“Renacer”
Llegaron las Bodas de Plata.
Recuerdo ahora,
cuando me tomaste la mano por primera vez,
y me regalaste un mundo que creaste para mí.
Nos han visitado veinticinco veranos,
y nuestro amor es un eterno renacer.
Nos amamos como adolescentes,
nos entregamos sin miedo al desnudo,
acariciando los días vividos
que se alojan en las canas y arrugas
que trae consigo el naciente crepúsculo.
Después de tantos amaneceres,
me desquicia tu espalda mojada
y la colonia de afeitar en tu rostro,
y ese aroma de tu piel,
y adoro que me digas que te desquicia mi ternura.
Perfumados por historia y avatares
cobran vida las fotos engavetadas,
y al compararlas con las digitales,
solo ha cambiado la tecnología,
tú y yo somos los mismos enamorados de los años 90.
Y créeme, así como ha sido nuestra vida,
con todos sus matices y pinceladas,
con toda ese amor inmenso que siempre has guardado para mi
los desaciertos son minúsculos,
mi felicidad se acerca a la FELICIDAD.
Esa llegada tuya de largos viajes,
siempre significa: ¡en hora buena!
Con esa seguridad que me da tu amor
despiertas una ansiedad que me captura,
eres dueño de mis horas, mis fantasías y de mí.
Único señor de mis entrañas que perpetuamente erosionas,
con esa ternura tuya asomada a tus ojos, a tus labios,
a tus dedos, a tus manos, a tu sexo
y puedes llevarme a donde quieras…
Permanece en mi útero,
esa sensación del hijo que engendraste
con fino y salvaje trote,
con sutil elegancia y mente sabia,
ese hijo al que le heredaste
tu físico, tu talento, tu nobleza,
y esos sentimientos puros
que los hacen grande a él y a ti.
Siguen pasando las lunas
y te apoderas de todas mis visiones,
miro la prole y el viaje no termina…
quedan muchas sensaciones por saborear.
Doy gracias a la vida por tenernos.
Doy gracias a la muerte
por permitir tenernos todavía.
Después de tantos años a tu lado,
me haces sentir niña, quinceañera, mujer,
madre, abuela, poeta,
porque aun cuando el cuerpo deje ser cuerpo,
el corazón sigue siendo corazón,
y nuestro amor sigue siendo amor,
un amor perfecto con todas las imperfecciones del amor,
en esta civilización de tatuajes, siliconas, monedas y piedras.
Marìa del Carmen Perera Morales
Cuba