CAFÉ DE LOS ANGELITOS DE RIVADAVIA Y RINCÓN
Buenos Aires ofrecía una de esas nochecitas de otoño con sabor a primavera: 20 grados, una humedad de 75 %, una medialuna brillante, estrellas y una brisa tibia subiendo al Cielo. En la vereda de enfrente, justo en Rivadavia y Rincón, estaban Ernesto Kahan con su editora Lucía Giaquinto, su esposo y Susana Roberts. Justo en la puerta del “Café de los Angelitos”, Hugo Leguisamón, su esposa, Enrique Abad y esta cronista lo esperaban con fruición.
Ernesto cruzó la calle con los brazos levantados “Café de los Angelitos, cuántos años. Cuántos recuerdos” y nos dio un beso de cada uno. “Esta noche, esta luna, esta brisa y este café de tus recuerdos, es el regalo que te hacemos los amigos de Buenos Aires,”, le dije. Ernesto agradeció y sonrió. Estaba radiante, se encontraba después de más de 40 años, en un entrañable lugar frecuentado en sus mocedades, cuando la plata le alcanzaba sólo para tomarse un café y discutirse la vida con sus amigos de entonces. Esta vivencia lo llevó a escribir un cuento de corte intimista, donde decía que el café había desaparecido. Yo, que lo había conocido en Victoria, provincia de Entre Ríos, en el Encuentro Internacional de Arte y Poesía La de la Siete Colinas, e intercambiaba con Ernesto un epistolar frecuente, me apresuré a contestarle que dicho café existía en Buenos Aires, corregido y aumentado. Esto es: remodelado, conservando las baldosas que cubrían antaño el piso, las mesas de ébano, y añadiendo un café concert donde se escuchaban y se veía un espectáculo, un show de tango que se las traía. Yle prometí que cuando viniese a Buenos Aires, yo lo invitaría a este lugar.
Ernesto Kahan venia de enhebrar un rosario de cuentas milagrosas en este país: una honrosa presentación de su libro y una conferencia en la Legislatura de la Ciudad de Córdoba; un paseo por las sierras cordobesas que lo llevó hasta La Cumbre, una convocatoria para el lanzamiento de la Antología de IFLAC, organizada por Nélida Antokolés, en Villa Carlos Paz, paradisíaco lugar de estas mismas sierras, que le devolvió una concurrencia de 400 personas, un acto cultural muy digno y una comida, a la que acudieron 75 integrantes de IFLAC y sus amigos. Llegado a Buenos Aires, lo esperaba la Feria del Libro para presentar “GENOCIDIO” (en castellano) -Ediciones “Namastei”, del cual es coautor con la escritora japonesa Taki Yuriko. Allí nuestro eminente profesor doctor firmó ejemplares en el Stand 2218, de la AMIA, se dirigió luego al stand de la SADE, saludó a su Secretario General, Ernesto Fernández Nuñez, con la promesa de encontrarse para aunar esfuerzo en la difusión de la cultura, y dos días después presentó GENOCIDIO en el Museo del Holocausto con una mesa de presentación integrada por el presidente de la Institución doctor Mario Feferbaum, la editora Lucía Giaquinto, y el doctor Elías Galati y con la coordinación general de la Prof. Graciela Nabel de Jinich, Directora Ejecutiva de ese museo. Y ahora estábamos cumpliendo la promesa de hacerlo revivir momentos de extrema felicidad en esta ciudad a la que él ama.
Este mítico café inaugurado en 1890 con el nombre de Bar Rivadavia por el italiano Bautisto Fazio se convirtió en punto de reunión de compadritos y malandras a fines del siglo XIX, con instalaciones precarias y piso de tierra, el lugar fue escenario de los duelos verbales de los payadores Gabino Ezeiza, Higuito Cazon y Jose Betinoti. Hoy, está declarado Café Notable y Sitio de Interés Cultural de la ciudad de Buenos Aires. Abre sus puertas de lunes a lunes y recibe a primordiales figuras de la cultura, la política, el deporte y el arte. Al entrar, una serie de 350 fotografías especialmente seleccionadas incluidas en sus paredes, un palco donde en algún momento del día suena un bandoneón en vivo y una decoración sobria y elegante nos hizo recrear el clima del siglo XX. Nosotros pasamos a la siguiente sala donde lucía un escenario con telón bordó encendido y un primer piso protegido por sobrios barrotes de hierro que semejan balcones. Ernesto charlaba, saboreaba feliz un bivarietal de Bodegas Rutini: Cabernet Sauvignon-Syrah acompañado por finos canapés. Vivimos con gusto una noche soñada con 6 parejas de baile, dos cantantes: Ariel Altieri y Vanesa Quiróz. Todo el elenco nos llevó de la mano por un popurrí del 1900 con la milonga Don Juan y luego pudimos apreciar, La Morocha, Zorro Gris, Azabache, El Escondite de Hernando, Milongueando en el Cuarenta, Como dos Extraños, una parte del Musical Evita y después de recordar a Canaro y Pugliese, y cantar todos juntos La Cumparsita, nos metimos en una evocación total de Piazzolla. Un show que nada tiene que envidiar a los de París, engalanado por el Quinteto Viceversa, con el virtuosismo de Emiliano Grecco pianista y director, Juan Miguens en el contrabajo, Lucas Furno en el violín, Juan Pablo Saracco en la guitarra y el espléndido bandoneón de Lautaro Grecco. Y mientras la señoras, extasiadas con el vestuario, elogiábamos a la coreógrafa y primera bailarina Sandra Bootz, los señores, Ernesto a la cabeza, decían que admiraban los zapatos de la vocalista y que tenían “dos buenas razones para hacerlo” ( hombres ¡!!!) El show terminó bailando el vals Desde el Alma, de Rosita Melo y simuló varios bis que arrancaron sinceros aplausos. Nosotros, totalmente integrados, entramos en las generales de la ley. Finalmente nos saludamos con champán.
Rematamos la noche, cenando en el mismo café, adelante, donde Ernesto
gustó y explicó la vida de cada una de las personas fotografiadas en los cuadros colgados en la pared. Degustamos pastas caseras, seguimos con el Rutini, nos contamos la vida, planeamos nuevos encuentros y nos despedimos con la felicidad de las promesas y los sueños cumplidos.
Vilma Lilia Osella
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Otoño 2011)
Comentario
LOS ARGENTINOS TENEMOS LA MANÍA DE NO RECICLAR Y NO VALORAR NUESTRO PATRIMONIO HISTÓRICO Y CULTURAL.
AHORA ESTAMOS APRENDIENDO.
EXCELENTE BLOG VILMA, MUY DIDÁCTICO!!
EPÍGRAFES
Foto 1: Susana Roberts y Ernesto Kahan, al centro; Hugo Leguizamón y su esposa, a los costados.
Foto 2: Cenando, como final de fiesta en el bar de entrada del Café de los Angelitos.
Foto 3: Ernesto Kahan, Vilma Lilia Osella, Enrique Abad, de frente; Lucía Giaquinto y Hugo Leguizamón, a la derecha..
Foto 4: Otra versión de la mesa, antes del show de tangos y en la otra sala donde se luce el telón brillante y bordó del teatro.
Foto 5: Vilma Lilia Osella y Ernesto Kahan y el telón de atrás.
Foto 6: El techo recuperado y las fotos de los notables que visitaron este Bar Histórico, donde Piazzolla soñaba junto a Ernesto Kahan ( aunque en distintas épocas). Gardel, preside.
Excelente artículo Vilma Lilia, se lo enviaré a poeta argentino Alfredo Lama, buen amigo de Ernesto Kahan. Es un gusto leerlo y disfrutar a través de las letras las emociones que los acompañaron esa bella noche. Gracias por compartirlas. Un abrazo,
Maigualida
¡Qué bella noche de tango y amistad,
de nostalgia sin nubes de humo
ni la ñata junto al vidrio!
¡Qué noche para recordar y tocar las mesas
gastadas de tanto decir en días de ayer,
hoy mitos y canas,
hoy los callos de mi historia
prendidos a las paredes y sus fotos!
Adiós Nonino, adiós a las hojas muertas
caídas, adiós adiós y después…
¡Ay vida…!
Café de los Angelitos…
Y el mundo sigue sin arreglar
Gracias Vilma por este regalo me hace piantar un lagrimón
Ernesto
Me agradó leer este artículo. Sugiero revisar el quinto párrafo, tercer renglón, donde dice el siglo.
Imagino que debió decir siglo XIX ... Y creo que debe suprimirse el párrafo cuarto (o el primero ...) por repetición.
P/D: Ofrezco mis disculpas a Vilma por el atrevimiento. Abrazo ENORME
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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