CONTUMACINA INGRATA Autor: Eliseo León Pretell
*Poeta peruano Houston Texas, EE UU
Hay mujeres que marcan por siempre nuestras vidas, quedándose esculpidas, en nuestro corazón. Por más que el tiempo pasa, y parecen perdidas, brotan como estampidas…, por alguna razón. *** Sabe Dios de esta historia para que precisarla, tal vez debo contarla, por lo bella que fue. Contumacina hermosa, como para robarla, viajé para llevarla…, pero me equivoqué. *** Ella una adolescente, inquieta mariposa, la mejor o la Diosa de esa linda ciudad. Su Quique, su placita y la Ermita celosa me atraparon mil cosas, de ese Contumazá. *** Al sentir el arrullo de su amor tan vehemente, creí que fácilmente, podría ser de mi. Quise beber el agua, demasiado caliente fui torpe y exigente…, Ella no quiso así. *** Recuerdo bien la noche, la última que nos vimos, lentamente ascendimos, a la Ermita de amor. En las gradas de piedra, quedó lo que sentimos, los besos que nos dimos…, antes de mi dolor. *** La noche era tristona, callada y confidente, sin hablar de repente, sin miedo me apartó. Mirando hacia el Calvario, decidida y valiente me dijo quedamente: ¡esto, se terminó! *** Me quedé sin aliento, incrédulo y dolido, Ella se había ido, sin mirar hacia atrás. Tropecé con la noche, amargo y confundido y me fui decidido, a no buscarla más.
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Los libros no se han hecho para servir de adorno: Sin embargo, nada hay que embellezca tanto como ellos el interior de un hogar. Harriet Beecher Stowe
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