En el camino de brumas (cuento a dos manos)

[Beto Brom]

 

Las olas llegaban hasta el camino que mordía la playa en aquel invierno cruel, y todo lo que allí encontraban lo convertían en su patrimonio y por consiguiente, la lógica fuerza del regreso lograba transformarlo en otro secreto que quedaría incluido es sus tesoros.

 

Aquel atardecer, Damián lentamente se acercó descalzo, como era su costumbre, el agua espumosa hizo vibrar todo su cuerpo, y como por arte de magia, un sin fin de recuerdos afloraron...trató de aclarar sus pensamientos, pero el ir y venir de las olas enfurecidas, perturbaron aún más su deseo.

 

Y entonces... como quizás respuesta a sus intentos, vio una mujer sentada cerca de los arrecifes.

 

Con un rostro risueño, inexplicable en aquel frio glacial, ella le preguntó:

-¿Qué deseas? Dímelo, tengo todo lo que anhelas y mucho más. No te costará nada. Eso sí, deberás dejar de quejarte de tu existencia. Mira a tu derredor. Todo lo que hay es la bruma sublime de la vida-

Damián no supo qué responder.

Aquella mujer le atraía como un imán invisible, a semejanza de la fuerza que tienen los remolinos en el mar profundo. Con el descaro de una madrugada sin sol, o las brisas de la tarde ajena de luz.

-Dime cual es tu ambición. Estoy aquí para satisfacer hasta el último de tus caprichos. Te lo mereces. Siempre la vida ofrece lo que con fuerza deseamos-

Aquello era una canción de amor...un sueño que amenazaba convertirse en realidad.

La bruma como un manto encantado resurgía del mar bravío, las palabras se esfumaban, un silencio acosaba, eran momentos de un idilio embriagador.

Un zumbido invadió su alma, la piel de Damián se cubrió de escamas cortantes, le sangraban los viejos recuerdos de aquel amor que le hundió en la desesperación.

Llevaba muchos años regresando al mar a recordarla y ahora esto…

Ahora se nublaban sus sentidos, y un deseo infinito se apoderaba de su ser.

 

Aquel raro y extraño suceso, se convirtió, con el correr del tiempo, en una leyenda, que solo los habitantes de la zona, conocían su procedencia.

Una vez más el enigmático mar nos embriaga con sus indescifrables incógnitas misteriosas.

La bruma encierra los misterios de cada amor.

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Autores

Carmen Amaralis Vega Olivencia (Puerto Rico)

Beto Brom (Israel)

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*Imagen de la WEB c/texto anexado

REGISTRA@DO

 

[Elias Antonio Almada]

Carmen y Beto, dos plumas excelsas,  muy buen trabajo, no es para menos