La Maldición de Ondina

[Benjamin Ernesto Ochoa cuberos]

Aplicación de la figura mitológica en el ejercicio de la profesión.

La maldición de Ondina mas allá del síndrome clínico.

Un proceso básico de la vida es la respiración. El intercambio de gases ocurre a nivel pulmonar en áreas especializadas del bronquiolo terminal, conocidas como alveolos pulmonares. Mas remotamente, todo el proceso de la respiración esta gobernado por un centro neuronal automatizado del tallo cerebral, el cual coordina de forma espontánea las fases y el ritmo de las inhalaciones y exhalaciones en función de las necesidad de la economía y retroalimentado por diversas conexiones eléctricas cerebrales que la regulan en concordancia con el ejercicio, stress físico o emocional, enfermedades, etc.

La percepción conciente de la respiración es una consecuencia del aumento de la frecuencia o de la intensidad, lo cual ocurre automaticamente y por lo general en situaciones que conlleven a un incremento en la producción de dióxido de carbono o en el consumo de oxigeno, ya que de forma habitual y como hecho patente de la experiencia cotidiana, no registramos de forma continua en nuestra percepción del mundo exterior, las variaciones del volumen torácico para producir la respiración. Aunque es cierto que podemos aumentar ambos parámetros de forma voluntaria, esta artificial respiración conlleva como consecuencia ineludible a la fatiga y como punto final al abandono de las hiperinsuflaciones para llegar al estado basal que marca el centro respiratorio.

Cuando este centro respiratorio no es capaz de regular de forma automática el proceso, el mando debe ser asumido por la corteza cerebral y en esta rara situación clínica el proceso automatizado de la respiración pasa a ser un hecho conciente y voluntario, obviamente en la época actual esto es ayudado por dispositivos externos que ejecutan insuflaciones pulmonares rítmicas y que ayudan de manera articulada a mantener la vida.

El nombre del síndrome de Ondina proviene de la mitología germana, donde una de las ondinas (ninfa inmortal del agua que representa a la mujer joven, hermosa y núbil, con una única prohibición: enamorarse de un mortal) engañada por su prohibido esposo mortal, lo condena a hacer consciente la respiración y a perder completamente este proceso automático: “Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieras despierto y acepté tu promesa. Así sea. Mientras te mantengas despierto, podrás respirar, pero si alguna vez llegas a dormirte, ¡Te quedarás sin aliento y morirás!". La sobrevida temporal del maldito, fue posible gracias al esfuerzo consciente que terminó prontamente con la fatiga y la muerte.

Aunque no tan frecuente como entidad clínica, si lo es en mayor grado cuando se refiere a la administración de salud.

Diversos términos han sido dados a la fatiga o extenuación en los lugares de trabajo como por ejemplo el burn out, fatiga crónica, stress laboral, etc. Uno de los factores intervienes en esta falta perniciosa de satisfacción con el trabajo que tan común es en el ejercicio de la medicina es la realización de labores que a priori son delegadas en otros miembros del equipo.

Imaginemos en base a la ficción pura, una cafetería con un equipo de 5 personas donde 1 se encarga del cafe, otro de la leche, otro del azúcar, otro de las tazas y otro de la atención al publico. El nivel mas alto de consumo de recursos cerebrales lo genera el miembro que se encarga de la atención directa al público ya que confronta expectativas de clientes, varianza de necesidades, debe establecer y cerrar vínculos emocionales positivos y negativos, proponer alternativas y otras formas creativas que requieren los mas altos grados de desempeños emocional e intelectual. Si aunado a estos requisitos inherentes al puesto le damos el valor añadido de incentivar, supervisar y moldear el desempeño de los otros cuatro miembros del equipo con actividades mas puntuales y menos exigentes, no resulta raro que como parte de nuestra experiencia laboral hayamos notado que algún miembro trabaja mas, da mas ordenes, se estresa mas y finalmente se fatiga mas. Como añadido, si los otro cuatro miembros se desempeñan de forma mas conservadora de acuerdo a las circunstancias, su función es primero supervisada, luego incentivada, luego cohercida y finalmente ejecutada por otro miembro del equipo, que si por casualidad es el que mayor empeño utiliza, pues los resultados pobres y una fatiga y desapego mayor seràn las consecuencias.

En el ejercicio colectivo de la atención de salud, este es un hecho observado y aceptado con la mayor despreocupación posible. El conjunto de labores puntuales, no tan exigentes y de utilidad imponderable es adjudicado muchas veces a personal paramédico que se desempeña no acorde a las circunstancias exigidas. Pongamos otro ejemplo de ficción: el señor Perez ingresa a una emergencia con dolor abdominal. Se consigue en la entrada con un vigilante que le pregunta con desdén el lugar del dolor (así, sin presentarse mutuamente ni ofrecer un añadido radical al servicio como por ejemplo "Buenos Dias, en que puedo ayudarlo?). La ansiedad que genera el dolor, el ambiente hostil con que se consigue Perez y la aptitud de su primer contacto con el centro de salud lo lleva a revestirse de una capa de agresividad y a señalar con obstinación al abdomen. El vigilante cuya función es regular el acceso a las instalaciones y no hacer el triage de la emergencia toma la primera decisión importante del plan de tratamiento: a donde debe acudir el señor Perez. "Suba al segundo piso para que lo vean los médicos de gastroenterología de guardia y no hay ascensor". Sin otro remedio, Perez se dirige al segundo piso pasando por áreas de atención de heridas por armas de fuego, personal enfadado por diversas causas y que no le indican como llegar a donde lo envió el amigo vigilante y con una señalización publica que no le ayuda a conseguir su dirección. Sin embargo llega a su destino y se consigue a 10 personas que tienen un problema similar al suyo pero que desafortunadamente para él llegaron 2 horas antes.

El motivo de la espera tan prolongada es que la secretaria que organiza las historias salió de vacaciones ayer y no ha llegado reemplazo y el director medico del hospital ha prohibido la atención sin historia de los pacientes. Esta orden fue emitida para todo el organigrama del servicio y por decisión salomónica se envió al medico residente de menos experiencia (el que comenzó ayer) a dar la cara por toda la situación. Perez ajeno a toda la historia acumula rencor por el sistema y espera paciente en su cola. Cuando al fin es atendido consigue al Medico de mal humor porque ha recibido la orden de ultimo momento de que es el encargado de esta consulta, de que tiene que organizarla con los papeles que consiga porque no tiene secretaria y que los exámenes y radiografías que necesite tiene que llevar las ordenes y buscar el mismo los resultados porque no hay nadie mas que lo haga.

Justo en este momento de perfecta armonía se inicia el acto medico no menos que cargado de un entorno de tensión innecesaria y de valor agregado. A todas estas, lo que es patente es que todas las labores que deben resultar automáticas y que rodean al acto medico no son ejecutados por los otros miembros del equipos de salud y son absorbidas inexorablemente por el miembro del que se espera la mayor actividad cognitiva posible.

Este miembro que se gana la lotería de hacer el trabajo de todo el mundo, debe poner en marcha todas sus capacidades intelectuales para ejercer su función y rendir 5 veces mas de su capacidad para ser víctima de la maldición de Ondina. Ahora bien, lejos de lo extenuante de esta actividad que esta condenada a priori al fracaso por mera fatiga, causa mayor preocupación que el recurso intelectual que se pudiese emplear en otras labores encomiables como mejor atención, investigación, labores culturales y otras, son impedidas radicalmente por el compromiso de realizar las demás faenas.

Asi, la maldición de ondina en el ejercicio colectivo se explica por el consumo de recursos de orden superior (función de la corteza cerebral) en áreas que debiesen tener una ejecución automática y que resultan vitales para el funcionamiento del equipo como un todo (el centro respiratorio).