ÁNGEL VIRIL EN SU SEXA EDAD.

[Francisco Molina Infante]

Su mente se trasladaba y se consumía entre las ramas leñosas de su larga vida, pero no pretendía ocultar sus verdades a los demás; tan solo quería seguir, fielmente, los dictados de su conciencia, sin hacer daño a nadie; aunque andaba un tanto ermitaño de la sociedad actual por puro convencimiento personal y quiso darle un buen cambio a su vida. 
Añoraba los días de su pubertad, en los pensaba siempre, que no había vivido lo suficiente por su edad y los proyectos futuros se le venían en tropel a la mente y lo que deseaba hacer en su futuro; pero los acontecimientos no se desarrollaron como ideaba y una vez gastados más de las tres cuartas partes de su existencia imaginada; quiso hacer un examen meticuloso de ellos y al final observó que le quedaban por realizar algunos acontecimientos, que en su día pensó y que aún no había llevado a cabo: como eran: hacer largos viajes por el mundo para conocer otras ciudades, culturas, etc., y sin querer dilatarlo más tiempo, por temor a verse impedido físicamente para llevarlos a cabo, si los retrasaba por más tiempo, se obligó a desearlos con más énfasis y tratar de llevarlos a cabo lo antes posible, antes de que fuese más tarde. 
Cuando se jubiló determinó dar largos paseos: yendo descalzo por el rompeolas de la playa vecina o recorriendo varios kilómetros por el camino peatonal de la N-340 -autopista del Mediterráneo-; a la vez que rumiaba en su acalorada mente, sobre el final de sus días: ideando nuevas situaciones para no caer en el olvido, como tantos otros o tal vez, recorrer algunos de los lugares del mundo -que siempre deseó conocer de cerca- y aprovechar esas posibles andanzas, dedicándose a escribir alguna que otra poesía o prosas, -con grandes dificultades- pues tenía buena disposición para el arte de escribir; pero pocas facultades para llevar a cabo tan magno proyecto y, eso: no pensaba, que sería el mayor de los inconvenientes o controversias para el futuro que proyectaba para su futuro, pues, como un día le dijo su padre: todo se arregla en el mundo con buena maña...
Su gran obstáculo, lo constituiría -sin lugar a ninguna duda-: iniciar la marcha, para llevar a cabo sus intenciones, con algo de solvencia y determinación; aunque se apoyaba firmemente también en cierta frase que leyó, tiempo atrás: " caminante, no hay camino, se hace camino al andar..."  
Tanto es así, que empezó a coger tal afición a relatar su vida futura, que sin pensarlo, ya se había adentrado y decidido a emprender un cambio.
Fue dejando en segundo lugar otras apetencias y hábitos que tenía -en las que había empleado gran parte de su larga vida- y, se marcó unos objetivos, cuales eran: el no depender de nadie, (pues ya había cumplido, con creces, todas sus obligaciones familiares y laborales) y, se dedicó a dar riendas sueltas a su estricta conciencia y sobre todo: dedicarle mucho tiempo a admirar la belleza natural y muy especialmente a la belleza femenina (al haberse emancipado de otros compromisos amorosos del pasado); lo que, le llevó poco a poco a adentrarse en un mundo muy particular y atrevido, como era: el de la conquista amorosa femenina, con edades, que estuviesen comprendidas entre los 18 y 35 años, que no tuviesen obligaciones familiares, ni compromisos amorosos en esos momentos.
Se pasaba más de media jornada y parte de la madrugada frente a la pantalla de su ordenador: escribiendo algunos trozos de su precaria afición literaria y consultando algunas páginas de diversos chateos, que fueron paulatinamente desarrollando su afán de conquista, junto con su gran deseo de viajar por el mundo. 
A medida, que sus pretendidos proyectos se iban desarrollando, sus ilusiones se arraigaron más fuertemente en él y el cóctel que se ideó de forma pasajera, empezó a convertirse en citas formales, atrevidas y con un gran afán de vivir la vida felizmente, mientras el cuerpo aguantase, al tiempo, que visitaba otros lugares lejanos; ardiendo en deseos de conocerlos cuanto antes...
Cada mañana al levantarse y mientras se aseaba en el cuarto de baño distraía su mente sobre alguna frase enigmática -que le venía como anillo al dedo- y no salía de allí, hasta no haber compuesto algunos versos, que posteriormente, sin corregirlos los iba anotando en una libreta, -que a tal fin se había colocado en la repisa del mueble blanco del baño; de allí las pasaría a su página web, confeccionada algunos meses después, por encargó a un conocido -entendido en la materia- y cuando su web estuvo disponible: las fue metiendo por años crecientes a su confección y con grandes dificultades, -al no estar muy experimentado en las páginas de Internet, pero a conciencia de lo que hacía, pues quería que le perdurasen lo más posible: la fue introduciendo en su página web lo mejor que pudo, llegando a poner más de dos mil de aquellas poesías, que casi siempre confeccionaba, mientras firmaba en el retrete.
En muchas ocasiones se ideaba escribir algunos relatos cortos, que finalmente, terminaba en novelas de hasta 400 ó 500 páginas; aunque algunos de ellos no llegó a desarrollarlos por completo al venirse le mucha tarea encima y empezó a faltar le tiempo, debido a sus andanzas futuras indagando por otras páginas de Internet, que llamaban su atención, como eran: consultas a muchas páginas de medicina, geografía, historia y especialmente el tiempo que pasaba, indagando por los recorridos que hacía a través del programa Google Earth, desde que su amigo Juan José se lo instaló una tarde..
Al cabo de algún tiempo: se organizó de tal forma, que encontró la fórmula ideal para comprometerse con alguna fémina -con las que solía chatear por algunas de las páginas de internet- y se llegó a organizar tan bien, -para hacer una visita a cualquier dama de sus múltiples conquistas, que empezó a llevar anotados los datos de cada una de ellas, en otra libreta- pero siempre daba prioridad a aquellas con las cuales ajustaba de antemano, algunos requisitos de obligado cumplimiento, como era: su alojamiento en el propio domicilio de la interesada, o en la casa de algún familiar, vecinos, etc., tratando de conocerle personalmente y a ser posible en su propia cama, como pareja de hecho; pues en caso contrario, -al manifestar ésta sus reparos o inconvenientes al eficaz cumplimiento de sus deseos, las relegaba a un segundo o tercer lugar e incluso las llegaba a borrar de su listado y las daba por imposibles. 
Se condicionaba a no gastar mucho dinero en los alojamientos; pues cualquier hospedaje le saldría muy caro y no andaba largo de recursos dinerarios, ya que, en plena crisis: sabía del sufrido ahorro, durante meses, para alcanzar: pagarse el pasaje al lugar de destino y llevar algo de dinero extra, por lo que pudiera pasar. 
De esta forma, mataba dos pájaros de un tiro, pues: recorrería y conocería algunas ciudades o pueblos -lugares apetecidos desde su juventud- a la vez, que disfrutaría de la compañía de alguna joven y extraordinaria mujer, que previamente él habría enamorado por internet en sus largas conversaciones ante la pantalla.
No tardó en encontrar una de estas enamoradas de muy  buenas disposiciones para cumplimentar su ansiado proyecto y con excelentes actitudes y expresiones enamoradizas, a las que previamente se había mostrado tal cual era y a la que no le había importado la realidad de su edad de sesentón pasado de moda, pero que sin duda él había sabido cautivar por su caballerosidad, trato educado en sus diálogos y las serias esperanzas de formar una pareja bien avenida, se desarrollaba con un horizonte bastante aceptable a sus proyectadas ideas.

[Elias Antonio Almada]