He sido aquel que ha cruzado las esquinas, el del sombrero quemado por los veranos, el que ha mojado sus pies con los ríos crecidos. He sido aquel que ha emergido del lecho acuático al erial de la superficie, efímera escena de comedias hilarantes y de dramas que desgarran y apuran el llanto. He sido aquel que visita la noche oscura como fantasma, vuelo de gaviota, signo marfíleo en ébano onírico. He sido aquel que baila sones de cantantes ebrios, el que se enamora del blanco…

Instante, fugaz espacio en el que los labios aguardan



Soy inmigrante en todos los suelos que nunca me han visto



Ciudadano de las selvas y las dunas que transmutan en alpes



por las noches



Instantes, cabalgan los delirios en el segundero, aletargadas las bocas



/en los besos



No me despido, prometo reencuentros



Si las despedidas…

A Magaly... tan poco te vi y tanto afecto me diste

Era ella... rubia, como Brigitte Bardot... mis primeros meses la conocieron así. Vestida con el aguamarina de las mañanas infantiles. Llena de conejos y flores, pura, rojiza, no muy dulce, ni muy simple. Era como pomarrosa. Un holocausto de gotas invernales la vistieron de luz una noche. Su piel, surcada por destellos apuro despedidas. Y llego abril. Su suspiro, su mirar perdido. Mis cuatro años comenzaron a preguntar por…

A José Antonio Ramos Sucre

Un profundo abismo de vigilias hiere las simientes de mi letra ausente. Grietas que ahogan los sonidos. Fantasmas, espectrales diálogos, perturban el hilo dorado de las velas que tornan mi reflejo en retorno gris a épocas guardadas en el vino hecho polvo. La certidumbre del albor, desnudez del día, degrada azules en los pilares enmohecidos. Así ha de llegar mi inconsciencia plena. En ella quiero refugiar mi placidez póstuma. Obcecar en el limbo…

A Edgar Allan Poe

Discurrir de los instantes sin conciencia de bordes hacia la incógnita. Certeza de la noche pululan en fragmentos las auroras. Más allá del alfabeto del tiempo que nos lleva… el limbo de la noche y el asombro súbito. Istmo de la palabra, los ecos son caminantes sin sombra que susurran en los caminos. Sucumben los gestos al abrazo sombrío de la Beatriz del mármol. Sin lluvia, sin sequía. Sólo el rictus.

El Genocidio



A Modesta Bor y William Sigismondi - por el encuentro necesario



En un momento, albergaron la fetidez de aquel abrazo, disperso en el letargo y la muchedumbre confinada. La senectud de las palabras en frases ausentes de alboradas, ahogaron la órbita de los signos. Y ya no hablaron de mañanas, imposible la aurora si navegas deshojando claveles en vísperas del agosto infausto, del septiembre lleno de voces enmascaradas en fuego…

A CANDELARIO



En añiles el río retorna y mece los hastíos. Una ráfaga es luz y la voz sigue, perpetua y fugaz, en el oleaje. Una silueta de estatuaria especie vibra silbando la quietud y esculpe silencios con aires de congoja. ¿Recuerdas, Candelario, aquella laguna repleta de pájaros? ¿recuerdas cuando juntos solíamos apertrechar anhelos en el aleteo del gabán?, hoy te busco de nuevo y envenena mi memoria el aquelarre infame de delirios que satura los…

DIARIO DE UN SOLITARIO

A Violeta Parra y Alfonsina Storni. Por la soledad, femenil y mudo poema en prosa

He parpadeado la quietud de un haz de luz que impregna con su pátina el espectro del polvo, rara cascada ámbar que inunda despertares. Sin augurios ni expectativas agobiantes, soy único dueño del espacio inmediato de los instantes. La sala, los perros, las mujeres, el baile, emulan bullicios remotos. El vino, la brillantina, el terciopelo, las fragancias,…

EPÍSTOLA

A Nérida… en el río sin retornos

En la iniquidad absoluta de los sibaritas - estirpe de las ambiciones sin melodía, sin letra, sin palabras - los amantes ascienden al cénit de la reminiscencia latente en sollozos. Paso de la ausencia alargada hasta el insomnio. Aldabas, umbrales y siluetas desgarran la soledad de las manos inermes de inviernos y florestas. Sólo el palpitar es huella de vida o vaticinio inevitable de la renuncia.

PERJURIO

A Bolívar, Jesús,  el quijote y el cuarto majadero

Heme aquí, en el hipnotismo repentino del ahora. Abrir y cerrar de ojos y ya no soy el mismo. Foráneo perpetuo de instantes que desconozco. Heme aquí, en el insomnio del caminante insepulto de fantasías. Soy solemne testigo de la entrega resignada de las soliumbras madrugadas al destello implacable del redondo capitán de la aurora. He visto sucumbir la inocencia bajo la artera daga de la locura…