ESPERANDO LA NATIVIDAD
Sentada frente al teclado con el objetivo de saludarlos, experimento un miedo equiparable a escribir dedicatorias, mini género que frecuento y me inquieta. Desde mi lugar miro a través de los vidrios de mi ventanal el verde intenso del helecho de mi balcón, las copas de los árboles de la plaza y a dos colibríes derrochando energía en esplendoroso rayo. Liban primorosos cuando la mañana ya cae en la tarde y la lluvia prefirió quedarse escondida en las plantas quietas de mi paisaje. Durante toda la mañana los zorzales, horneritos, calandrias, gorriones y cotorras nerviosas se vistieron de libertad y planearon el cielo que cubre la plaza.
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Estoy mirando la vida desde mi lugar de trabajo y se me ha dado por rescatar la pureza de lo sencillo. En este momento alguna amiga estará deseando un milagro y otra espera la Navidad junto a sus hijos, su esposo, sus padres; habrá alguien que acompañará lo que haga el grupo al que pertenece, y también algún escritor estará solo.
.Acaso mi verdad antes de irse la tarde sea abrazar a los amigos, mirar las cosas sencillas y valorar la riqueza de la diversidad. Allí los pájaros que merodean mi balcón, me saludan. De tamaños diferentes y sin embargo tan parecidos en el color. Color es lo que derrocha el picaflor con su motorcito de altas revoluciones. Y yo tan diferente y tan igual a todos... no he tenido mejor idea que contar nomás.
Pienso que las bendiciones que la vida nos prodiga, son resultado de la labor que los seres humanos germinamos, avalados siempre por un guía espiritual fundamentado en la fe, los principios y nuestro trabajo. Ello nos hace fuertes, y nos compromete porque la fe, va de la mano de los valores que adquirimos durante todo el proceso de crecimiento y desarrollo de nosotros como seres pensantes. De esa forma quizás se van conformando los compromisos y misiones de vida en cada uno de nosotros y en el caminar siempre existen veredas que se entrelazan, no importan las distancias porque no hay fronteras, esas veredas estaban predestinadas a cruzarse en el momento preciso y cuando lo hacen, es casi imposible que no se aglutinen en un mismo fin.
El color del paisaje vuelve a atraparme como un abrazo que llega a cada uno, como una lluvia de bendiciones que el Altísimo nos regala y las reparto entre todos mis amigos, cuando pongo el punto final.
Vilma Lilia
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