Esta historia no les va a gustar

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Esta historia no les va a gustar

Esta historia no les va a gustar, esta historia es de terror, de dolor, de rabia, de asco.  Y me tocó conversar con ellas, con las dos: madre e hija. Presas, condenadas a cadena perpetua la madre, 25 años de condena  la hija. Y recordé una conversación que tuviera muchos años antes  mi madre con una amiga después de una riña con mi padre, donde se mencionó la palabra separación, divorcio. Yo tendría alrededor de diez años de edad y mi hermanita como ocho,  y mami decidió, según la escuché conversar con su mejor amiga, no divorciarse.

-        Es una locura, Eneida, todos los hombres tienen el mismo defecto, tan pronto ven unas piernas en falda corta, se olvidan del honor, se olvidan del hogar y van tras eso como perros en celo. Total, soy joven y sé que me volvería a casar, pero la idea me aterra. Ponerle padrastro a las nenas, y que un hombre extraño me las vaya a tocar, tu sabes, la carne es débil, no, ni pensarlo. Mejor me aguanto sus traiciones por las nenas.

Yo era muy pequeña para entender lo que mami le decía a su amiga, pero sentí un gran alivio, intuía que todo estaría bien y que seguiría al lado de mi padre querido, mi padre adorado.

Pero no todas las mujeres tienen ese aguante, muchas se divorcian, se juntan con otro hombre y aquí empieza esta historia que a mí me causa urticaria, asfixie, asco, dolor en el alma.  

Después de ofrecerles  mi conferencia sobre autoestima al grupo de confinadas, estuve un rato contemplando la mirada ausente de las protagonistas de esta historia. Me miraban con recelo, en silencio. Yo les entregué los regalos que les llevaba como parte de mi charla de motivación al grupo de presas. Acostumbro ir a visitar a las mujeres presas en la Cárcel.  Yo no conozco la vida tanto como para entender ciertas cosas, pero se me ocurre hablarles de aprender a amarse, a respetarse como seres humanos, a tener esperanza.

Pero cómo se le puede hablar de autoestima y  esperanza a una persona que está condenada a cadena perpetua por asesinar, por apuñalar al marido, con  furia infinita, con la rabia más cruenta que se pueda sentir.

La madre esa tarde fue a buscar a su hija mayor  al taller, la nena menor ya debería estar en la casa,  le dieron la tarde libre en la escuela por un dolor de barriga,  el marido, padrastro de la niña,  la recogió y llego a la casa con ella.  La madre y la hermana mayor tardarían un par de horas en salir del taller donde trabajaban.  Comenzó a llover a cantaros, y el hombre sucumbió a su lujuria, no consideró la poca edad de la niña, se abalanzó como una bestia sobre la niña para satisfacer su apetito sexual.

En la locura de la violación no se percató de la entrada de la mujer y la hijastra mayor.  Las mujeres enloquecieron al percatarse de lo que ocurría.  Con  indignación, enloquecidas,  con la rabia voraz que las cegaba,  buscaron cuchillos en la cocina y arremetieron contra el hombre.  Rumiando de furia  las dos se abalanzaron sobre el hombre y  lo apuñalaron una y otra vez, diez, veinte, treinta puñaladas.  Entre gritos de indignación, entre alaridos de rabia.  Ensangrentadas salieron a la calle con la niña en brazos.  La niña gritaba, mientras  el hombre se  desangraba y moría bañado en el torbellino de su propia sangre y las lagrimas que derramara  la niña horas  antes.

Lo demás ya era historia vieja, la condena por asesinato no tardó en llegar.  Y ahora me toca a mí hablarles de amor, autoestima, respeto a sí  mismas. Pero cómo se las habla de amor a un ser que la vida les hiere de esta manera. 

Aún recuerdo la mirada distante de la madre y la rabia contenida en el pozo  de los ojos de la hija.  Y me quedo en absoluto silencio, por respeto a su dolor, con un extraño sentimiento de solidaridad.

En mi confusión olvidé preguntar el paradero de la niña violada. De seguro el espíritu del hombre seguirá rondando y torturando su alma. ¡Cuánto quisiera poder abrazarla! Hoy le agradezco  a la vida que mi madre no se divorciara. 

 

Carmen Amaralis Vega Olivencia

www.carmenamaralis-vega.com/

 

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Cierto Gewama, pero hay momentos en que los instintos y la lujuria nos gana, y no basta la razón para detenernos, gracias por tu compañía y comentario, amigo, bendiciones, Amaralis

[GEWAMA]

Pero el RACIOCINIO es lo que nos diferencia de los animales como el Violador. Aino descendemos a su mismo nivel.

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Mab, muchas gracias por tu visita, Amaralis

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Gewama, cierto, pero creo que ante lo increíble doloroso de la escena, no se puede usar la cabeza fríamente, amigo, gracias por tu lectura, bendiciones, Amaralis

[GEWAMA]

Es una situación atroz no soy juez pero considero un atenuante el hecho de que ocurrió en defensa de su hija violada pero la ley dice que se debe neutralizar al agresor e inmediatamente llamar a las autoridades en este momento el violador sería quien pagara su delito. Lamentablemente no se puede tomar justicia con las manos.