En esta parte del país,no llueve.
De un tiempo para aca siento nitidamene que me hace falta.Crecí bajo su estallido frenético.Jugué como muchos otros niños, saltando sobre los charcos que,pasado el chubasco,quedaban por todas partes.
En los riachuelos que se formaban después del aguacero,colocabamos pequeños barcos de papel que se deslizaban rápidamente,de la misma forma que nuestros días de infancia.
En esta parte de América nunca llueve.Parece como si la naturaleza hubiese tenido un lapsus de idiotez en estos lares;la lluvia es alegría y tambien nostalgia.Cristaliza nuestros sentimientos,nos hermana...nos limpia.
En esta parte del mundo el dios de las lluvias alzó su voz de protesta y nos dejó a todos sin ella;por eso el polvo se acumula y se hace espeso.Cala por todas partes;se mete en los cajones de la ropa,en los bolsillos,en el aire sucio que respiramos sin remedio,en las ventanas...en la piel.
El polvo es un castigo;se posa en los zapatos,se cuela en las rendijas.
Si hubiese lluvia todo sería distinto...todo sería verde.La tierra se enseñorearía brindandonos un arco iris de vida...pero nos toca vivir sin ella.Hacernos la idea,en las mañanas,que el agua que cae de la ducha,es una porción chiquita de lluvia.Si cerramos los ojos, podremos escuchar la suave melodía de las gotas chocando contra el suelo;ese particular tintineo ensoñador que nos regresa instantaneamente a la tierra de los abuelos de la que nos fuimos para no regresar jamas.
Los que nunca han sido sorprendidos por una lluvia repentina,no conocen el placer de guarecerse bajo un toldo comunitario,o ver a traves de la ventana de una cafetería providencial,como todo se va contagiando de agua
que chorrea de las casas,que corre por las calles,que sale disparada como si fuese cascada cuando los autos corren raudos...mientras se saborea una estupenda taza de café caliente.
Los que han vivido alguna vez bajo el encanto de la lluvia,saben bien que cuando ésta cae de noche,el sueño es más profundo y placentero;es como una música celestial que arrulla y canta al oído.
Pero en esta parte del planeta nunca llueve.A veces unas cuantas gotas se dejan caer con displicencia,como haciendonos ver,indolente,que carecemos por completo de ella.
Hoy me falta la luvia...puedo vivir sin ella,claro,como quien puede vivir con sus zapatos rotos. Jaime Aldana.
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