PURIFICANDO MI ESPÌRITU

[Gildardo Gutiérrez Isaza]

PURIFICANDO MI ESPÍRITU

Gargantas afiladas, la muerte del pez nocturno
mientras se fortifica la esperanza,
como el canto de las ballenas;
arrastrando la magia, resucita el pez,
esparce la sangre…
y yo con los brazos en cruz,
como la mantis,
me dejo sujetar por tus besos.
Traspasando los paisajes desnudos de tus senos,
me postro ante ellos como la ofrenda del poeta
que en versos vive y muere.
Tinta de mis labios que se llenan de rocío o de miel,
travesía insinuante donde los copos de nieve se escurren por mi boca
aromatizando mi alegría.


Como la viuda negra me sujetas en tus redes
cuando desnudas rompes las cadenas de tus poros;
Alud de pájaros, chasquear de girasoles
que me bebo en el ocaso moribundo de la tarde.
Descobija, traviesa, recostada sobre mi almohada dejas escapar un suspiro
y aquella mirada como lava hirviente derritiendo todo a su paso.
Umbral de tus ojos, remembranza de secretos
que en tu piel se apacentan.
Dibujando el horizonte o disipando los miedos
rescato la oquedad, la sinfonía, el balbuceo entrecortado;
aquel gemido gutural casi imperceptible,
misterioso, lleno de pasión, lujuria y deseo
que emerge como un eclipse del fondo de tu cuerpo…


Tu voz, un versículo incompleto,
hoja de papel tatuada que voy hilvanando con mi cuerpo.
Una pompa de jabón que libera la muerte,
una gota de sudor,
un leve estertor, luego un suspiro y vuelve el misterio
cuando en palabras entrecortadas te dejas caer,
desmadejada, sedienta de mis labios.
Rumor de liquen quebrándose, cuerpo que convulsiona,
Gemidos claros,
que desciende y ascienden desde lo más alto de tus senos
como una barca mecida por el viento.
Concha de nácar hacia el sur que incita a morir
y tus ojos
Fulminantes, como el rayo
y tu voz
delgada, taciturna
y tus labios
como el panal húmedos, hambrientos
y tu vientre
liso, emancipado como el mármol
Que incita a besar, morder, poseer
Y aquella insinuante postura como el delfín rosado batiendo sus alas,
cincelando el deseo de la carne, purificando mi espíritu.

Estiro mis manos, acaricio tus senos, encadeno tu cintura a la mía.
Desencadeno mis labios de los tuyos, bebo, desciendo…
Potro de cordillera galopando, difumina mis poros en los tuyos.
Muerde,
desboca el geiser que duerme en tu piel.
Tu voz es la cofradía de antiquísimos misterios,
es la caravana del Tuareg en el oasis solitario del desierto.
Tu voz es el legado del albatros, la ruptura del tempano de hielo,
antecámara de dagas y espadas que van dejando huellas sobre mí ser.
Como el avatar y el hechicero con la punta de mi lengua escribo
Cinco palabras que desangran la noche y se arrincona el silencio:
Te amo y te deseo.

[gerardo antonio tamayo fernandez]

TE FELICITO  EXCELENTE TRABAJO

[Norma Cecilia Acosta Manzanares]