Vicente Antonio Vásquez Bonilla
Del libro La tortuga andariega.
Cuentos para niños
-Sembrando valores-
© Derechos de autor 1108279941594
Una linda perica (loro) de refulgente color verde pasaba sus días encerrada en una lujosa jaula de color dorado, ubicada en el corredor de una residencia de la ciudad de Guatemala. Ahí tenía alimento seguro todos los días, protección ante los peligros del exterior y refugio ante las inclemencias del tiempo.
Nada le hacía falta, excepto libertad.
Nuestra amiga, la prisionera, todas las mañanas oía con tristeza el clamor de las parvadas de pericos que cruzaban el límpido cielo, rumbo a la escuela. Se imaginaba a sus congéneres, picoteando los dulces frutos de la flora circundante y jugueteando en medio de la floresta, mientras aprendían las reglas básicas de la supervivencia.
Cada vez que escuchaba el incesante parloteo de los pericos cuando pasaban para su centro de estudios o cuando retornaban a las cuatro de la tarde a la seguridad de sus nidos, el corazón le latía con más fuerza. Se emocionaba y la desesperación la invadía. Suspiraba y con melancolía se decía: ¡Cómo me gustaría volar con ellos!
Su único consuelo era gritarles a su paso:
—¡Adiós, adiós, amigos! ¡Que tengan suerte! —Y en ciertas oportunidades les silbaba las alegres tonadas de alguna canción de moda y con la imaginación las acompañaba en sus correrías.
Un día de tantos, Pedro, uno de los pericos, guiado por la curiosidad abandonó la bulliciosa parvada y descendió hasta la jaula de la cautiva. De inmediato hicieron amistad y a partir entonces solían verse a diario por largos minutos, que a la cautiva le parecían cortos segundos.
La periquita ya no se sentía tan sola, siempre estaba con la ilusión de la visita de su amigo y charlaban largo y tendido. Hablaban del verdor de los árboles, de la agradable brisa que sopla en las cimas de los montículos, de los bellos paisajes y de mil cosas más que, según le decía su visitante, se podían contemplar desde las alturas. La imaginación de Enriqueta se encendía y cada día añoraba más la libertad y envidiaba a las bulliciosas que todos los días iban con alegría a recibir sus clases.
En cierta oportunidad, cuando la visitó su querido camarada, ella le dijo:
—¡Cómo me gustaría volar! Surcar el cielo azul y sentir el viento acariciando mis plumas.
—¿Y por qué no lo haces? —le respondió con una sonrisa—. Si tienes la puerta abierta.
Enriqueta vio con sorpresa que, en efecto, la puerta estaba abierta. Se encontraba tan acostumbrada a su encierro y a permanecer pasivamente en su jaula, que no se dio cuenta de que por descuido, su carcelera no había cerrado la puerta.
Pedro, el perico, de manera cortés le extendió su pequeña ala, invitándola a salir y ella, sonrosada por su imperdonable distracción, correspondió; y ambos emprendieron el ansiado vuelo.
Ahora, todas las mañanas, pasa la bulliciosa parvada rumbo a la escuela y allá abajo, en la lujosa casa, permanece sola, abandonada y triste, en contraposición con la felicidad de Enriqueta, una enmohecida y olvidada jaula. FIN
Por muy doradas que sean las jaulas y seguros los alimentos, nada sustituye a las ansias innatas de libertad.
Ludwig van Beethoven (1770-1827): La libertad y el progreso son el objeto, tanto del arte, como de la vida en general
Comentario
Querida María: Gracias por tu lectura y tu ludico comentario. Besos, Chente.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
########
© 2024 Creada por MilagrosHdzChiliberti-PresidSVAI. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL para agregar comentarios!
Únete a SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL