Turno del amante.

[Horlin Alberto Doubront Armas]

Es turno del amante agradecer con fervor
las caricias que su amada le dio con pasión,
dulce néctar prueba, de la amante su sabor
y en sus mieles, pierde por completo su razón.

...

Dichoso ahora es quien total la disfruta,
y colma de caricias su ardiente y frágil ser
que tembloroso y rígido ya le anuncia
la llegada del clímax, de su entero placer…

Con la llave que abre, su húmeda cavidad
ansiosa espera la entrada, de su fiel amado,
para que inicien juntos, con suavidad
el baile que los lleve al orgasmo esperado.

Rítmico vaivén que va enalteciendo el calor
de los cuerpos unidos por sus sexos deseados
corren presurosos, compartiendo su sudor,
esperando terminar, el sublime baile erotizado.

No llega el momento, que culmine su andar,
por valles y montes que su amada le brinda,
más con orgullos porte, desea ya conquistar,
las fantasías que en la cama su mujer anida.

Su lengua busca, sutil la lozanía de su piel,
para con mordidas otorgar el sublime placer
que sólo el amante experto, el amante fiel,
las dejaría pintadas en su cuerpo como ayer.

Sigue la lucha, por dominar el uno al otro,
no hay tregua, que pueda acabar la batalla,
sólo el éxtasis podrá acabar con este coito,
más no consiguen que la pasión se vaya.

Y quien quiere que esto ya por fin termine
si los dos se gozan, con ímpetu sin igual,
colmándose de besos, para que no culmine,
el sueño delirante de amarse hasta el final.

Continuo es el delicioso movimiento infinito
del miembro firme que entra ya sin par
entre gemidos de hembra, de dolor bendito.
Intentando que en ella, se deje derramar.

El fin ya se acerca, los dos ya lo presienten,
y felices comienzan a permitirse, estremecer,
los fluidos brotan, por más que ellos intenten,
dejarlos dentro, más ya no los pueden contener.