SEMBLANZA DE UNA LINDA MUJER

[Ricardo Arregui Gnatiuk]

 

 

 

   Mi Mamá es un ser humano como los demás. Y se va a enojar porque no escribo que es excepcional. El 24 de este mes cumplirá ochenta y siete años y compite (activamente), de pe a pa. Es caritativa y ni siquiera piensa que la caridad a veces (casi todas las veces), ofende a los demás. Ella tiene una concepción de la vida no muy convencional y una escala de valores bien definida y de su propia autoría. Y no es que sea rica mi Mamá. Al contrario. Vive con lo justo y a veces con menos de lo que necesitaría para hacerlo más confortablemente.

   Ella, aún a estas alturas, necesita saber qué hacemos sus hijos, cómo estamos, con quién hablamos; si fuimos o volvimos. Si nos hemos acordado que hoy es el cumpleaños de Fulano y “por qué no lo saludaste...”. “Salúdalo ahora que debe estar en la casa”. Y en algunas ocasiones uno dice: “Pero no, Mamá. Si Fulano cumplió en Marzo y estamos en Mayo”.

   Tiene un grupo de amigas que son “Las Chicas”. Ninguna baja de ochenta. Pero, claro. Son “Las Chicas”. Eso sí, son las mismas de toda la vida. Desde su infancia pueblerina en la misma casa donde ahora vive y donde dice que quiere morirse pero “no todavía...”

   Es muy católica. Al frente de su casa hubo siempre un Convento de Hermanas Franciscanas. Ahí mamó su estirpe de Cristiana. Es tan sapiente del “Evangelio según...” y reza el Rosario con todas las Letanías en Latín; que últimamente hasta se contesta sola porque “Las Chicas” ni saben qué responder (deben haberse olvidado), cuando mi Mamá dice: “Santa Virgo Virginum...”

   Es linda mi Mamá. Siempre lo fue. Y lo será. Porque “los Eslavos somos así...”, (alardea). “Hay. Qué no daría porque Ustedes hubiesen conocido a mi Papá. Era el único Ucraniano que tocaba la balalaica entre un grupo de Eslavos (algunos Paisanos suyos) que se reunían en esta misma casa en el quinto septenio del siglo veinte...”

   Y con ese recuerdo, se hartan de luz los hermosos ojos claros de mi Mamá.

¡Gracias a Dios por ella!

 

 

 

Despeñaderos, Paravachasca, el 3 de Agosto de 2014.-

 

 

Ricardo Arregui Gnatiuk