LOS VERDIALES...

[Francisco Molina Infante]

En la Alta Axarquía Malacitana está: Existen unas deslumbrantes, maravillosas y exquisitas luces las vistas que allí se pueden  divisar, se extienden hasta el infinito y más allá con un poco de imaginación que tú pongas, haciéndote pensar en caricias de mujer, o tu entrada a una de las glorias de este Universo; más si las observas bien y con tranquilidad absoluta, los Montes desde allí: te darán el perfume de cantuesos, tomillos y aulagas, que se mezclan con las brisas escaladoras de este Mar Mediterráneo, que está bañando continuamente sus costas templadas y purificadas por los filtros amorosos de tantas bellísimas damas.  Y hasta el Sol relaja su estancia al pasar por estas tierras del sur de Andalucía.                                                                                      No son conjeturas mías, que yo hago por ser mi comarca y amante espiritual; pues si lo quieres comprobar: te vienes y lo verás con tus propios ojos y con algunas otras lindeces, pues seguro estoy que tú las encontrarás.                                                  Te parecerá estar flotando sobre rosas o claveles, de esos que se parecen a sus hombres y mujeres, porque ese carácter tan noble: allí se da y así lo están cultivando desde que vivieron esas luces en el Paraíso de los Verdiales.                                                              Hay alcornoques que vibran, cuando sus corchos les crece y no se lamentan nunca, porque los almendros floridos: mucho más los engrandecen y hasta paren  a palmeras en sus fortificadas cruces. Ellos te limpiaran el alma, si vas por aquellos lares y si  apareces de golpe, te coronaran de laureles.                                      Allá por el mes de Enero; yo los he visto tan floridos, que nunca te aparecerán inertes, pues son parecidos a las nieves que un Mu ley Hacen entretiene para embellecer todo el contorno en un amainar de sus  cumbres.                                                                    Si has de pensar en tus años, cuando tu alma florece, habrás de observar, la calidad de sus olivos, que las edad los reverdece.        ¡Ay, amor!: me olvidaba de sus viñas, que por todas partes aparecen, dando el sabor moscatel, sin que se te sirvan con mantel o se concentren en caldos dulces.                                        El vinillo moscatel de entre Colmenar a Competa pasando Cutar o Comares, es el elixir, que ya no escapa y existe, en banquetes, con laureles; pues no se quedó rezagado al labriego, que lo sufre y lo hace y por no tenerlo olvidado: ya que es manjar de los dioses; de esos dioses que han preñado desde Las Breñas hasta el Palo y desde el Morche hasta Alfarnate, por ser el rincón más dorado del Sur, pues en mi España no existe otro mejor lugar, ni más humano.                                                                                          Yo viví mi juventud allí, en mi pueblo "Colmenar" –no puedo olvidar lo- tengo raíces terruñas, vista de lince y alma de buen soldado; pues si te quieres renovar...; -un consejo, muy bien dado-: instálate en Colmenar –a pocos pasos del mar, mucho menos a la capital (28 kilómetros) -yo los he contado con pasos largos también, en mi juventud para venir a ver los toros-.              Te irás a muchos mundos lejanos, sin tener que viajar y si te bebes dos tragos: la sangre te curará de los sufrimientos de esta vida de humanos y, hasta es posible que te cases allí, si estás soltero y te gustan las mujeres lindas, si buscas la absoluta verdad y el trato con sus mayores.                                           Mucho más puedo decir, pero mi dama no quiere, porque entonces voy a llenar de visitantes sus calles.                                    Pero antes de irme, quiero decir: que la mejor chacina del cerdo, siempre se fabricó allí y no te digo de la miel, que hasta el nombre desmerece, si la llegas a probar.

[Hildebrando Rodríguez]

APRECIADO ESCRITOR FRANCISCO MOLINA INFANTE:

Me pareció interesante tu escrito.  Felicitaciones.

Hildebrando.

[Jaime Ignacio Jaramillo Corrales]

He pasado a leerle, apreciado escritor, Francisco Molina Infante, quedando súmmum satisfecho con su exquisita narrativa. En adelante seré uno de sus asiduos lectores.

Reciba mi saludo y abrazo fraterno desde Aagón en España, su tierra y la de sus ancestros.

Condorandino

[Elias Antonio Almada]