LAMBABINA Y MICHELIN
La niña de los ojos de cristal de gemas, ella, se ponía unas oscuras gafas, para no revelar esos ojos cuyos diamantes eran la mácula de sus pupilas, un cirujano, al verse apercollado, por la muerte, busco a una cieguita salvaje mitad india, mitad blanca, su madre ya casi a punto de morir dono sus ojos y el cirujano, implanto los ojos, y encondió en ellos sus preciadas piedras, ni le causaba mal, pero la niña tendría que usar lentes oscuros en adelante, ese reflejo de su mirada causaba un hechizo, si se detenían a mirarle las pupilas, una luz cegadora, hacia sucumbir a cualquiera, le era prohibido, de frente y sin gafas mirar.
El cirujano fue atrapado, jamás confeso quien poseía esos diamantes, y desapareció de la selva, del mundo real, ni los cuentos volvieron a saber nada de nada, ni la niña era cuento hasta hoy, lo sería si el amor hiciera navegar ese corazón, pronto creció, era encarnadamente fea, solo esos ojos, le resaltaban una belleza ancestral, ahora el cabello era de diosa, el cuerpo esbelto, de por si moreno, color canela, y ese rostro irradiaba al no ser la niña ciega, si no la niña luz, de ojos tranquilos, que paseaba dos profundos diamantes, y dentro de ella piramidales gemas, que un artista avezado incrusto, en esas vacías cuencas de sombras y tinieblas, ahora faro que iluminaba vida, remansos de paz, muy poco los abría, ella cuidaba con celo es luz y abría sus parpados, cuando detectaba que estaba en un lugar sombrío, los abría entonces, la luz le opacaba sus ojos, la cegaba de momento, por ello en lo sombrío, se iluminaba la armonía en su rostro ahora de dama.
Un chico de fina estampa, apareció en su radar de dama y ella le capturo en su mirada y descubrió algo… ¡él era hijo del cirujano!, ¿acaso él vendría por sus ojos?…
No sabía que hacer, pero el cirujano le había dicho, no tema, algún día alguien muy allegado a mi vendrá por ti, no le temas, el es de confiar solo sé serena, déjese ser amiga y no huya, por favor…
Los tiempos marcados por el destino, con sus misterios, trampas, y encierros, cajea a veces con las dudas, quien nada espera no se aferra a nada, quien desea libertad, y la mente confabula ruidos y sables, al poner la reflexión en el altar de las oraciones la providencia destella una luz de si divinidad y el ángel aunque no habla, ni dice da instrucciones al ADN, este con el saber que hacer se hace guía y es premonición que sin conocer la respuesta actúa por presentimiento, o intuición.
Me llamó Michelin Pons, mi padre duro secuestrado luego de salvar tu vida, hizo escaramuzas para que dieran contigo, al parecer mi padre desapareció las joyas, nadie sabe que sucedió, y es la hora que todo está en el limbo, solo papá tiene la llave maestra de toda esta ecuación.
La selva te da lo necesario, te surte, hay cazadores, que te tren presas frescas, recién cazadas, indígenas cosechando frutos y de la tierra como hortalizas, tomates, lo intercambian por especias, sal, o dinero si no ven el intercambio hacia la balanza de ellos.
Libambina, era el nombre de la niña de los ojos ocultos, muy pocos son los afortunados, de ver esas pupilas de sol y luna, inflamados de estrella, Michelin tenía unas gafas espías, transmitían desde la selva las incidencias, un padre astuto, su hijo ni se enteraba, de ello, atrás los indios pigmeos cuidaban la retaguardia con un experto mercenario, mantenía la zona limpia de alimañas, estas desaparecían, sin ley ni orden, cosas de la selva y sus leyes quedaban salvaguardad por un silencio de piedra, no se oía nada.
Dos anillos más afuera cercaban los caminos, tenía alarmas a centímetros de la tierra que se comunicaban, señalando el lugar, al cual las fuerzas amigas dejaban limpio, todo quedaba en la manigua de la selva, lo que allí pasaba era de allí, y todo el mundo lo sabía, que quien desafiaba lo desconocido.
Cuando había que ser rudo, sin contemplar bondad alguna, al corazón no había que darle razones, al entendimiento explicaciones, y con la conciencia se desinstalaba el dialogo no había lugar para ser escuchada, se le desentendía.
La nota era que, a la mañana siguiente, partirían para la civilización a donde el cirujano, recibía en secreto joyas de gran valor, tres escuadras de limpieza, adelante una retaguardia de asalto, el grupo y dos de remache desplegadas en abanico aseguraban todo perímetro.
La historia continuaría acá cae el telón del primer acto.
Leo Frank Park
Luis Francisco Pardo Huertas
Derechos Reservados de Autor
Colombia - Kansas City Mo.
19 08 2020
Comentario
Muy buena narrativa , ya va apareciendo el nudo y espero la segunda parte.
Gracias
mary
Elias Antonio Almada gracias por tus felicitaciones amigo, saludos de un Colombino...
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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