuadernito que lleva el título de Zacatecanos famosos es una muestra contundente de ello. Zacatecanos famosos es otro de sus grandes orgullos a propósito de sus esfuerzos editoriales y de trabajo de investigación histórica a favor de la niñez y la juventud estudiosa a la que, desde luego, ha consagrado su vida y su talento. Zacatecanos famosos es una brevísima joya de investigación histórica cuidadosamente ilustrada que transmite 38 biografías de zacatecanos profundamente arraigados en el corazón de todos nosotros, los zacatecanos por nacimiento, por adopción o por avecindamiento que creemos firmemente que los hombres que han hecho posible nuestro presente, en su tiempo se consagraron de modo total a sus ideales educativos o de justicia o de lucha social para construir un Zacatecas y un México firmes y sólidos. Un Zacatecas y un México firmes y sólidos que pudiesen soportar, de pie, los reveses imprevistos del destino y la reivindicación insoslayable de la historia.
En 46 páginas que integran el libro de Zacatecanos famosos, el C. Profr. Miguel Ángel González Hernández pasa revista y ofrece menudos datos biográficos de algunos zacatecanos sobresalientes en la vida pública y privada, entre los que se destacan, por orden cronológico, Tenamaxtle, Juan de Tolosa, Miguel Caldera (1548-1596), Diego Martínez (1564-1626), Antonio Núñez de Miranda, Juan Ignacio María de Castorena Ursúa Goyeneche y Villarreal (1668-1733), José María Cos y Pérez (hacia 1770-1819), Víctor Rosales (1776-1617), Daniel Camarena (1780-1811), Francisco García Salinas (1786-1841), Luis De la Rosa Oteyza (1805-1856), Fernando Calderón y Beltrán (1809-1845), Trinidad García de la Cadena (1818-1886), José Canuto de Jesús González Ortega (1822-1881), Miguel Auza (1822-1892), Felipe Berriozábal (1829-1900), Jesús Aréchiga Mojarro (1843-1923), Fernando Villalpando Ávila (1849-1902), Elías Amador Garay (1848-1917), Genaro Codina Fernández (1852-1901), Luis Moya Regis (1855-1911), Manuel Caloca Castañeda (1864-1912), Julio Ruelas Suárez (1870-1907), Ángela Ramos Aguilar, mejor conocida como Juana Gallo (1876-1958), Pánfilo Natera García (1882-1951), Francisco Goitia (1882-1960), Manuel María Ponce Cuellar (1882-1948), Salvador Vidal García (1882-1972), Roque Estrada Reynoso (1883-1966), Lauro G. Caloca (1884-1955), Ramón López Velarde (1888-1921), Joaquín Amaro Domínguez (1889-1952), Eulalia Guzmán Barrón (1890-1985), Matías Ramos Santos (1891-1962), José Isabel Roble Viramontes (1891-1917), Salvador Varela Recéndiz (1901-1975), Marcelino González Gómez (1902-1982) y Mauricio Magdaleno (1906-1986).
Por su sencillez y armonía, el libro Zacatecanos famosos del maestro Miguel Ángel González Hernández y todos los de su última producción, tales como Zacatecas y sus leyendas, La Batalla de Zacatecas, Zacatecas y su música. Así nació la Marcha Zacatecas, Leyendas de la Región de Ojocaliente, Zac., volúmenes I y II, etc., deben estar en la Biblioteca de Aula y en la Biblioteca Escolar de nuestras instituciones de educación básica. Allí ocasionarán la degustación literaria y permitirán el conocimiento histórico amén de trasladar las figuras luminosas de nuestros hombres y mujeres relevantes, al corazón de la niñez estudiosa y buscadora infatigable de ideales y de ejemplos humanos, con el fin de imitarlos para continuar en esta tierra con su obra transformadora y de servicio educativo, cultural, político, social y comunitario en el barrio y en la oficina, en el aula y en el camión, en la calle y en el hospital, en el mercado y en el taller, en la plaza pública y en el recinto legislativo.
Zacatecanos famosos es lectura breve, sencilla, llana y sin profundizaciones. Muy recomendable para los primeros momentos de la vida escolar. El libro en cuestión está diseñado para enseñar -como fuente de consulta imprescindible- historia y geografía zacatecana a niños y adolescentes. La manufactura de Zacatecanos famosos recuerda el método pedagógico lógico y natural por excelencia: Para enseñar historia habrá que hacer transitar a los niños de lo fácil a lo difícil, de lo simple a lo complejo, de lo cercano a lo distante, de lo concreto a lo abstracto. Zacatecanos famosos es lo fácil, lo simple, lo cercano, lo concreto: su lenguaje es llevadero, rítmico, pausado, imperioso y casi lúdico. En el aula necesita establecerse también lo difícil, lo complejo, lo distante, lo abstracto: eso lo materializará el ideario y la praxis pedagógica del maestro y las propias perspectivas referenciales de las cuales sea propietario el alumno que, a estas alturas, ya ha ascendido los primeros peldaños del saber histórico local que en Zacatecanos famosos es búsqueda, hallazgo y descubrimiento obligatorio, elemental y emancipador.
Zacatecanos famosos no es solo un librito de bolsillo muy útil, por cierto, para mostrar la historia a la juventud estudiosa de nuestras escuelas básicas, es -sobre todo- un puñado de registros biográficos que sirve para mostrar la historia al público total que, generalmente no está especializado.
Qué bueno que al interior de este recinto legislativo el conocimiento histórico del estado de Zacatecas y las biografías de nuestros hombres locales se escucha con sencillez y complejidad. El eco imponderable de la historia en Zacatecanos famosos es espontaneidad asequible, de cuerpo simple, de propósitos directos y de términos fáciles que repercuten en el ofrecimiento de un conocimiento histórico-biográfico legible, plano y expedito.
En Zacatecanos famosos, los nombres de sus protagonistas, de sus hechos, de sus lugares históricos habrán de llevarse a la sapiencia de los alumnos desde el aula, desde las conmemoraciones cívicas del calendario de las efemérides escolares y desde el típico saludo usual al lábaro patrio los días lunes de cada asamblea semanal.
Zacatecanos famosos tiene un rumbo: el corazón de la niñez y de la juventud zacatecana que se forma en el seno de la escuela pública donde, al enseñarse historia, desde las modestas páginas de Zacatecanos famosos, se muestra el perfil biográfico de nuestro hombres y mujeres particulares que han hecho patria, son ejemplo y forman parte de nuestra identidad cultural más íntima y, por supuesto, de nuestra inalterable y gloriosa historia de México innegablemente colosal.
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