Nací de mujer, en un crudo invierno,
bajo la lluvia pertinaz de las cenizas
de un cenit que se devoró en llamaradas
la hora crucial de la vieja primavera.
Absorbí, como tierra sedienta,
los flujos tormentosos de la vida
y aún siendo un niño, me hice hombre,
relamiendo la hoja sangrante de los cuchillos
que, en oscuras victorias, ensayaron himnos
para alabar la histeria de los vencedores.
Y allí aprendí que el mundo no era para débiles,
por eso me forjé un mañana
de los despojos del ayer caído
y de aquel presente fugaz de mis años juveniles,
logré llegar al hoy de esta vejez en ciernes,
que me dispone a resistir en nombre de la vida.
Hoy cumplo sesenta inviernos
y ni una sola flor se marchitó en mis canteras,
Tengo el mismo ímpetu que en aquellas primaveras
Con una pequeña diferencia…
Ahora camino un poco más despacio para evitar la fatiga.
Un saludo a todos mis colegas y amigos virtuales en el día de mi natalicio.
No me festejo yo mismo, festejo la vida de todos y doy gracias a Dios, permitirme estar en contacto con ustedes. Un abrazo.
Eduardo Albarracin
Comentario
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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