ENTRE MIS PREOCUPACIONES ESPECIALES, ESTÁN LOS MIGRANTES, ALGO TENDREMOS QUE HACER PARA AYUDARLOS O PIDAMOS A DIOS POR ELLOS!!!

[MARIO ROLANDO VIDES ALVARADO]

 

LA%20MIGRACION%20HACE%20QUE%20UNO%20TENGA%20COMO%20PATRIA%20EL%20MU...

 

MARIO VIDES ES MI NOMBRE, Y YA HE TENIDO CONTACTO CON ALGUNAS AUTORIDADES EN LA IGLESIA QUE AYUDAN EN BUENA FORMA A LOS MIGRANTES, ESPERO QUE CON ALGÚN PUESTO EN EL GOBIERNO AHORA QUE ESTAMOS BASTANTE MEJOR PODER AYUDARLOS Y DIOS ME  TENDRÁ QUE AYUDAR PARA HACERLES UNA CANCIÓN QUE REALMENTE MUEVA LOS CORAZONES DE TODOS LOS MANDATARIOS DE CUALQUIER PAIS DONDE LLEGUEN COMO VISITANTES HAMBRIENTOS, MILES DE MIGRANTES.

I Encuentro de los Obispos y miembros de las Conferencias Episcopales de la Pastoral de Migrantes de 
Centroamérica, Caribe, México y Estados Unidos.

 

 

El migrante en su caminar hacia una vida digna,  rompe las fronteras y une las culturas, los pueblos, los países, y hasta la misma Iglesia Católica, que si bien es Una y Universal, siempre necesita en la práctica ser fortalecida en ese proceso de unidad en su trabajo pastoral. Es esta la experiencia concreta que tuvimos en esos días, los que participamos  del primer encuentro inter-conferencias que se llevó a cabo en la ciudad de Tijuana del 17 al 19 de Junio del presente año.
Fueron pocos días, mejor dicho, fueron unas horas en que seguramente se ha podido preparar el terreno y hasta alcanzar a sembrar la semilla de un largo camino de la  pastoral migratoria que quiere responder adecuadamente a la realidad del migrante. En efecto no podemos pensar ya en una pastoral migratoria únicamente desde una realidad local, ni diocesana, ni siquiera nacional… el migrante rebasa constantemente estos limites en que estamos acostumbrados a mover nuestra acción pastoral y nos invita y exige romper nuestros esquemas particulares.
Lo bueno de todo esto es que la Iglesia es estimulada a regresar a su identidad de “ser misionera e itinerante”; su servicio al hacerse real y cercano al migrante la va depurando de todos esas estructuras que en muchas ocasiones la retrasan y la hacen pesada en su camino hacia la Patria Celestial. 
La vivencia de esos días de encuentro fraternal y de trabajo entre laicos y laicas, obispos, sacerdotes, religiosas fue muy intensa. Cada uno llevaba dentro de sí el mandato y el  compromiso de responder a las necesidades, las expectativas y el clamor de nuestros hermanos y hermanas migrantes y sus familias; todo esto nos acompañó en cada instante del encuentro y nos hizo desembocar en algunos acuerdos muy prometedores, como por ejemplo: el dar a conocer, estudiar y poner en práctica la carta pastoral “Juntos en el Camino de la Esperanza “Ya no somos extranjeros”, seguir luchando para una reforma migratoria integral en nuestros países, y sobretodo seguir trabajando en conjunto de una manera coordinada y vinculada para compartir experiencias y atender de manera efectiva las necesidades de los y las migrantes.
Este encuentro de un área tan grande y realidades tan distintas, es la semilla que ha sido plantada en un terreno que desde años se está preparando con varios encuentros y documentos, entre los cuales el último expresa con claridad el camino a seguir:
“ Entre las tareas de la Iglesia a favor de los migrantes, esta indudablemente la denuncia profética de los atropellos que sufren frecuentemente, como también el esfuerzo por incidir, junto a los organismos de la sociedad civil, el los gobiernos de los países, para lograr una política migratoria que tenga en cuenta los derechos de las personas  en movilidad. Debe tener presente también  a los desplazados por causa de la violencia... Asimismo, deberá ahondar su esfuerzo pastoral y teológico para promover una ciudadanía universal en la que no haya distinción de personas”. (Doc. Aparecida. # 414)

Querido (a) Visitante, Bienvenido (a) a mi portal cibernético, Como reportero fronterizo, he sido testigo de la realidad que se vive a lo largo de la línea divisoria entre México y Estados Unidos. Y con cada historia, mi responsabilidad como periodista incrementa exponencialmente al igual que la sensibilidad hacia las personas en mis reportajes. Por varios años, he visto las facciones de la muerte en los cuerpos de emigrantes soñadores, la luz de la angustia en los ojos débiles y semi-cerrados de personas que subestimaron la inclemencia de la frontera, así como también la chispa de la felicidad por haber llegado con bien a su destino o por haber finalmente recibido su cita para recibir su residencia permanente. Durante mi cobertura fronteriza en Arizona, acompañe a inmigrantes deportados por aire, por tierra y que fueron procesados en medio del desierto, así como dentro de las instalaciones de la patrulla fronteriza. Tristemente, también he regresado a México, con algunos ataúdes de los mas de cuatro mil inmigrantes que han fallecido desde 1994. Sin embargo, también he sido testigo de los triunfos de los inmigrantes que ya tienen sus negocios de este lado después de haber llegado sin nada y muchas otras de ex-indocumentados que ahora votan como ciudadanos de Estados Unidos hablando muy buen ingles. He vivido junto con miles, una realidad que como a la frontera, empieza a dividir a varios sectores del país como un temblor que siembra grietas irreparables. Nuestras cámaras han documentado el sentimiento anti-inmigrante que crece como hiedra en todos los rincones del país al igual que la reacción de la comunidad inmigrante que ya no se queda callada. Activistas pro-migrantes han bautizado como "una cicatriz en el rostro de la tierra", a las mas de 2,000 millas que han sido la puerta del éxito para miles, pero el callejón de la tragedia para otros. Mi trayectoria como periodista me ha dejado cicatrices imborrables. Cicatrices que me recuerdan que cada uno de mis reportajes no es solo una historia, sino la vida y la realidad de un migrante como yo. Que disfruten su visita.