Es que leer es un trabajo, un oficio, un arte que debe aprenderse y practicarse con dedicación y esfuerzo, sabiendo, o al menos intuyendo, que la recompensa será grande. Que, como muchos que escriben, recibiremos mucho de la lectura.
Claro que para aprender a leer es necesario que alguien nos valore tanto como para enseñarnos a hacerlo, para contagiarnos el gozo de la lectura, para hacernos entrever, aunque sea por una hendija pequeña, el mundo que esa lectura nos revelará, los recónditos y desconocidos ámbitos de nuestro interior que nos ayudará a descubrir.
En mi época, Cortázar, Borges, Sabato, Benedeti y muchos otros influyó de manera decisiva en la conformación interior de mi generación y de muchas que la siguieron.
Recuerdo las viejas librerías, donde el “señor que nos atendía”, era realmente una enciclopedia, conocía a todos los autores, todos los títulos, y no tenia computadora.
Por aquellos años, yo tenia apenas 20 años, vivía solo y no tenía dinero para comprar libros, recurría a estos viejos libreros, que apiadándose de mi pobreza, me dejaba leer de “ojito” los nuevos títulos de Cortázar y otros. Así fue como descubrí Bestiario, El Tunel, Rayuela y tantos otros.
Recuerdo el viejo Café de la Paz, que por aquellos tiempos era uno de los lugares obligados de la “nueva literatura argentina”, muchísimos jóvenes intelectuales se adueñaban de las mesas para escribir en cuadernos o servilletas sus poemas, sus cuentos, al mismo tiempo que se discutía de política.
La avidez por leer era tremenda, el saber implicaba posicionarse dentro de los que querían sobresalir, y no ser “seudos intelectuales”
Noé Jitrik ha dicho, con razón, que Cortázar nos ha mostrado el otro lado de la realidad. Como siempre habrá seres humanos que intentan ver ese otro lado, Cortázar seguirá siendo leído.
Cada vez que vemos un motociclista pensamos que ciegamente se dirige hacia no se que sacrificio; y del mismo modo nos sucede cada vez que leemos a los nuevos autores, a todos aquellos que diariamente aparecen en los blogs de literatura, si es que somos buenos lectores.
Leer es empezar a aprender a escribir leyendo. Enseñamos y nos enseñamos a encontrar significado a nuestras vidas, a descubrir otras posibles. Por eso te pido que leas, que te codees con los grandes de la literatura, como de los grandes escritores “que sin un nombre rimbombante” encuentras día a día aquí, y en las demás paginas que abres hoy en Internet.
Un saludo a todos.
Norberto A. Cid
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