PAZ

[Carlos Daniel]

PAZ

 

           La situación social, en cualquiera de sus manifestaciones, es el resultado de la expresión de las individualidades que la componen.

               Podemos resignarnos y afrontar la realidad como se presenta o hacer algo al respecto: Trabajar para hacer que las cosas pasen.

              Si deseamos la paz, podemos comenzar con lo más cercano, es decir nosotros mismos, en conciencia de que somos uno de los que integramos esta sociedad.           

             Así como pensamos y sentimos, nos expresamos y afectamos al entorno, especialmente a nuestros afectos cercanos.

            Una vez le preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta cual era el sentido de su trabajo, en vista del océano de necesidades que había en todo el mundo, y  ella contestó: “Si a ese océano le quitamos una gota, nunca será el mismo”.

            La paz y el amor es el estado natural del alma. En ese reino encontramos esa felicidad que siempre buscamos en el afuera, condicionándolos a situaciones o personas, cuando en realidad ya la poseemos.

           En tal búsqueda, nos creamos metas: Cuando consiga ese sueño, cuando mi hija se reciba, cuando haga tal viaje, cuando tenga esto o aquello seré feliz…. 

          Hasta tanto, viviremos en un estado de ansiedad e insatisfacción que también expresamos en nuestras relaciones.

          La paz es un estado de vibración armónica interior. La expresión del amor, su consecuencia.

          Entonces, si decidimos tomar acción al respecto, debemos analizar qué nos afecta y aleja de esa realidad.

         Yendo a la cotidianeidad, son los problemas quienes nos impiden estar en paz.

         Pero ¿Qué son los problemas?: Son situaciones que se presentan en la vida y para las cuales no está preparada nuestra manera de pensar. De otra manera, no existirían.

         Felizmente se pueden analizar desde diferentes puntos de vista. Evidentemente subsisten porque nuestro enfoque no es el correcto. Conviene hacer una nueva revisión y si no le encontramos solución, podemos pedir ayuda.

         Comenzando por uno, enfocando toda nuestra energía en él. El que ustedes elijan: el mayor o el más pequeño, pero con decisión.

         Dice el autor Anthony de Mello: “Si cambias, ves todo claro”. En realidad, las situaciones siguen igual pero con una nueva conciencia es como se producen los cambios.

           Cuando se logre el resultado, pasarán varias cosas, todas a favor:

           Se sentirán un poco más felices, ganarán en calidad de vida, aumentarán su autoestima porque sabrán que pueden más de lo creían, estarán en condiciones (si así lo desean) de ayudar a otros que estén en la misma situación en que estaban y por último y no menos importante es que se sentirán mejor, lo cual será percibido de inmediato en su entorno afectivo y aún en personas que se les acerquen.

             La vibración trasciende los límites del cuerpo físico y por eso, seguramente les ha pasado que se sintieron muy bien o mal al acercarse a alguien, aún sin hablarles.

              Poco a poco, paso a paso, irán desapareciendo las razones que impedían el fluyo de nuestro tesoro interior: El amor.

              Que por cierto no nos pertenece. No podemos crearlo, sólo transmitirlo. Y porque nos colma, lo volcamos en el otro.

              Al abrir el corazón, por sensibilidad también se modifica nuestra manera de pensar y lo expresamos como sentimos en el impulso interior.

              De tal manera podemos observar su manifestación en innumerables situaciones: Allí donde haya alguien ayudando, será el amor en acción.

              Tenemos una vida que ya está transcurriendo y no sabemos hasta cuándo, entonces es nuestra responsabilidad hacernos cargo, dejando de ser una hoja arrastrada por el viento de los acontecimientos, logrando esa paz tan necesaria para vivir.

              Finalmente, descubriremos que esa felicidad tan deseada se descubre por partida doble: al hallarla en nuestro interior y por dar.

              Así, serás feliz y estarás en paz.