-¡Se le cayó la revista!- Le dije haciendo coro con un certero empujón a la puerta del ascensor. Ella no tuvo más reflejo que la sorpresa, circunscrita expresivamente en sendos ojos verdes y la inmovilidad de su gótico atuendo. Parecía contradictorio que una muchacha que parecía sacada de la portada de un disco de rock, llevara consigo un ejemplar de una emblemática revista europea, de las llamadas “del corazón”. Vestida de negro, parecía aún mas blanca de lo que podía verse tras un instante desconcertante entre el golpe y el grito.
Me dijo que no era suya. Le respondí que no me importaba si no era de ella, pero señalé hacia su mano izquierda. Frunció el ceño. Bajó la mirada solo para detenerse en por lo menos media docena de revistas que llevaba cargadas. Me miró de nuevo y las echó al piso. Las tiró con rabia, con desprecio, como si no quisiera haberlas llevado nunca consigo. Temblando, abrió su bolso para sacar un yesquero. Por instantes pensé que quemaría las revistas. Me invitó a pasar. Le dije que no, me haló hacia ella y desprevenido me besó, con mucha fuerza, como si hubiese estado esperando ese beso toda la vida. No opuse resistencia porque a decir verdad, era muy linda. Todo iba bien hasta que me abalanzó una patada en la entrepierna y salió corriendo fuera del edificio. La seguí. Me sacó la lengua y se metió entre la gente que esperaba un autobús. Me detuve y retrocedí un paso apretando los dientes con fuerza.
La odio. La odio con toda el alma. Creo que está loca. Y eso que la vi sólo una vez. Se dio vuelta y torció los ojos. Me miró con desprecio por encima del hombro. Después silbó y llamó a un taxista. Abrió la puerta, entró, cerró la puerta, me vio feo por última vez, ahora a través de la ventana. De pronto, el taxi arrancó y nunca más la vi de nuevo. La vi partir. Se alejaba en el tráfico de la ciudad. Más lejos de mí. Ahora era sólo un punto rojo en el horizonte, porque el taxi ya no se veía, sino sus luces traseras, que iban mezclándose en la noche, al ruidoso enjambre de luciérnagas carmesíes.
Freddy O’ Rea Lanz
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