Por más que le doy vueltas y vueltas a las cosas, aun no puedo comprender como todo ha cambiado tanto, y que nadie sepa aprovechar todo aquello por lo que uno lucho por años.
Sin ir más lejos, ayer llego mi hijo con mi nieto, y para mi asombro, vi como tiraban el pañal. En mi época, se usaba, se lavaba, se dejaba secar al sol, y se volvía a usar.
Ya se, me van a decir que soy un antiguo –igual que mi hijo- pero la cosa no termina ahí.
Ahora nadie reparte los muebles viejos de caoba y ébano, las lámparas de 32 canceles, los relojes que nunca fallaban y que tenían un mueble estupendo que tanto nos costaron tener. No, ahora se los llevan para hacerlos plata… ni por cerca tienen el valor afectivo, mucho menos encajan en las casas modernas de nuestros hijos.
En nuestra época, todo se compraba para toda la vida, no había desechables, ni se pensaba en los recambios.
Ahora, el televisor se cambia cada tres años, los celulares cada tres meses, el lavarropa cada año, la heladera a los dos años es vieja…la computadora de hace unos años ya no sirve, etc, etc.
Estoy seguro, que en algún momento me quede dormido y no vi los cambios, ni me entere que todo aquello que sirve, que funciona, ya no sirve.
Ni hablemos de los matrimonios. Antes te casabas para toda la vida. Trabajabas para formar una familia, mandar los chicos a la facultad, dejarlos preparados para la vida. Ella, -el ama de casa- se esforzaba para que todo estuviera siempre bien, para que a nadie le faltara nada, y por eso, existía la familia grande. Estaba el respeto, la valorización, la unidad.
Hoy la pareja que esta más de cuatro años, esta gastada. ¿Gastada de que? Sí aún no empezaron a construirla… no tuvieron tiempo para construir las bases.
Hoy se separan, como quien se cambia un vestido, con hijos que se crían en guarderías, o en la casa de los abuelos (que todavía siguen viviendo a la antigua) –NO era que no servíamos como pensábamos- aunque parece que sí, aunque nadie lo reconozca.
Pero la realidad, la verdadera realidad es que desde hace tiempo nos vienen cambiando sin que nadie haga nada, nos metieron en la licuadazo del cambio y nos hicieron creer que todo lo viejo no servia (pero duraba), ahora todo lo nuevo se oxida, se rompe porque es de plástico, o se quema el chip (¿?) ¿Que mierda es un chip?
Por todo esto, desaparecieron los carpinteros, los colchoneros, el lechero, el zapatero, el afilador y muchos otros más. Porque ahora todo es desechable.
¡Mierda!, NADA de lo que tengo sirve, tengo que tirar todo y volverlo a comprar, porque todo tiene años… ¿y yo?, QUE TENGO más de 60 ¿también tengo que desecharme? ¿Y a mi vieja, también la tengo que cambiar?
Puede ser que ya no seamos aquellos pibes de hace treinta años, pero aun nos queremos, nos amamos como el primer día, a pesar, de que nada es tan perfecto como cuando éramos jóvenes, algunas cositas fallan de vez en cuando…
¡Que lindo es ser joven! Que feo es olvidarse de todo aquello que nos hizo existir y vivir esta vida, que para ellos es desechable.
Un abrazo a todos
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Hecho el deposito de ley
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