LA CUESTA

[F.J AGUILERA MENDOZA]

Subiendo voy todos los días
la empinada cuesta,
es tan alta, que me detengo
a mitad de camino a descansar un poco,
a veces el sol es muy sincero,
y otras la lluvia llora con fuerza y me detiene.

Contenta unas veces y otras muy tristes,
paso cantando y también llorando
con mucho pesar en mis hombros,
por la delgada escalera
que me ha de llevar al final de la larga cuesta.
Al llegar al mundo de los sueños,
cansada de caminar el umbral,
siento las gotas de sudor recorrer mis mejillas,
los latidos del corazón acelerados.

Me siento tan libre
como pájaro surcando los cielos,
como navegante llegando a puerto,
feliz, me pierdo entre la muchedumbre de la plaza,
recuerdo en ese momento que existo,
el sol se refleja en el iris de mis ojos
lleno de mucha alegría.

Atrás quedó el barranco lleno de hastío,
pero qué lástima
que dure tan pocas horas mi dicha,
volveré a atravesar el oscuro y largo pasillo
que me conduce a mi humilde morada,
donde me esperan mis golpeadas ollas de peltre,
un perro flaco, un loro viejo,
mis tures de mimbre,
un televisor a blanco y negro,
y la virgen detrás de la puerta.

[hugo]

No parece poco lo que te espera en la humilde morada... Para mí, ¡todo un tesoro!... ABRAZO ENORME. 

[Elias Antonio Almada]

Un gran gusto leerte