Viene,
se respira al deshojarse,
cada vez que sopla,
siento el tiempo al revés,
el frío con su precisión
despigmentando el parque,
oscuramente comprendo
que es un honor
que es parte del misterio
presenciar lo extraño.
He viajado todos los días
todas las carreteras
para pisar las hojas secas
en el parque,
muertas, desunidas,
muertas, rotas, multiplicadas,
avanzando a descubrir
los últimos matices de las
fibras luminosas.
Todo se despide ante
la congelación
son pocos los días
y las semanas
y aun quedan árboles rojos,
amarillos, anaranjados.
Siento como un lujo
esta muerte
este instinto tan exaltado,
respiro el aire
y me veo por dentro.
Desde todas partes
saltan las campanadas,
el imagen flaco y desprotegido
de las ramas
entonces me sueño
entre las especies y las formas
que acompañan la materia.
Todo comienza con un corte
transverso sobre un banco,
gravedad mas allá
de lo que se sostiene
pasear y petrificarse
mientras el sueño es un eco
del pasado
confundiéndose con el futuro.
Todo comienza cuando
permaneces intacto y mudo
abres los ojos y la boca
enmudece la palabra
y en el limite que se desprende
te desprendes lentamente,
en secreto se interna,
aparece, desaparece.
Fue entonces entre el y yo
todo lo que se va,
herirme al costado para
despertar
en el mismo trecho glacial
advertirme,
advertirle,
como todo desencaja
hasta encontrarse la
realidad mas descarnada
en un filamento de seda
casi imperceptible…
Manhattan,
Noviembre del 2008
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