Ya no hay caballos tan negros, ni herraduras como espuelas y sobre sus capas relucen mil bondades en sus entregas al servicio de esta Nación, que no ceja en sus quimeras. "Todos sus sacrificios a esta sociedad nos llega". Sus almas no son de charol, pues sólo es: un significativo emblema...
Capitán General de la Alhambra: déjame probar su canela; ¡ de sus embrujos...!: atardeceres; vigías, amante y compañera: de tantos tus desvalidos, que la política, ni contempla.
Sufridores de caminos, guardeces de las fronteras; ¿cuánto oprobio te han vertido -malas lenguas de estas tierras-. Reyezuelos tan picantes, ni merecen tu pimienta; pues hay zonas en Ceuta y Melilla, que ni el Gran Cid las contuviera...
¡Ay de tantos civiles, a los que asesinaron sin guerras!; porque les tocó vivir: el peor de los dilemas; cumplieron con su deber y mantuvieron su estrella: de ser buenos patriotas, sin contemplar otras esferas, que querían partir éste -tu pan-, como separatistas fieras.
Capitán General de la Alhambra: déjame probar su canela; y, desde el Zacatín hasta el río las noches de sus morenas, que el viento no vuelve vacío, pues lleva mucha entereza tierna en esa Granada de estilo, que el Mulacen sedimenta.
Yo paseé una tarde del Corpus Chisti, con sol -estando la luna llena-: cegándome las pupilas -tu honor, tu gracia y belleza- y, no perdí los estribos, para no dejar mi alma en ella. Os admiraba en los recodos, me estrechaba antes las cercas y en cada piedra caía, por clavar los ojos y ver a la Benemérita.
La majestad de sus cumbres ¡Granada, tan hechicera!: heló mi fe tan bohemia, transformando mis sentidos, resquebrajando mis piernas; pero mucho más me conmovió: tu Gran Honor a la Bandera y, apoyado ante algún carmen: recé a Dios -con tantas fuerzas-, que diluido entre sus verjas, reventé todas mis arterias, : dándole vítores al Cielo, por toda la gran belleza, que contemplaban mis ojos, en el gran desfile de fiestas.
Capitán General de la Alhambra: déjame probar su canela y, que me claven en los umbrales de cualquiera de tus puertas, porque quiero: que siempre esté presente, algún miembro de tus fuerzas: garantizando mi adiós, por dura que sea mi condena y, que mi última imagen sea: el morir en tu seno, como virgen de amor sincera y entre tus sufridas telas.
Nunca te dejes llevar por esos pretendidos hijos nuevos, que sólo quieren medrar, como políticos serios; necios para gobernar tu histórico y único suelo, son incapaces de atar tus hazes con la retama, como lo hizo el gañán en Reconquista lejana. Son estirpe de buenos padres, emprendedores altivos, que se encaraman al poder -trepando como la yedra- olvidando en su afán la sangre de tus caídos...
Capitán General de la Alhambra: déjame probar su canela y, una vez más con mi anhelo: pueda verla pasar en desfile, desde el dintel de cualquier reja -cuando se acerca-; pues con sólo su fulgor: alimentará mi espera...
"Ese alma de charol, no viene por la carretera, ni van de jorobados, ni son nocturnos; sólo ordenan con justicia los silencios de esta tierra y sólo nos animan a vivir, sin miedos por esta arena.
¡Ay ciudad de los gitanos!, cuanto sufriste en la espera de adaptarte a una sociedad, que tal vez no te ennoblezca; pero ya eres causa común de un conjunto con bandera; combinando con estilo sus valores y tu entrega. Cuando te llega la noche, ya no hay tanto dolor o almizcle -si contemplas-; ni cuelgas tus calabazas o las guindas en conservas, en tus torres de canela. La luna suele asomar para todos por igual, con derechos y defensas, cuando te quieras asomar al quicio de tu vivienda.
Capitán General de la Alhambra; déjame probar su canela y, no dejaré de admirar la paz, que a todo el mundo nos llega; porque la Guardia Civil: siempre está de centinela, para que todos podamos dormir: a pierna y muy bien suelta...
Ya no nos llegan esas noches: -aquellas noches nocheras- de las que habló el gran poeta, ni se forjan soles y flechas en las fraguas con candil, que a todos nos desespera; pues hoy suelen sobrevenir otras ruines torpezas, como son: que los rateros en suerte, nos comen hasta las sobaqueras; más no es la Guardia Civil, la que tiene esas torpezas, ya que la Ley se cumple: gracias a la Gran Benemérita.
Ni ese caballo malherido, lo he visto llamar en las puertas; pues el que nada tiene que temer, hasta a su sombra respeta y se comporta muy bien para no entrar en dilemas.
Los gallos de vidrio no cantan -ni en Jerez de la Frontera-; porque todos tienen subsidios, cuando se oxida cualquier tuerca.
Hoy he topado al fin con un significativo emblema, que es el de la Guardia Civil: el orgullo de mi tierra...
En este 12 de Octubre: el día de nuestra patrona común ¡FELICES FIESTAS!
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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CUADRO DE HONOR
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