LA PUERTA
«La casa del silencio
rómpese a menudo
y escúchase en el cielo
el tránsito del aire»
Bertalicia Peralta
La vida nos iba arruinando el claro cielo en que vivíamos y ella lo sabía, su mirada me gritaba que no dejara que se hundiera el barco, que luchara contra esa desazón que va apagando las llamas, esa cotidianeidad que amenaza el brillo de la ilusión, pero los silencios eran largos, demasiado largos como para no aceptar que el final se acercaba, que el cariño y el deseo se habían ido dispersando poco a poco por el resquicio de la puerta.
Quizás nos apuramos demasiado, o tal vez las necesidades y peripecias que enfrentamos a diario convirtieron ilusiones y promesas en una vida llena de cansancio, preocupación y brumas. Posiblemente nunca imaginamos que todo aquello nos podía vencer (ni siquiera lo recuerdo bien). Lo cierto es que un día recogí mis bártulos y partí sin despedirme. Huí, es cierto, huí de aquella relación ya nebulosa y no volví jamás.
Luego de consumado el abandono, evité que pudiese ubicarme. Evadía amigos, cambie de trabajo, en fin, desaparecí del planeta, nuestro planeta. Pero dice el refrán que «el mundo es más chico que un pañuelo» y una tarde inesperada, pasados varios años, me encontré de frente con un antiguo vecino:
—¡Je! Pensé que habías muerto. No pongas esa cara, es una broma. Sabes que aquella señora todavía vive allí y tiene un hijo. Por cierto, se llama igual que tú. Tal vez no quiso darte la noticia, o tú no le diste tiempo. Lo cierto es que ya
está grandecito. Creo que jamás ha tenido otro marchante, pero no te preocupes, jamás habla de ti. Fue un gusto verte, brother, nos vemos.
Aquello me causó gran desazón: si estaba embarazada, jamás me percaté ¡y ni siquiera me lo dijo! ¿Sería que, al sospechar que lo nuestro se acababa, no quiso que un embarazo no buscado me retuviera? Aquel evento me torturó por algún tiempo, pero la vida tiene sus vaivenes, y entre una cosa y otra fui arrinconando aquella revelación. No te asombres, no te asombres, pasó un día, pasó un mes, pasó un año y en las espirales del tiempo lo olvidé. No me excuso, sé que no tengo defensa, pero así sucedieron las cosas.
Ahora bien, bajo la curvatura del cielo todo es posible, y una tarde —sin buscarlo, esperarlo ni quererlo— me encontré en el barrio en que viví con aquella a la que abandoné, e impulsado por una fuerza irreversible me propuse develar la gran incógnita que volvió del fondo del olvido para buscar respuesta. Mientras recorría aquellos pasillos de madera, iba evocando algunos detalles (el patio interior lleno de ropa colgada, los sonidos estridentes de las radios vecinales e, incluso, los diversos olores de la comida popular). No es necesario advertir que, mientras avanzaba, un remordimiento frío iba apoderándose de mí, debilitando mis defensas paulatinamente, a cada paso aumentaban las ganas de renunciar, sentía una agitación que gritaba que me fuese; casi desisto del empeño. Sin embargo, saqué las fuerzas suficientes para llegar hasta aquella puerta envejecida por el tiempo. Toqué tres veces y, al momento, abrió un joven idéntico a mí (no hace falta decir que el corazón se me subió a la garganta). Luego de unos segundos, pregunté por la señora de la casa y no tardó en aparecer, la reconocí de inmediato, pero no vi en su rostro ningún gesto de asombro, curiosidad ni esperanza, más bien reflejaba una absoluta indiferencia. Intuí de inmediato que no era ni sería bien recibido en aquella vivienda, así que me retiré aduciendo un equívoco.
Ya en la acera, respiré bien hondo, sentí que salía de un profundo hoyo, de una especie de túnel que me era ajeno. Crucé la acera y salude instintivamente a unos vecinos del área, que a mi paso comentaron:
—¿Qué haría ese sujeto en aquel edificio siniestrado y vacío hace tantos años? Allí no habitan más que alimañas, cenizas y fantasmas.
ALBERTO O. CABREDO
Comentario
ES CIERTO LO QUE DICE POETISA, GRACIAS POR ESTAR Y LEER
La vida es muy frontal y nos empuja hacia lo que no queremos ser.Los tiempos son quienes nos muestran la realidad que no queremos, con crueldad y silenciosa venganza...amigo Alberto narras un tema que bien puede suceder en cualquier punto del mapa.Gracias por compartir ,abrazo fraterno .
GRACIAS MIL ROSEMARIE SIEMPRE GENTIL Y PRESTA A APOYAR LAS INICIATIVA DE LA PAGINA, SALUDOS CORIDALES POETISA
GRACIAS ADMIRADA SENDA, UN PLACER SALUDARLA, SALUDOS CORDIALES SIEMPRE
GRACIAS VILMA LILIA OSELLA POR TU COMENTARIO, SALUDDOS CORDIALES
Te lucís con esta narrativa, amigo.
Gracias por compartir.
Vilma Lilia
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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