Miércoles, 11 de julio del 2012
Protección Me siento seguro al permanecer centrado en Dios.
Dios guía cada uno de mis pasos e ilumina mi sendero. Me siento protegido en todo momento, seguro y a salvo en la sagrada presencia de mi Creador.
Las circunstancias a mi alrededor no me perturban ni me causan temor porque mi corazón reboza del amor de Dios. Reconozco Su poderosa
presencia, doy gracias y centro todo mi ser en Su paz.
No puede existir ningún mal donde prevalecen la paz, la fe y el amor. Dios en mí es un refugio de poder y protección. Mis pensamientos permanecen
positivos y mis palabras afirmativas cuando estoy consciente del amparo
eterno de Dios. Siento calma y seguridad en mí mismo, y ayudo
a los demás a sentir calma y seguridad también.
El nombre del Señor es una fortaleza a la que el justo acude en busca de ayuda. —Proverbios 18:10
LA PALABRA DE HOY ME DICE:
"No puede existir ningún mal donde prevalecen la paz, la fe y el amor.
Dios en mí es un refugio de poder y protección. Mis pensamientos permanecen
positivos y mis palabras afirmativas cuando estoy consciente del amparo eterno
de Dios. Siento calma y seguridad en mí mismo, y ayudo a los demás
a sentir calma y seguridad también."
"Dios guía cada uno de mis pasos e ilumina mi sendero. Me siento protegido
en todo momento, seguro y a salvo en la sagrada presencia de mi Creador."
Amén.
¡¡Gracias por compartir, Mario Vides!!
En unidad con la mente de Dios, soy guiado claramente. Si he buscado la guía divina en el pasado sólo durante decisiones grandes o en momentos de reto, recuerdo que ninguna situación es demasiado pequeña para la guía divina. Durante mi rutina diaria, hago pausas para aquietar mis pensamientos y estar receptivo a la sabiduría, la guía y las ideas divinas. Centro mi atención y afirmo: Dios está en todo y me acompaña siempre. Afirmar esta Verdad me abre para recibir aquello que necesito. Un conocimiento interno surgirá en este mismo momento o se desarrollará con el tiempo. Ya sea mi día atareado o lo esté pasando en callada solitud, permanezco receptivo a la guía divina. Vivo con la confianza y el gozo de saber que la mente divina obra en mí. Confía en el Señor de todo corazón.—Proverbios 3:5 La oración aviva mi conciencia de la omnipresencia de Dios.
No necesito esperar por el momento perfecto para orar. Puedo orar en voz alta o en silencio en cualquier momento durante el día o la noche. Mis oraciones demuestran mi conciencia de la omnipresencia de Dios. Al orar, me calmo, centro mi atención y acudo al lugar sagrado y callado en mí. No tengo que ir a un lugar determinado ni decir palabras específicas. La oración es un momento de comunión con mi Creador, y oro con una actitud de gratitud y reverencia por toda la vida. El lenguaje sagrado de mi alma es la oración, y oro con facilidad y naturalidad, tal como si fuera mi respirar. Al sosegar mis pensamientos y estar atento a la presencia de Dios, soy un cauce de bien y mi vida es una oración. Estad quietos y conoced que yo soy Dios.—Salmo 46:10 Me ciento seguro al permanecer centrado en Dios.
Dios guía cada uno de mis pasos e ilumina mi sendero. Me siento protegido en todo momento, seguro y a salvo en la sagrada presencia de mi Creador. Las circunstancias a mi alrededor no me perturban ni me causan temor porque mi corazón reboza del amor de Dios. Reconozco Su poderosa presencia, doy gracias y centro todo mi ser en Su paz. No puede existir ningún mal donde prevalecen la paz, la fe y el amor. Dios en mí es un refugio de poder y protección. Mis pensamientos permanecen positivos y mis palabras afirmativas cuando estoy consciente del amparo eterno de Dios. Siento calma y seguridad en mí mismo, y ayudo a los demás a sentir calma y seguridad también. El nombre del Señor es una fortaleza a la que el justo acude en busca de ayuda.—Proverbios 18:10 Volver al comienzo Jueves
12 de julio del 2012 Armonía Al expresar mi divinidad interna, estoy en armonía con los demás. Si tengo un desacuerdo con alguien, no me irrito o reacciono. Recuerdo que tengo el poder de disipar cualquier sentimiento impaciente que pueda estar surgiendo. Al orar, traigo a la persona a mi mente. Según inhalo, recuerdo atributos divinos tales como amor, paciencia y comprensión. Al exhalar, dirijo estos atributos hacia la otra persona. Mi respiración se sosiega. Siento calma. Toda irritación se desvanece. Esta pausa de paz me pone en armonía con lo divino y, consecuentemente, con la persona. En este estado de paz, estoy más capacitado para discernir soluciones inspiradas divinamente, y comunicarme mejor y de manera positiva y respetuosa. Esto es lo que siempre deben hacer ustedes: Díganse siempre la verdad unos a otros, juzguen con justicia y procuren la paz.—Zacarías 8:16
Todo mi ser se renueva cuando estoy receptivo a las ideas divinas. Experimento la maravilla de Dios cada día con el gozo de un niño. Los cuentos infantiles están llenos de aventuras, maravillas, emoción y posibilidades. En estos relatos, puedo viajar a lugares distantes, ser un inventor que hace del mundo un lugar mejor o convertirme en un superhéroe que salva a los demás. Al recordar ciertos momentos de mi infancia, puedo apreciar esa parte de mí que cree con emoción que todo es posible. Puedo escoger mantener ese sentido de maravilla hoy en día. Puedo apreciar la magia y el candor en todo a mi alrededor. Puedo elegir despertar cada mañana con una actitud positiva. Puedo determinar ver belleza en cada rostro, en cada aspecto de la naturaleza, en todo sueño y meta. A medida que nutro ese sentido de maravilla con acciones y pensamientos positivos, mi vida es transformada. Tú eres el Dios que hace maravillas.—Salmo 77:14 Soy uno con la vida renovadora de Dios.
En este momento, hago una pausa para centrar mi atención en la presencia de Dios en mí. Relajo mi mente y mi cuerpo. Con cada aliento sosegador, siento cómo la tensión y las preocupaciones se disipan. Suelto cualquier pensamiento de enfermedad o temor, y niego que tengan poder sobre mí. En su lugar, afirmo que el fluir de la vida divina me renueva y sana. Soy uno con la vida y sustancia de Dios. Al estar consciente de esta verdad, me calmo aun más y permito que todo mi ser descanse en esa paz sanadora. A partir de este momento, voy adelante con nueva fe, energía y gratitud. Doy gracias por la renovación, la salud, la paz y la actividad restauradora de la vida divina que fluye en mí. ¡Paz a los que están lejos, y paz a los que están cerca! ¡Yo sanaré a mi pueblo!—Isaías 57:19 |
Comentario
CASTOR SIEMPRE ESTAS CUANDO MAS UNO TE NECESITA ESOS SON LOS AMIGOS..........................OREMOS POR GUATEMALA.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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