DIOS EL DADOR DE LOS TALENTOS

[Vilma Lilia Osella]

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DIOS EL DADOR DE LOS TALENTOS

• Publicado por Vilma Lilia Osella el diciembre 15, 2014 a las 12:59pm
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INFORME SOBRE “DIOS EL DADOR DE LOS TALENTOS”

COMUNIDAD DE CONVIVENCIA CON DIOS

Bajo el lema “Dios el dador de los Talentos”, la Renovación Carismática Católica de Buenos Aires convocó el pasado sábado 13  en el Salón de Actos del Colegio del Salvador, Callao 542, a una Jornada donde hablaron el obispo de Marajó, Brasil, monseñor José Luis Azcona OAR, Justo Carabajales, Director del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal, Marta Giuliano de Iglesia, psicóloga de gran compromiso social y eclesial, el Padre Fabián Baéz (el sacerdote que Francisco invitó a subir al papamovil!),Vivian Morrow psicóloga de formación psicoanalítica, especialista en Logoterapia y docente en el Curso de Ministerio de la Escucha.

Monseñor Azcona es un sacerdote agustino recoleto español nacido en Pamplona y que desde hace muchos años está en Brasil. Allí anunció el Evangelio, enfrentándose a mafias que manejan el tráfico de personas, de órganos, de minerales del lugar, de apropiadores de tierras que desplazan a pueblos originarios y especialmente de menores, que son usadas como mercancía sexual en Surinam, la Guayana francesa, Italia y España.  Su vocación de servicio y su compromiso con los explotados le ocasionó amenazas de muertes y atentados, sin embargo afirmó que seguirá en la lucha después de anunciar que su compañero de tareas fue silenciado por la mafia, hace sólo poco tiempo atrás. El obispo pertenece a la Renovación Carismática Católica y ha predicado en encuentros internacionales de esta corriente de la Iglesia. Lo hizo también en la última Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), realizada en 2013 en Río de Janeiro, presidida por el papa Francisco. En esta oportunidad arengó fuertemente para que los cristianos salgan a trabajar por los pobres, “aceptarlos y ayudarlos a insertarse socialmente con todo lo que ellos tienen”. Enfatizó que los talentos tienen su fuente en el Amor y son la Paz, la Tolerancia, la Alegría, la Confianza, la Castidad, en fin las virtudes se homologan con ellos. Y la Fortaleza que nos da el Espíritu debe ser aplicada en esta vida con actos de Amor hacia el Otro, hacia el hermano que sufre y necesita de nuestra ayuda.

Mientras que Justo Carabajales, Director del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal explicó que donde hay temor no está el Espíritu y ejemplificó con un testimonio personal: siendo él médico de un hospital municipal de la Ciudad de Buenos Aires, estaba internado un señor del Europa de Este, cuyo comportamiento complicaba a todo el personal de la salud: no se dejaba asear y había manchado con sus excrementos todo su entorno. Una multitud de moscas revoloteaba a su alrededor y esto le valió el mote de “El Señor de las Moscas”. Un día, pensando seriamente en las formas de abordaje que debía aplicar, se acercó a él venciendo el temor y sintió una fuerza especial que lo acompañaba. El “señor de las moscas” lo agredió, lo insultó, lo echó durante los 60 minutos que le costó convencerlo que debía aceptar la visita de un sacerdote. Él logró en tanto observar que al lado de toda la mugre estaba María sin que nada la hubiera salpicado de basura. También se animó a convencer a un sacerdote  quien al día siguiente cuando llegaron hasta el lugar, deseó desesperadamente retirarse. Volvió a convencerlo de que era necesario darle los sacramentos. El “señor de las moscas” aceptó confesar y comulgar y al otro día, permitió que lo bañaran y limpiaran su entorno. Cuando al día siguiente el médico llegó a verlo, el enfermo le hizo señas para que se acercara y lo recibió con un lacónico “gracias”. “Se estaba despidiendo y logró agradecerme; dijo Carabajales.” “Entendí que tenía poco tiempo y al día siguiente volví para empezar la evangelización. Cuando llegué la cama estaba vacía”, concluyó. Yo pude vencer el miedo, el asco, la resistencia a acercarme a él pero él me enseñó a ser un verdadero cristiano, a multiplicar mis talentos que yo ya creía justificados con el ejercicio de la profesión. El ardor apostólico apareció y me convirtió realmente”, confesó.

Por su parte, la psicóloga Marta Giuliano de Iglesias, enunció la importancia de saber cuál es la misión que Dios nos confió en esta tierra y propuso a los oyentes contestarse en sus casas esta pregunta: ¿Cuáles juegos y juguetes eran los preferidos entre los 8 y los 13 años de edad? Y a partir de ahí deducir nuestra vocación que, a veces, es frustrada por los padres, la familia, el entorno. Explicó la importancia de multiplicar los talentos que dijo, en este momento sería una moneda que equivaldría a 30 mil dólares. Para lo cual “hay que salir del ego”, porque esa multiplicación se da en el “otro”. Explicó que quienes se quedan  dentro de sí mismos tienen el estigma de apartarse y es compartiendo cómo se logra la duplicación o reproducción de los talentos. El padre Fabián Báez, el que subió al Papamóvil, indicó que los católicos somos administradores de la Gracia e invitó a trabajar en las instituciones para rescatar los básicos valores de la sociedad. También comentó que en un viaje de trabajo por Europa, donde no pensaba quedarse en Roma, optó por ver a Francisco aunque sea de lejos antes de concluir su misión educadora que realizaría en España. Vestido con ropa “de fajina”, esto es unos jean raídos y una campera de corderoy se colocó más allá del cerco establecido en la plaza. Francisco pasó con su Papamóvil a varios metros de donde estaba y lo divisó y bien a lo porteño con los cinco dedos apretados moviéndose de arriba abajo le preguntó “¿Y vos que hacés acá?”, “Te vine a ver,” contestó el padre que tenía una rica historia compartida en Buenos Aires con Francisco. El Papamóvil siguió su camino pero volvió y paró enfrente de Báez: “Vení, subí conmigo que te llevo”, dijo Francisco. No sabe explicar cómo saltó la alta cerca y se encaramó al vehículo, sólo cuenta que los objetos (camisetas, rosarios, banderas, y demás etcéteras) que le tiran a Francisco le llegan a las rodillas; que la gente canta, grita, saluda y desde allá arriba produce una sensación espléndida de amor y regocijo. De pronto, apareció la alfombra roja: “Vos te quedás a mi lado”, sentenció Francisco. El padre Báez recordó sus pantalones raídos, alabó al Señor y lo siguió. Al llegar y traspasar la puerta observó a su derecha a todos los cardenales, a su izquierda al cuerpo diplomático del mundo y suspiró. Francisco volvió a decirle: “Cuando yo termine, vos venís conmigo”. Así se hizo. Al otro día, Francisco se disculpó “Uy con lo que te hice hacer ahora te van a volver loco por todos lados”, se excusó. “Cómo se te ocurre disculparte por hacerme vivir la experiencia más emocionante de mi vida”, fue la respuesta. Efectivamente, en la panadería, por la calle, en las iglesias, la gente lo paraba y le preguntaba ¿usted es el amigo de Francisco?”

Fue la psicóloga Vivian Morrow que le seguía en la disertación quien explicó: “Es interesante observar como los amigos se reconocieron, el uno volvió a buscarlo, el otro saltó la alta cerca peligrosa y aceptó el convite, a pesar de no estar debidamente vestido, para acompañar a su amigo. Es importante detenerse en apreciar cómo se escucharon, cómo compartieron, como se eligieron mutuamente”, reflexionó. Y agregó “Es importante escuchar. Escucharme a mí, a los demás, a Dios. Es así como se llega al Amor que cura y consuela. Oír es fisiológico; escuchar es aceptar, atender, e interpretar los mensajes del otro”. Habló del Amor: de, con, el, para y desde el Amor. Y concluyó “Todo es de Dios y sólo de Dios. Amar con el amor de Dios es tener agua en el medio del desierto. Escuchar a quien necesita ser escuchado es el Tú de la trascendencia: si escucho, escucho el plan de Dios, porque esa Voz es de la Bendición”. Y concluyó “Estamos en el viento, esperando al que está por venir. Preparémonos ejercitando el Amor que Viene del Altísimo. Y se nos da con gratuidad”.

La música y los bailes como los del rey David, acompañaron esta jornada donde todo el mundo regresó a su casa con la moción de involucrarse más con uno mismo para poder entender y atender  y complacer lo que  los hermanos nos piden. Y así sea.

Vilma Lilia Osella

Comunidad de Convivencia con Dios

(Editorial) Relaciones Institucionales