Diario de un solitario

[Constantino Hernández]

DIARIO DE UN SOLITARIO

 

A Violeta Parra y Alfonsina Storni. Por la soledad, femenil y mudo poema en prosa

 

He parpadeado la quietud de un haz de luz que impregna con su pátina el espectro del polvo, rara cascada ámbar que inunda despertares. Sin augurios ni expectativas agobiantes, soy único dueño del espacio inmediato de los instantes. La sala, los perros, las mujeres, el baile, emulan bullicios remotos. El vino, la brillantina, el terciopelo, las fragancias, miríada de sigilos, vaivén de siluetas que se ocultan en la mirada vacilante. Acudo al llamado divino de una rosa marchita, idilio desdibujado en un viejo papel de Ingres. Respondo a gritos al cetrino coloquio de la tierra con la lluvia, génesis del sollozo de algún ermitaño. Las alpargatas circunscriben anécdotas acrisoladas en pasos de luna… evocación: solaz de los que albergan paisajes y quimeras. En el umbral, albor de oscuridades, cambian atmósferas entre diástole y sístole.