Aconteció un día que Jesús estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea y Jerusalén. Quizás fue una hermosa y radiante mañana cuando ocurrieron los hechos que narran Las Sagradas Escituras. La multitud que rodeaba al hijo de un humilde carpintero de Belén era grande; motivo por el cual la gente tenía que ingeniárselas para poder disfrutar de su compañía.
El evangelio de Lucas nos dice que había un paralítico que había escuchado hablar de los milagros de Jesús. Aquel hombre llevaba muchísimos años postrado, y en medio de sus múltiples sufrimientos comenzó a reflexionar y a escuchar la voz de aquel hombre que sanaba y resucitaba a los muertos. La fe se fue depositando en el lago cenagoso de su corazón hasta que sintió deseos de ir en su búsqueda. Fue así como pidió a sus amigos que lo bajaran por el techo de la casa. Jesús al percatarse de su gran fe, le dijo: Hombre tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir tus pecados te son perdonados, o decir levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico) a ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado se fue a su casa glorificando a Dios. Y todos sobrecogidos de asombro glorificaban a Dios; y llenos de temor decían: ¡HOY HEMOS VISTO MARAVILLAS!
Amigo mío, si te das cuenta este pasaje nos revela cuatro aspectos muy importantes. Uno de ellos el amor de Dios que está y debe estar por encima de todas las cosas. En segundo lugar nos muestra su gran poder, ese poder que ningún ser humano jamás podrá tener; la gran fe de un hombre que tomó la decisión de acercarse al poderoso de Israel y el deseo de de encontrar su sanación. Ahora pienso por un instante en el tiempo que posiblemente este hombre vivió en su lecho sin esperanza alguna de recobrar la movilidad de su cuerpo. De la misma manera, no puedo siquiera imaginar cuán hermoso sería aquel momento en que todos los allí reunidos vieron salir caminando feliz al paralítico. Me imagino la emoción. yo hubiera estado allí hubiera derramado un relicario de lágrimas de alegría.
Querido lector, esas son las maravillas del Señor, porque así es su amor. A él no le importa nuestra condición pecaminosa, y no mira la magnitud de nuestro pecado. Solo quiere rescatarnos y llevarnos a sus amorosos brazos. El paralítico buscó a Dios y lo encontró. Tuvo fe en que Jesús lo sanaría, y aí fue.
Amigo que lees esta historia, quizás no estés en un lecho, o postrado en una silla de rueda; pero de repente puedes estar en peores condiciones. Puedes estar tendido en una cama blanda y cómoda, pero sin poder conciliar el sueño, y eso es como si tuvieras enfermo. A veces no quieres levantarte de esa cama tan reconfortante. No tienes deseos de ir al trabajo, al colegio o a la universidad. Quieres estar encerrado con tu tristeza y tu soledad. No quieres saber nada del mundo. Te amarran las dudas, los problemas, los malos negocios, las enfermedades, y tú, ahí sin saber a quién acudir para compartir tus sufrimientos. Pero recuerda que en medio de la tormenta que puedes estás viviendo, hay alguien esperando por ti, y ese alguien tiene nombre propio: “Jesús” porque él ha hecho, hace y seguirá haciendo maravillosos milagros en la vida de aquellos que lo buscan y confían en EL.
No me imagino que tipo de parálisis estás sufriendo en este momento, pero si puedo asegurarte que sea la que sea, el Señor está esperando por ti; solo atrévete a ser imitador de aquel paralítico, asì como yo lo estoy intentando ahora. Hoy quiero que sepas que durante muchos años estuve postrada, y no me refiero a una postración física sino emocional y espiritual. Si supieras que mi vida navegaba en el mar de la indecisión, de la angustia y el temor; y que atada de manos y pies no me atrevía a ir en la búsqueda de mis sueños, de mi crecimiento, no lo creerías. Ahora quiero contarte que de aquella mujer que fui durante más de cuatro décadas, ya poco queda porque un día abandoné la barca del dolor en la cual habia zarpado, y en la que remaba guiada por la brújula de la maldad. Pero una noche primavera, igual que el paralítico de Caparnaum tome la decisión más importante de mi vida, buscar a Dios. Y hoy heme aquí en un proceso de trnsformación que poco a poco me ha invitado a levantarme de aquella silla a la que estaba atada y sin deseos de caminar, de vivir, de luchar- Pero ahora lo hago airosa y feliz confiando en el Señor y esperando solo en EL
Al reflexionar a cerca de mi vida sin Jesús, me he dado cuenta de que era un completo desastre. Pero hoy gozosa puedo ventilarle al mundo que el Señor ha hecho de mi exitencia algo hermoso; motivo por el cual también como aquellos que al unísono clamaron una vez hoy hemos visto maravillas; ahora tomo la vocería para decir que no solo hoy he visto maravillas, sino que cada día veo las maravillas que el Creador hace en mi vida.
Para terminar quiero decirte de que tengo la plena seguridad de que habrá gran festín en el cielo el día que tomes la decisión de ir en la búsqueda de tu salvación y empieces a saborear las delicias de todo lo que el Señor puede hacer en ti. ¿Qué dices?
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Gloria Espinoza.....¡qué belleza de relato nos has compartido! asi mismo fue con aquel paralítico a quien nuestro Señor levantó y sanó.....y también la mejor decisión que todos podemos tomar es buscar a Dios, es saciar esa sed de él que nos consume....amándolo, obedeciendo sus mandamientos y leyendo su Palabra. Recibe mi abrazo fraternal.
Bendecida hermana. Es un grato placer leer este pasaje bíblico. Abundo que, todo lo que Jesucristo hizo fue para exaltar al Padre,ya que, los fariseos nunca creían en sus milagros,pues,seguían en sus leyes que no borraba nada de sus pecados,las incumplían. Y siendo Jesucristo ese "cordero inmolado"rompió la venda que el pueblo tenía,y,compró sus pecados en el Calvario.
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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