De Puerto Rico a Mérida, Venezuela-2011.
Uno va y viene, y a veces se pregunta: ¿Por qué lo hace? Y la respuesta queda nebulosa entre los abrazos de bienvenida, los aplausos en las ponencias, las risas, las lágrimas en las despedidas. La respuesta queda atrapada entre los labios, la mente, el corazón. Pero si se pide con fuerza descubrir la luz de las razones verdaderas siempre se ilumina un rayito que penetra el entendimiento y fulmina con una respuesta contundente: el amor, la belleza, la profunda y sincera amistad eterna.
Llegué a Mérida desde San Juan de Puerto Rico luego de pasar cuatro horas en el aeropuerto de Maiquetía, Caracas, y almorzar junto a Rosol Botello en un restaurante allí. Rosol me había fascinado con sus libros en Bogotá, Colombia, durante el Congreso Internacional de escritoras Matilde Espinosa en marzo del 2011. En esa ocasión me obsequió dos de sus libros de poesía, una poesía contundente, intensa, hermosa como ella misma. Reencontrarme con Rosol fue mágico, delicioso, fantástico. Hablamos y hablamos mientras esperábamos por mi vuelo de conexión.
Llegó el momento y me dirigí a otro encuentro en Mérida, sobrevolando los Andes Venezolanos, majestuosos y firmes. María Luisa Lazzaro, entrañable amiga y mentora, directora de la Editorial Escarcha Azul que ha publicado todos mis libros, y Mireya Krispín, mujer de mundos increíbles, amiga, espíritu gemelo, me esperaban en el Aeropuerto de El Vijía junto a Arturo Morales Mora, presidente de La Asociación de Escritores de Mérida (AEM) y su esposa.
Llegué cargada de esperanzas, de ideas para compartir, y casi podía presentir que serían diez días de intensas palabras, de poemas, de relatos llenos de vida, dolores y abrazos contenidos cargados en la espera.
Llegué a Las Praderas del Cielos, que para recibirme se vistieron de gala con una vegetación exuberantemente verde, trino de pajaritos y un cielo despejado que hacía marco al Pico Bolívar coronado de blanco invitándome a la reflexión, a la paz, al amor.
Mireya acostumbra siempre llevarme a la cama al despertar el primer chorrito de café aromático y calientito, donde me encuentra arropada con dos frisas de lana y aún así siento el frio de las mañanas merideñas. Y es que Mireya es puro amor, la mejor anfitriona del mundo, no me cabe duda. Ese primer día en sus praderas me desperecé del calor de mi Isla caribeña, de la rutina y la labor cotidiana. Dejé pasar las horas como se dejan pasar las estrellas fugaces, con los amores viejos a la espalda.
En la noche me tocaba presentar mi libro más reciente ¨Horizontes de Vuelos Infinitos¨ en una librería en el centro de la ciudad. Pero la vida siempre me otorga sus bendiciones y al comenzar la actividad ocurrió un apagón de luz eléctrica. Quedamos en una semipenumbra encantadora. Los rostros de los espectadores se iluminaron con un brillo surrealista que hizo un marco perfecto para desplegar mis relatos y crónicas en un ambiente verdaderamente mágico. No pudo ser mejor. Sentía el abrazo de un público hechizado con mi palabra poética. Las risas, los aplausos y hasta las lágrimas conmovieron mis más íntimas fibras. Se dio un brindis a la luz de unas velas que ponían un toque perfecto a la ocasión. Allí María Luisa y Mireya lograron para mí la más bella presentación de un libro de poesía y prosa que he vivido desde que se me ocurriera ser escritora además de científica.
Transcurrió la semana asistiendo al Centro de Convenciones de la Ciudad para participar en foros, conferencias, recitales, entrevistas para Radio y para el canal de televisión de La Universidad de Los Andes. También asistí a un taller de títeres y una conferencia de cómo fabricar un libro.
En uno de los Foros me tocó narrar mis comienzos como escritora, y la verdad que mi comienzo como escritora y como científica ocurrió desde el vientre de mi madre Carmiña Olivencia Valladares. Me gestó como gestan las águilas, en lo alto de la cima de las ilusiones, me nutrió con su risa y su amor infinito, y logró que naciera entre palmeras y brisas con el sol del Caribe pintándome la piel dorada y alimentándome con el maná dulce de sus senos de ángel con ojos azules y fuertes alas.
Participé como puertorriqueña de un recital internacional con poetas de Argentina, Perú, Bolivia y Venezuela en el Octavo Congreso Mundial de Poesía de Mérida. Éste coincidió con La Feria Internacional del Libro Universitario. La sala de una residencia colonial sirvió de escenario para la poesía, repleta de amantes de las letras, gente culta y ávida de escucharnos como mensajeros de paz y belleza en este mundo tan convulso y voraz.
Brindis, risas, elogios y abrazos abundantes, miradas llenas de luz y preguntas indiscretas e íntimas, todo, todo arremolinado me traje en mi corazón, todo en un sublime abrazo andino con el frio de las cumbres y el tibio beso de la vida, generosa hasta el máximo, porque es posible creer en la hermandad universal cuando una se reencuentra con Mireya, María Luisa, Marisol, Paco, Mayda, Rosol, Víctor Hugo, Jyoti, Romel, Arturo, Reinaldo, Carmen y tantos otros conocidos en viajes anteriores. Y cuando uno en poco tiempo comienza a conocer a otros seres maravillosos como lo son Lesbia, Alberto, María, Blanca, Manuel, Alexander, Yoimar, Javier y muchísimos más.
¡Oh! Javier, ese joven escritor de dieciséis años de edad, pero con una madurez ancestral que ha tocado mi vida para siempre. Juntos nos convencimos de que a Dios no se le busca con el intelecto, porque es insignificantemente pequeño ante la grandeza divina, sino con el corazón, con esa chispa de amor que es muestra de su infinitud reflejada en la inmensidad de su creación.
Y hoy aquí en mi Isla siento que toda la odisea que tuve que vivir durante la travesía de mi regreso a causa de las lluvias que provocaron un derrumbe de montañas bloqueando la avenida que da aseso al aeropuerto de El Vigía valió la pena. Sí que valió la pena, porque en solo diez días logré recargar mi alma de amores viejos y nuevos, de belleza de una intensidad tal que me cuesta no llorar, porque es siempre llorando que dejo abiertas las puertas de mi corazón que no tiene suficientes palabras para describir cómo puede entrar por los sentidos del cuerpo tanta luz inspiradora para el alma.
Amigas y amigos: GRACIAS
Carmen Amaralis
www.carmenamaralis-vega.com/
Comentario
CARMEN AMARILIS... QUE PRECIOSO RELATO DE TU VISITA A LA
"CIUDAD DE LOS CABALLEROS"...
ME ENCANTA LA SOLTURA CON QUE LLEVAS AL LECTOR A TRAVES DE TODAS ESAS AVENTURAS VIAJERAS...
T E F E L I C I T O
Bendiciones incesantes
Estoy muy cerca de Caracas, en la ciudad de Maracay, Estado Aragua. Gracias por el interés y el lindo piropo a mi Patria. No conozco Puerto Rico, espero ir en algún momento. A la orden por aquí..y un gran Abrazo,
Elcira
Hermoso relato...Un placer que se encontrara en Tierras Andinas Venezolanas una Amiga tan distinguida y exitosa en la Vida y en las Letras, proveniente de la Isla del Encanto!
Grato Saludarle y agradecerle por su Visita y bello comentario a mi Poema"Mas Allá del Horizonte"
Una Nueva Amiga en Tierra Venezolana.
Elcira
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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