MISERICORDIA

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Sacó sus manos frágiles entre las rajas que nos separaban. Me miró con una mirada débil y profundamente oscura. Coloqué los dulces en la cavidad que sus manos juntas formaron para recibir el regalo que le llevaba. Tuve tiempo para mirar dentro de la reja. Sobre una mesita tenía en perfecto orden muchos libros. Allí tenía todo el tiempo del mundo para leer. Sentada en el piso de la celda volvió a sacar aquellas manos de niña aún, delgadas y blancas, nácar de caracol tierno. Bastó mirarla un segundo para sufrir un desdoble; me vi apuñalada, estrangulada, agonizante entre sus brazos. La sangre corría por mi cuello, mis piernas. Diez, veinte puñaladas, y ella enloquecida, con el diablo en la mirada endurecida, terminando su encomienda, asesinarme, asesinar a su madre.  Así la encontró la policía, sentada sobre el charco de sangre al lado de la que le diera la vida. Nadie aún puede explicarse las razones que tuvo. No se arrepiente, no llora, no habla. Así, en total mutismo escuchó la sentencia: cadena perpetua.  Algunas de sus compañeras de colegio han insinuado una iniciación, un sacrificio humano, cumplir con la encomienda, entregar su prueba de afiliación con el diablo. Se habló de reuniones clandestinas, de iluminados por Satanás. Llevo días pensando en ella, aún veo la sangre correr por mi pecho, aún guardo la imagen de sus pequeñas manos blancas y frágiles, extendidas para tocarme. La guardia de custodia me asegura que cada noche la oye hablar con el diablo. Que aparece dándole una cuchilla con la que se corta heridas en los hombros y se succiona su propia sangre.  La tienen en una celda aislada, sumariada de cualquier contacto humano. Es necesario evitar que vuelva a asesinar a otra compañera de celda. Y ahora estoy aquí, con un penetrante olor a sangre en mi habitación. Sus manos reclamando consuelo me persiguen por todos lados. Llevo el recuerdo de la celda pegado a la conciencia y las nauseas me paralizan. El espíritu de una madre me suplica misericordia.   Carmen Amaralis Vega Olivencia

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Rafael, gracias mil por tus palabras, amigo, lo triste es que es 100% verídico, Acostumbro visitar las cárceles de mujeres, los relatos vivenciales que tengo dan para varios libros, todos de una tragedia insondable, bendiciones, Amaralis

[Rafael Vicente Padrón Ruíz]

un curioso escrito que hace leerlo mas de una ves , es de un hondo pesar y un sufrir interno  ,esta muy bueno , es genial el escrito te felicito de corazón .Y muy merecido el destacado.

me dejo sin palabras , simplemente genial.

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Muchas gracias por tu lectura y comentarios, Mary Flor, este relato es de la vida real, amiga, los recojo de mis visitas a las cárceles de mujeres en Puerto Rico, donde acostumbro ir para llevarles charlas de motivación y de redacción de poesía, un abrazo sincero y mis bendiciones para ti, Amaralis

[Mary Flor Ramírez Barazarte]

MUY TRISTE PERO UNA EXCELENTE REDACCIÓN QUE ME LLEVO DE LA MANO HASTA EL FIN     AMIGA  HAS ESCRITO ALGO TRAGICO PERO QUE CASI SE  ASEMEJA CON MUCHOS RELATOS DE LA VIDA ACTUAL 

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Carmen , muchas gracias por tus palabras y tu presencia, amiga, bendiciones, Amaralis

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Muchas gracias amiga Senda, por tu valioso DESTACADO, bendiciones,  Amaralis

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Gracias Ronald, ya corregí asesinar, mira que lo tenía bien en una y mal en otra, y word NO lo corrigen qué quiere decir acecinar vs asesinar, ambas aparecen como correctas? Siempre me puedes indicar las faltas, tengo mucha confusión por el inglés y el francés que escribo, ok 

[Carmen Hertmann López]

DRAMATICO ,ESTREMECEDOR, PERO QUE LLEGA A FONDO, FELICITACIONES

[SENDA]

[Ronald Bonilla Carvajal]

Buen cuento, amiga, cuida la ortografía para que esa ASESINA no salga tan errónea, abrazos