Estoy posado en la mano de Cristo,
el pedestal de su gloria me sostiene.
Me rodea su divina presencia,
tengo mi cabeza en las estrellas.
La luz de su aura me ilumina.
Me río de los héroes vencidos
que no son héroes ni son nada,
sino que su gloria se basa en acusar
y en envenenar el pensamiento de los inocentes.
Porque aunque tengan razón, están bajo mis pies
y no merecen ni el perdón de Dios.
Decido olvidarme de ellos
para continuar viviendo el nirvana,
pero un zumbido en mi oído izquierdo
me hizo desviar la mirada.
No vi a nadie.
Alcé mi vista
y arriba no había nadie.
Miré abajo,
y tuve que subirla de nuevo
para no tener que seguir sintiendo lástima.
Desde entonces no estoy tranquilo
y tengo que hacerme rehén de la curiosidad,
emprendiendo mi camino.
Al querer estudiar la vía,
enfilo mis ojos al frente,
(que es la izquierda de mis manos)
y una voluptuosa carcajada
sacude mis entrañas.
Porque al leer el INRI,
me acordé de un chiste
y no pude contener mis ganas.
Prosigo en mi empresa
aunque los gritos desde abajo
me atormenten y casi ensordezcan
con el retumbar de sus lamentos.
Y la vibración de sus mentiras
casi me hagan doblar la rodilla.
Quisieron enredar mis pies
y hacerme tropezar,
pero su larga lengua
al rozar mi piel,
se volvió harina.
No pueden conmigo
yo soy más grande que ellos.
He podido rendirme
aún antes de la mitad del camino
algo me impulsa
y es la convicción de la recompensa
porque el instinto me susurra
que hay un tesoro al final
y en completa ignorancia
dando todo por el todo
apresuro mi paso
y me tapo los oídos
sin dar tregua al cansancio.
Jamás pensé en hallar una montaña a mi paso
y de sólo contemplarla
se sabe que es sagrada.
Al menos la sangre y las espinas
me recuerdan eso.
Me trepo y me pincho
sendas sangres se confunden
pero tengo confianza
no pude evitar las púas
allanaron mi dermis
pudieron conmigo
no soy más grande que ellas.
No me dan miedo los pinchazos
aunque el dolor me aturda
mi anestesia es mi fe
y la intuición es mi brújula
ahora que estoy arriba
puedo ver mejor la basura que hay en el abismo
gracias a Dios que ya no me alcanzan
he pasado la prueba de fuego (digo yo)
no soy brujo ni adivino.
Aquí en la cima diviso una muchedumbre
pero tengo que bajar
para poder ver mejor
y me siento tan a gusto aquí
a pesar del dolor
que bajar sería como errar
Decido estar aquí y no moverme
Ha regresado el zumbido
sin prevenir mis intenciones,
y ahora sé que viene de allá
del mismo centro del tumulto.
El deber me llama
y yo que me la doy de héroe
debo cumplir mi misión.
Nunca hago lo que critico
es mi lema.
Si no voy, quien soportar
la voz de mi conciencia
cuando sus cantos y burlas
pululen en mis pensamientos
y quieran atormentar mi ser
que ya no aguanta otro golpe más.
Ya tengo ganas de desistir
pues no sé si pueda soportar
el sentimiento de creer
que estoy luchando en vano.
Me están matando la sed, el calor y la ansiedad.
La desesperación ha hecho de mí su rehén
y no parece darme tregua.
Mi guerra parece no tener propósito,
porque la víctima se ha rendido.
Ha enterrado el hacha de la paz
sobre su propio cadáver.
Esta infidencia no se absuelve
ni con la más valuable de las indulgencias,
no se puede absolver
a quien besa la cadena que le ata
y sacia la sed del opresor con su propia sangre
vendiendo su libertad
a cambio de espejos y baratijas.
De qué vale entonces mi lucha,
si la pata coja
blandió su influencia
al no encontrar resistencia.
Se acabaron los juramentos,
hasta aquí me trajo el río.
Los zumbidos cesaron,
sus artífices han caído bajo las garras
de los héroes que siempre alabaron
y se han matado por su propio pulso.
Ya no hay quien se queje,
se han ido a otra parte a hacerlo
allí donde nadie les volver a ver
porque ya no existen,
ni siquiera para Dios.
He llegado a mi meta
y ahora estoy posado en la otra mano de Cristo;
continúo sostenido por el pedestal de su gloria,
aunque con un nuevo estandarte en mi corazón
y viviendo la emoción de esa misma gloria
que es el gozo que se recibe
por un trabajo bien hecho.
Quise hacer el papel de redentor
y casi fui crucificado.
Solo hay uno,
y he viajado a lo largo de su cruz.
¡Tienes que ser miembro de SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL para agregar comentarios!
Únete a SOCIEDAD VENEZOLANA DE ARTE INTERNACIONAL