Por Víctor Suárez
Machepa: una palabra que enclaustra la filosofía del diario vivir de los dominicanos oriundo del olvido y la desidia, una palabra que encierra la sabiduría del hombre simple del campo, una imagen auditiva, creada inteligentemente por el profesor Juan Bosch para definir a los desamparados, a los hijos del infortunio, a los pobres.
Los mismos pobres de ayer, esos a los que Juan Bosch le llamó, los incautos, los desposeídos, los naturales del pueblo, esos mismo siguen siendo los pobres de hoy.
Los propios que, la necesidad atrapa a cada instante, los engulle y no los deja ser, no los deja vivir como seres humanos, los sin oportunidad para desarrollarse, los que viven de los bagazos de otros.
Esos Dominicanos, por los que luchó el profesor, por los que dio su alma, su sangre, a los que defendió más que a su propia vida, esos son los mismo que hoy permanecen en el abandono.
Viejitos ya, sin salud, sin medicina, sin pan, sus descendientes, sin las coyunturas necesarias para enfrentarse a la vida de una forma positiva.
El poder no es de los pobres, ni para los pobres habrá de ser. Puede ser que un presidente salga desde los desheredados hacia el palacio presidencial, a través de los medios oligárquicos del sistemas de partidos, pero, gobernará para los ricos, por que los poderosos están organizados y saben lo que defienden, su dinero, sus bienes, están claros y saben muy bien lo que quieren, por lo tanto, para ellos habrá de gobernar el inteligentito que desde los pobre salió.
En cambio nosotros los de abajo, los desafortunados, no nos sabemos organizar, no tenemos la capacidad de organización, el hambre no nos permite pensar más allá, que luchar por la subsistencia, por la comida del día a día, la que precariamente podemos obtener.
El poder no es de los pobres y no será para los necesitados, hasta que los infortunados no aprendamos a sacrificarnos, morir por la búsqueda del poder, poder obtenido por los pobres, mantenido por los pobres y dirigido por los pobres. Como lo pregonaba Bosch, un gobierno del pueblo y para el pueblo.
El presidente se ha convertido en un defensor de los poderosos y poderoso se vuelve él con ellos, mientras los hijos de machepa, los hijos de Juan Bosch, siguen en la ignominia, viviendo en la más negra miseria, en la más cruel de las carencias.
Las inversiones principales de un estado, deben estar dirigidas directamente a la gente de abajo, los que realmente necesitan, no a la mitad de ellos, si no, a todos y cada uno de los que no tienen la posibilidad de vivir dignamente.
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