POR CESAR CHUPINA. La capital de la República de Guatemala se encuentra ubicada en un valle que geográficamente fue considerado como un paraíso por quienes lo escogieron como asiento de la ciudad como solución a la polémica surgida de si se trasladaba o no la ciudad del valle de Panchoy a otro sitio después de los terremotos de Santa Marta.
Contrario a lo que la mayoría cree, en dicho Valle ya existían personas viviendo en lo que en la actualidad es la zona 2 y zona 6 que inmediatamente después del traslado se denominaron Barrio Jocotenango y Barrio de la Parroquia, respectivamente.
Mientras se definían los trazos del área central de la metrópoli consistente en lo que actualmente se conoce como Plaza de la Constitución o Plaza Central del Centro Histórico, la ciudad inició su vida en lo que actualmente es el Barrio de la Candelaria. Por ello es que en dicho barrio encontramos aún rasgos característicos tales como el trazo casi circular de algunas de sus calles. Este primer asentamiento inició allí porque estaba justamente en las faldas de lo que hoy se conoce como Cerrito del Carmen que era la sede de la ermita que fundó Juan Corz, razón por la cual al Valle entre sus tres denominaciones se le conocía como valle de la Ermita. Las otras son Valle de la Virgen debido a que la ciudad fue encomendada al patronazgo de la Virgen de la Asunción y Valle de las Vacas como consecuencia de una de las primeras acciones como gobernador del reino de Guatemala de don Pedro de Alvarado después de la Conquista de Guatemala.
Al terminar la conquista de Guatemala, don Pedro de Alvarado repartió las tierras de este Valle donde actualmente se asienta la ciudad capital entre sus capitanes y soldados más cercanos. Tocándole a Don Héctor de La Barreda parte del Valle de Las Vacas, nombre que derivó de la idea que tuvo éste conquistador de importar de la isla de Cuba algunas vacas y toros y poniéndolos en el valle de su propiedad fueron multiplicándose en gran manera. Razón misma del nombre de Valle de las Vacas, y de ésta forma se inmortalizaba este nombre, el recuerdo del sitio a donde por primera vez se introdujo el ganado en el Reino de Guatemala.
La otra denominación del Valle donde está asentada la capital de Guatemala es el de Valle de la Virgen o de la Asunción, atendiendo a que a esta advocación mariana fue encargado el cuidado de la misma. Por ello es que la fiesta patronal de ciudad de Guatemala cambió de julio en el que se celebra a Santiago de los Caballeros, patrono de Antigua Guatemala al mes de agosto en el que se celebra la Asunción de la Virgen siendo la fiesta más difundida en el mes de agosto en concatenación con la de la Virgen del Tránsito cuyo día es el 14 de agosto.
En algunas comunidades se celebra sólo la primera o la segunda y en algunas las dos juntas. La Virgen del Tránsito es la Virgen que ha muerto y la de la Asunción la que es asunta al cielo. En la ciudad de Guatemala es motivo de feria ya que desde una semana antes del 15 se colocan en el Hipódromo del Norte y en la 7ª avenida de la zona 2, frente a la Iglesia ventas, juegos, comedores y todo aquello característico de las ferias guatemalteca.
El 14, la Parroquia conduce a la Virgen del Tránsito con mucho respeto y solemnidad. La feligresía espera que den las 12 de la noche dentro y fuera del templo para iniciar la tradicional serena a la Virgen de la Asunción que ese día sale en procesión por las calles del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala siendo Catedral Metropolitana el principal lugar en el que se detiene donde el Arzobispo y la jerarquía más importante de la Iglesia Católica la reciben con pompa y celebran una misa en su honor.
El terremoto de Santa Marta origina la polémica de si la capital debe trasladarse a otro lugar o quedarse en el Valle de Panchoy. La ciudad bien pudo reconstruirse en éste lugar pero el traslado coincide con el nacimiento de la nueva mentalidad que origina años después, en el siglo XIX, la Independencia de Centroamérica, razón por la cual la nueva capital se construye en un estilo diferente a lo que es Antigua Guatemala, ciudad modelo del barroco.
La Nueva Guatemala de la Asunción es una ciudad neoclásica que refleja las ideas que dan origen a los movimientos independentistas hispanoamericanos. Es decir, el traslado de la ciudad al Valle de las Vacas, de la Ermita o de la Virgen más que una necesidad física de reconstrucción, una necesidad ideológica de asentar las nuevas ideas que nutrían a la humanidad para darle a su historia un nuevo giro tal y como efectivamente ocurrió.
Santiago de Guatemala siempre estuvo estrechamente vinculado a los terremotos, que condicionaron muchas de sus características, desde su misma ubicación hasta su arquitectura. Los terremotos de 1773, sin ser los más fuertes, fueron los más determinantes en el destino de la urbe, puesto que provocaron su mismo abandono y traslación.
En la documentación correspondiente y en la magnitud que suele darse al hecho cuando se alude sólo al traslado de la capital, no siempre se reconocen otras implicaciones importantes, como la mudanza de los pueblos inmediatos, la reconstrucción de todo el sistema de relaciones socioeconómicas de la extensa región que estuvo directamente dedicada al servicio y abasto de Santiago. Además, la traslación hizo que tal sistema de relaciones de la ciudad se recuperara mucho más lentamente y con más dificultad que si la capital se hubiera reconstruido en el mismo sitio.
Por otra parte, el traslado impuso un mayor grado de inversión, estatal y privada, en un tiempo relativamente corto, ya que fue necesario construir de la nada toda la infraestructura urbana: edificios públicos, casas particulares, etcétera. De julio de 1773 a fines de 1775 se abrió un período extremadamente largo de incertidumbre para los moradores de la capital. Si bien en los primeros días la opinión mayoritaria favorecía el traslado, poco a poco las dificultades inherentes al mismo indujeron a los habitantes a continuar en el mismo lugar.
Durante dicho período, el Presidente Mayorga no pudo aplicar las medidas del traslado con todo rigor, puesto que el mismo se consideraba provisional y sujeto a la decisión final del monarca. Después de recibir la aprobación real, el Presidente se propuso llevarlo a cabo rápidamente pero, con todo y sus esfuerzos, ello fue imposible. En diversas ocasiones el Ayuntamiento expresó su opinión contraria al traslado con base en el examen de los problemas que conllevaba, como por ejemplo las pérdidas y gastos que implicaba para los vecinos, la Iglesia y la Real Hacienda.
Matías de Gálvez, al asumir el cargo de Presidente, mantuvo la misma postura intransigente de Mayorga. Ambos concibieron el traslado como abandono total y completo de Santiago, e inclusive pensaron en arrasar la arruinada capital. Los vecinos de ésta opusieron una resistencia lenta y pasiva, y en algunos casos se quedaron o se trasladaron momentáneamente para regresar al poco tiempo.
Cuando Gálvez partió hacia Nueva España en 1783, promovido al cargo de Virrey, el establecimiento de la capital en la Nueva Guatemala de la Asunción era un hecho consumado aunque no completo. Gálvez dejó una ciudad a medio hacer, que tardó muchos años en acercarse a la prestancia arquitectónica y urbana que tuvo Santiago de Guatemala, aun con una población menor.
La arruinada capital, que ya comenzaba a llamarse la Antigua Guatemala, nunca se abandonó del todo. Al parecer su población disminuyó a 5,000 ó 6,000 habitantes, algunos de los cuales provenían de los pueblos cercanos. La construcción de la Nueva Guatemala siguió un proceso mucho más lento de lo que se pensó al principio.
La capital tardó cerca de 50 años en alcanzar la población que tenía Santiago en la época de los terremotos, y tomó casi 100 años terminar algunos de los edificios más importantes. El factor determinante en la decisión de trasladar la capital fue el respaldo que el Consejo de Indias y el Rey dieron a Mayorga, sin atender las razones presentadas por el Arzobispo, el Ayuntamiento y muchos vecinos. El grado de destrucción no fue tan amplio como se afirmó en un primer momento. Tanto la Corona como los particulares se hubieran beneficiado económicamente si sólo hubieran hecho las reparaciones necesarias, lo cual además pudo haber sido más rápido. El enfrentamiento entre el Arzobispo y el Presidente de la Audiencia tuvo consecuencias graves para la población, que se vio obligada a tomar partido por la autoridad civil o por la religiosa.
Varios autores, como Antonio Batres Jáuregui, J. Antonio Villacorta, José Mata Gavidia y José Joaquín Pardo, han señalado que el traslado estuvo motivado únicamente por factores económicos: privar a la Iglesia de las abundantes rentas de que gozaba por los censos que poseía en Santiago sobre solares y casas provenientes de donaciones, dotes, capellanías, aniversarios, obras pías, etcétera.
En suma, se intentó una desamortización de los bienes eclesiásticos para que privada la Iglesia de su poder económico disminuyera también su importancia social y política. En efecto, éste fue uno de los resultados, pero el mismo no fue buscado a priori. En los expedientes y resoluciones del Consejo de Indias no se encuentra la menor alusión sobre el particular, por lo que parece dudoso que tal hubiera sido el propósito. El traslado afectó de manera profunda y prolongada a la población, principalmente en sus actividades económicas.
El comercio sufrió grandes pérdidas por la dispersión inicial de los vecinos en los pueblos cercanos, derivada ésta de la confusión creada por el traslado provisional y por el encarecimiento del transporte de mercaderías. El traslado también provocó la decadencia de otros sectores de la población, como los gremios que llegaron a su casi total extinción. Muchos artesanos tuvieron que abandonar sus talleres y empresas, y se arruinaron en la nueva ciudad. Por otra parte, surgió una gran demanda de albañiles, carpinteros y herreros, que indujo a los artesanos de otros oficios a dedicarse a la construcción, en la cual obtenían mejores salarios.
Con posterioridad, al disminuir las edificaciones, estas personas representaron un problema económico y social en la nueva capital, puesto que muchos pasaron a engrosar los sectores de gente pobre, ociosa, hambrienta, sin trabajo fijo, pendenciera, dedicada a riñas o delitos. La situación de violencia y desintegración se mantuvo más o menos igual durante varias décadas. Aumentaron los hijos ilegítimos, se postergaron o disminuyeron los matrimonios, tanto por problemas de vivienda como por el deterioro general de la situación familiar, sobre todo en los niveles bajos de la población, que constituyó una “plebe” agresiva e inconforme. La resistencia al traslado entre los indígenas procedentes de los pueblos que circundaban Santiago dio como resultado que los nuevos pueblos fueran menores que los anteriores.
En resumen, el traslado tuvo un alto costo humano, económico y político, por la pérdida de prestigio que sufrió la capital frente a las otras provincias del Reino y por el resentimiento que creó en éstas la elevada inversión de recursos en la construcción de aquélla en una época de crisis, que se agudizó en todo el Reino a partir de 1790.
La Nueva Guatemala de la Asunción pudo mejorar su diseño urbanístico (calles más anchas, más plazas y de mayores dimensiones), lo cual la distingue en la actualidad si se le compara con ciudades como San Salvador o San Miguel de Tegucigalpa. Pero todo ello a costa de una disminución de su prestigio y de poder demográfico, político, etcétera, en un proceso de crecimiento y de construcción que tomó muchas décadas.
Comentario
Como parte de nuestra herencia hispánica, Guatemala desarrollo una imaginería muy singular. Por ello, en Iglesias como de la Asunción hay imágenes de veneración, como la de esta grafica, y procesionales como la de la entrada. La gran mayoría tiene su historia, anecdotario y leyendas. Esta, por ejemplo, fue coronada por Juan Pablo II en uno de sus viajes a mi país, lo cual es un alto honor para todo buen guatemalteco, católico o no, por el hecho de ser la Patrona de la ciudad y a la vez su fundadora porque se instituye la metrópoli precisamente en el Valle de la Virgen de la Asunción. Al inicio, donde esta la Iglesia era el Barrio Jocotenango, ahora Barrio la Asunción, zona 2 de la ciudad de Guatemala que dicho sea de paso su verdadero nombre es LA NUEVA GUATEMALA DE LA ASUNCION, el cual se acorto porque todos identifican esta denominación con la dictadura del Gral. Efraín Ríos Montt quien decía que Guatemala era La Nueva Guatemala, gracias a su gestión. Pero el nombre de la ciudad, originalmente, es así atendiendo que tras los Terremotos de Santa Marta había que diferenciar la ciudad traslada a la que se quedo en el Valle de Panchoy destruida. Es decir, la Antigua y la Nueva Guatemala. Además, por ideología, los fundadores no querían de nuevo como patrono a Santiago de los Caballeros debido a que ya empezaban a vislumbrarse las gestas independentistas y el traslado de la ciudad también implicaba las novedades de la época, una nueva Guatemala en el sentido independiente… Por cierto que muchos creen que la imagen en este comentario es la mas antigua de la Asunción en Guatemala. Pero no, mas antigua es la que esta en el Seminario Mayor que también se denomina Seminario de la Asunción.
Para mí es muy grato conocer y aprender de otras culturas, en este caso Guatemala, tan rica en historia y tradiciones. Un fuerte abrazo a los guatemaltecos! Latinoamérica unida!!
Saludos y mi abrazo,
Tere
Estimada Rita: En esa calle nací y viví hasta los 17 años. La fotografía está invertida, pero así es la calle. Me alegra que te agrade m ciudad. Besos, Chente.
Estimado César, gracias por dar a conocer nuestra Guatemala, Un abrazo, Chente.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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