EL CÍCLOPE
Hay sueños que te persiguen desde siempre, asumo que pasa a todos porque el mío se empeña en no dejarme. Les cuento, a mi ventana se presenta de cuando en cuando un cíclope que imagino salido de las brumas lejanas de la mitología y no, no creo que sea Polifemo. Siempre se ve agotado o quizás agobiado por la carga del tiempo y la leyenda. Enorme, inquisitivo, me observa desde fuera en actitud sinuosa. Su vos raída y ronca no brinda confianza, pero a fuerza de oírle empecé a meditar lo que quiso advertirme.
Empezó por decirme en uno de los sueños que nos venían días de gran dolor y muerte, que éramos seres irracionales, que fundamos la paz en la dominación, en el equilibrio del poder bélico y económico, y que por siglos la humanidad así lo había hecho y no importaba que Zoroastro y otros iluminados hubiesen venido a advertirnos este error, pues el poder obnubilaba cualquier lógica, cualquier evidencia en contrario y perpetuábamos la lucha para agravio y dolor de todos los hombres. Esta primera declaración no llamó tanto mi atención, aquello que censuraba más bien me pareció el repertorio común de muchos hipnotizadores de muchedumbres. Pero otro día, al tocar la ventana me dijo, se acerca la hora del gran ecualizador, del reajuste de cuentas, del escarnio, de la caída de los grandes calculadores, pero nada puedes hacer, solo agacharte y resistir la ola a ver si sobrevives, atiné a decir, por qué me cuentas esto a mí, pero desapareció.
Quince días más tarde, me percaté de las primeras noticias, un virus extremadamente peligroso contagiaba sin tregua a cuantos se atrevían a salir a la calle, países enteros sucumbían ante su desenfrenado poder aniquilador y los gobernantes enfrentaban aquello con la impotencia más absoluta, no estaban preparados para este enemigo, nunca lo imaginaron y menos, lo vieron venir.
Unos decidieron ante la incapacidad de frenar el avance de la toxina, calcular el porcentaje probable de caídos y entonces expresaron que se trataba de algo parecido a un resfriado y que mientras más se contagiaran, más lograrían inmunizarse para el bien de la gran mayoría. Otros, preferían hablar de la necesidad de continuar con la vida rutinaria para evitar el colapso de las economía, enfrentando así a un gran número de pobladores a la dantesca disyuntiva de escoger entre morir de hambre o a causa del virus.
Se mentía sobre el número de contagios diarios, se mentía sobre el número de muertes, en fin, se limitaban las pruebas para disimular las curvas de morbilidad y evitar las protestas. Y para colmo, incluso a aquellos cuyos gobernantes convocaron a confinarse en sus casas para evitar el ataque del virus, luego de un tiempo esgrimieron el argumento de que a fuerza de no poder controlar la toxina era imperativo que la cuarentena se levantara para vivir una nueva realidad, lo que en el fondo ocultaba más muertes en el intento de frenar la pérdida de capitales.
Pero a pesar de todo, nadie hablaba de un nuevo orden mundial que evitara la repetición de esta catástrofe, nadie insinuaba siquiera nuevas reglas de juego, nadie argumento reinventarse geopolítica
y económicamente, y ni recordar aquel poema de Miguel Ángel Asturias que reza entre otras cosas: "Dar es amar/ dar prodigiosamente/ por cada gota de agua/ repartir un torrente...
Pensé que podría morir media humanidad, pero de solidaridad solo se hablaba lo estrictamente necesario, para no perder hegemonía, predominio. Y me dije, olvidemos entonces la paila común, prive la ley de sálvese el que pueda, y en medio de esas cavilaciones, otra vez el Cíclope tocando a mi ventana, ésta vez me preguntó los últimos sucesos y le di el resumen con lujo de detalles y le hable de la muerte riendo en las calles y los muertos llorando en sus fosas, se limitó a mirarme con ironía y dijo: El pecado está en la carne, la tuya, la de todos,... son lo que han sido y lo que serán.
En cuanto a mí, les cuento que la fiebre, la tos, la dificultad para respirar, el dolor de cabeza, en los huesos y músculos me impiden dormir, volver a soñar, salir del cuarto y me está haciendo perder la esperanza. Dudo que algún vecino toque a mi puerta, en este edilicio hace rato ya nadie se acerca a nadie y para colmo, vivo solo. Cíclope del carajo, a qué viniste, acaso a medirnos, a juzgarnos, a cobra lo hecho, a burlarte, a qué viniste...
Alberto O. Cabredo E.
Cualquier parecido con la realidad mundial es pura coincidencia
Comentario
Gracios Poeta Tato Ospina y saludos cordiales
Saludos al poeta Elias A Almada y deseos de prosperidad
Gracias poetisa Bethsaida Montilla Saludos cordiales
Es un buen relato poeta, con un final sorprendente, esperemos que algún vecino si llegue a tocar su puerta, la del protagonista digo.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
########
© 2024 Creada por MilagrosHdzChiliberti-PresidSVAI. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL para agregar comentarios!
Únete a SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL