Senda sin Destino
"Más vale volver del fracaso y hasta del ridículo
que no ir jamás a buscar la gloria ".
Alberto Ferreyra ( Argentina )
Estabas pálida. Tu rostro tenía un color ceniciento y tus labios lucían amoratados como los cadáveres hace tiempo olvidados. Pero no, por tu cuerpo fluía aún la sangre que moviliza, que genera energía . . . entonces ¿Porqué ese color? ¿Qué había sucedido en tu viaje de ida son retorno?
No lo soñé, pero fue tan real. Ni yo lo creí en un principio. Esa sensación tan hermosa no podía ser solamente un sueño, no se podía experimentar durmiendo. Todos los sentidos extendidos al máximo. Había visto el viento, olido el sol, probado la alegría sin fin, tocado el llanto más amargo, vivido el duelo.
Recordaba claramente que solté mis manos del volante, bajé del coche y me escurrí en la sombra con la muerte caminando a mi lado.
El aire era cálido, el sol templaba mi cuerpo desnudo. Un deseo fantasmal me acompañaba, corría y corría, me daba con las ramas de los árboles en la cara, tropezaba con piedras, a veces las saltaba o las empujaba para abrirme camino. No sabía muy bien de qué o de quién huía, pero sí sabía que fuese lo que fuese estaba cerca y a punto de atraparme.
En mi desenfrenada carrera llegué hasta el borde de un acantilado, me detuve unos segundos a pensar, si me quedaba allí, me daría alcance; volverme era inútil y tampoco había más salidas. Entonces, ¿Qué hacer? No tenía escapatoria. El pánico me invadía como nunca lo había hecho antes, empezaba a sentir lo que comúnmente llamamos “Miedo ”. La neblina cubría el lugar. Permanecí inmóvil por más de un minuto. No pude distinguir nada entre las nubes negras que cubrían el cielo. Relámpagos y truenos resonaron como si la muerte estuviera asechando. De pronto el tiempo cambió, todo se volvió más lento y la niebla fue desapareciendo, la lluvia cesó, el cielo se mostró azul. Observé con atención donde me hallaba. Estaba desierto, nadie me perseguía. Entonces ¿De quién había escapado?
Fue y será lo más raro que me pasó jamás, como si se juntaran los temores y se quisieran mostrar en un mismo instante; esto no me hizo rechazarlos, todo lo contrario, mi cuerpo ardía, era consciente en cada poro, como no lo había sido nunca, cada rincón gritaba, se rebelaba, lloraba en silencio con desesperación. Era indescriptible, una constante tortura, enfocado en mí para provocar aún más dolor. Finalmente, una última punzada recorrió mi cuerpo, y simplemente, me apagué.
Tiempo después abro los ojos. Ningún sufrimiento, ninguna sensación, nada. Nunca fui tan feliz. Veo una luz radiante, se hizo más grande poco a poco y una voz se escuchó: “ Sin amor, no brillas. Sin esperanza, no iluminas. Te has escapado ante el primer miedo. Buscaste cuando había que encontrar. Olvidaste cuando tenías que recordar. Ahora es tarde. Como siempre, muy tarde. Pero ya no importa, duérmete aquí. Has perdido tu única oportunidad de amar ". ( * )
Nunca más, volví a sentir así.
( * ) Martín Rabaglia, Buenos Aires, Argentina
ANA MARÍA HERNÁEZ 25 / 01 / 10
Comentario
...LAS EXPERIENCIAS DEL ALMA EN ALGUNA OTRA DIMENSIÓN...QUE MENSAJE !
Gracias, querida! UN BESO.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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