Estimados amigos: Me ha nacido el urgente deseo de comunicarles que el día de hoy estoy cumpliendo año.
Mi primer año de "tiempos extras" o de "segunda vuelta".
Estaban por publicarme el libro: La visita del demonio, y por poco no lo veo. Pero cuando "volví", escribí el prólogo que se encuentra más abajo y más tarde pude acariciar mi libro.
Como siento la imperiosa necesidad de gritarlo a los cuatro vientos y comunicárselo a alguien, por favor disculpen que les quite tiempo con algo personal.
Si hubiera muerto, no me hubieran conocido y me estarían extrañando, ¿verdad?
Con aprecio y agradecimiento. Chente.
PRÓLOGO PREPÓSTUMO
He considerado necesario escribir este prólogo prepóstumo, porque cuando el presente libro se encontraba en la imprenta, listo para su revisión y posterior impresión, a este aprendiz de escritor se le atravesó la Parca en su camino.
Madrugada del diez y seis de Agosto de dos mil diez. Encontrándome en la sala de emergencias del Hospital Herrera Llerandi, afectado de intensos dolores de tórax, mi corazón se detuvo por algunos minutos. ¿Cuántos? Lo ignoro. Pero gracias al entrenamiento del personal y a que contaban con todo lo necesario para este tipo de emergencias, me lograron regresar a la vida. Si el paro me hubiera sucedido en la casa o en el trayecto al nosocomio, no estuviera contando el cuento
¡Y no es cuento!
Cuando “regresé”, sin saber lo que me había pasado, abrí los ojos y vi al personal que me atendía, luchando por mantenerme en este mundo. En medio del dolor, comprendí el trance en que me encontraba, tenía un pie de este lado de la tenue línea de la vida y el otro en el más allá. Contra todo pronóstico, no me invadió el temor. En mi interior sentí una paz enorme y dije: Señor, si quieres llevarme, llévame; si quieres dejarme, déjame. Acepto tu decisión. Pero antes me gustaría recibir la visita del Demonio. ¡Y me asusté! Agregando de inmediato; Señor, tú sabes a que me refiero. Se trataba de este libro, y no fuera a ser que mi deseo se mal interpretara y tuviera una experiencia terrorífica; la que, desde luego, no deseaba y para la que no me encontraba preparado. Fui escuchado y aquí estoy pergeñando estas líneas.
En las carreras por “rescatarme”, el médico que dirigió el evento y el resto del equipo, se olvidaron de la presencia de mi esposa y ella, con el alma en un hilo, fue testigo de todo. Así, se dio cuenta cuando por breves momentos abandoné la vida y que quedé inerte, con los ojos desorbitados y la lengua de fuera, como si hubiera sido victima del temido patíbulo. Más adelante, este oportuno galeno, le manifestó a mi amada, que con esa experiencia, había pasado por los diez minutos más horribles de su carrera profesional. Pero, para su satisfacción y mi beneficio, ¡salió victorioso!
Veintiún días pasé hospitalizado y durante esos días se dieron los siguientes hechos: 1) Fui llevado de emergencia a otro hospital, para que me hicieran un cateterismo, utilizando el único equipo hábil, que en ese momento, existía en el país. Después de haberme efectuado el procedimiento, el equipo se descompuso. 2) Durante el cateterismo, el galeno que lo realizaba, al ver en la pantalla mis arterias coronarias, dijo: «A él ya lo había visto yo». «Sí, le respondió el cardiólogo, lo vio hace cuatro años». Entre miles de pacientes, reconoció mis arterias, pues no son del montón. Son diferentes. Posteriormente, le pregunté al médico que a qué se debía la diferencia, me respondió con simpleza: mal formación genética. Pudo haber utilizado, digo yo, una frase políticamente correcta; un eufemismo, pues. Como: porque son de diseño especial, únicas, o de diseño exclusivo. Sea como sea, esa mal for.., perdón, por poco caigo en la trampa. Ese diseño especial ha funcionado bien por 71 años y espero que siga funcionando así, por muchos más; pues fueron encontradas sin daños y completamente limpias. 3) El médico que me operó y que dejó abierta, de manera permanente, una ventana en mi pericardio; me fue presentado como el mejor cirujano cardiovascular de Guatemala. Estaba por irse del país para siempre, pero providencialmente, la embajada de los Estados Unidos, le solicito unos requisitos extras, antes de darle la visa. Así que tuvo el tiempo justo para intervenirme quirúrgicamente; tres días después le dieron la visa. Aún me quitó los drenajes del pulmón y de la membrana pericárdica y luego, voló a prestar sus servicios, a la tierra que le ofreció mejores oportunidades. 4) Unas dos horas antes de entrar a la sala de operaciones, el cardiólogo, escuchó mi corazón y me dijo: don Vicente, quiero que me autorice para que los médicos internos, vengan a oír su corazón, son pocas las oportunidades que hay para escuchar algo así, con ello contribuye a su formación científica. Cola hicieron, para escuchar mi músculo cardiaco, pero por el nerviosismo, se me olvidó exigir los derechos morales de ley. 5) Casi simultáneamente ingresamos al intensivo, pero en diferentes sanatorios, mi concuño Otto René Celada Corzo y yo. Por un instante temí que mi esposa y su hermana quedaran viudas al mismo tiempo, pero yo sobreviví. Flores sobre su tumba a mi querido pariente político y que Dios en su eterna misericordia lo haya acogido en su gloria. 6) Un día después de mi hospitalización, Ágata, la pequeña gata de la casa, se estaba muriendo y hubo que hospitalizarla, ponerle suero, hacerle análisis de laboratorio y otros cuidados veterinarios, pero sobrevivió. Al volver yo al hogar, la abracé, ambos superamos, por esta vez, a la traidora y alevosa huesuda.
En el lecho del sanatorio, aburrido de tantos días de estar postrado, me dije: ¡cómo quisiera caminar! Levántate me respondió una voz interna. Eres un Lázaro resucitado, así que, ¡levántate y anda!; y aquí estoy, caminando, más lento que un caracol reumático, pero caminando. Y a la espera de concretar y recibir La visita del demonio.
En prevención de lo inevitable, tengo pagado desde hace años, mi funeral y mi incineración, así que si hubiera muerto, a estas alturas ya estaría hecho cenizas. Pero como el Ave Fénix, elevé de nuevo el vuelo, aún antes de haber sido consumido por el fuego.
Para no aburrirlos y que no crean que es uno de Los cuentos de Chente, voy dando por terminado este escrito, convencido de que La vida es sencilla y que vale la pena vivirla. Si bien, La muerte es un acto prosaico, pues todos hemos de morir, la diferencia está en la formar de hacerlo y esperar con fe que La profanación de nuestro sueño eterno, no sea una opción para la caterva de delincuentes que no respetan nada y que asolan nuestra amada Guatemala. En los momentos de la convalecencia, Los adultos también gatean, pero es mejor gatear que arrastrarse, pues el gateo nos acerca a dar los primeros pasos y luego a correr, hasta alcanzar la recuperación total. Así que a seguir escribiendo mientras el cuerpo aguante, convencido que sólo La verdá os hará libres a través de la magia de la palabra.
Sólo me queda agradecer a Dios, por haberme dado una segunda oportunidad. He nacido de nuevo, siempre viejo (por decreto) y no jovencito, como hubiera deseado, pero, desde luego, con la experiencia del adulto. Así mismo, agradecer a mi amada familia por su apoyo, en especial a mi esposa María Teresa Centeno García de Vásquez, quien, devotamente, permaneció a mi lado todo el tiempo, llegando hasta el agotamiento.
Patentizo mi gratitud a todos los que de una u otra forma me atendieron durante mi hospitalización y que siempre mantuvieron una actitud, más allá del deber, de jovialidad y camaradería, haciéndome más llevadera la estancia. Me hubiera gustado mencionarlos por sus nombres, uno a uno, pero siempre se corre el riesgo de dejar olvidado a alguien, lo que sería una injusticia imperdonable. Mi agradecimiento también, a todas las personas, que enteradas del suceso, me manifestaron su solidaridad durante tan dura prueba.
Ahora sí. ¡Imprimase!
Chente.
Comentario
Como decía Facundo, "La muerte me esta buscando desde el día que nací, pero va costarle mucho interrumpir mi vivir".
saludos
sos
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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