MEDUSA

[ELISAIN MALDONADO]

En las profundidades del océano, Medusa emerge,

un ser de belleza inigualable y encanto magnético,

sus cabellos serpentinos danzan con lascivia,

sus ojos hipnotizantes despiertan el deseo más erótico.

 

Su piel de alabastro, suave como la seda,

invita a ser acariciada con pasión y fervor,

sus labios carmesíes, una promesa de placer,

y su cuerpo esculpido en curvas que inspiran ardor.

 

Medusa, criatura mítica de sensualidad inigualable,

despiertas los instintos más salvajes en los mortales,

con tus susurros seductores y miradas penetrantes,

conviertes en piedra aquellos que caen en tus lazos fatales.

 

Tu figura se contonea en un baile erótico y seductor,

encendiendo la llama de la lujuria en cada rincón,

despiertas el fuego del deseo con tu presencia,

y haces arder las almas con tu dominio sin condición.

 

El mar se convierte en un escenario de pasiones prohibidas,

donde las olas susurran secretos de deseo y fantasía,

Medusa, diosa del éxtasis y la sensualidad desenfrenada,

conviertes cada encuentro en una experiencia ardiente y sombría.

 

Enredados en tus cabellos serpenteantes,

los cuerpos se entrelazan en un frenesí de éxtasis,

tu mirada petrificante se convierte en elixir de placer,

y el mundo desaparece, solo queda el deseo fugaz.

 

Medusa, encarnación del erotismo y la tentación,

despiertas los instintos más primitivos y salvajes,

tus caricias son veneno que se expande en la piel,

y tu presencia es el susurro que provoca los deseos más salvajes.

 

Oh, Medusa, fuente de fascinación y desenfreno,

provocas temblores en el alma y en el cuerpo,

eres el símbolo de la pasión en su máximo esplendor,

un mito erótico que perdura en el recuerdo más perverso.

 

Así, Medusa, en tu misterio y seducción sin igual,

despiertas los fuegos más oscuros y apasionados,

en un torbellino de deseo y tentación desenfrenada,

que envuelve a los amantes

en un abrazo de placer sin límites trazados.

 

 

 

[Elias Antonio Almada]