Andrés Eloy Blanco
Andrés Eloy Blanco Meaño (Cumaná, Venezuela, 6 de agosto de 1897 – México D.F., 21 de mayo de 1955) fue un abogado, escritor, humorista, poeta y político venezolano.
MIS FELICITACIONES A LOS GANADORES
ANDRÉS ELOY BLANCO
Estudió en Caracas, donde se incorporó al Círculo de Bellas Artes en 1913. En 1918 recibió su primer galardón por el poema pastoral "Canto a la Espiga y al Arado", y publicó su primer obra dramática, "El huerto de la epopeya". Ese mismo año fue encarcelado por participar en manifestaciones contra el régimen, siendo ya estudiante de Derecho en la Universidad Central de Venezuela.
A su graduación comenzó a ejercer la abogacía, pero continuó escribiendo. En 1921 obtuvo el primer premio en los Juegos Florales de Santander (Cantabria) con su poema "Canto a España". Viajó a España para recibir el premio, y permaneció allí más de un año, familiarizándose con las vanguardias. En 1924 fue nombrado miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Ese mismo año visitó La Habana (Cuba), donde se reunió con intelectuales cubanos y venezolanos exiliados.
En 1928 comenzó a editar clandestinamente el periódico disidente "El Imparcial", que sería el órgano de difusión de las proscriptas agrupaciones Unión Social Constructiva Americana y Frente de Acción Revolucionaria. Es hecho prisionero tras el golpe de estado del 7 de abril, y confinado lejos de Caracas hasta 1932, cuando fue liberado por motivos de salud. Se le prohibió sin embargo realizar cualquier tipo de manifestación pública, por lo que se dedicó nuevamente a las letras, publicando "Poda" en 1934 y "La aroplana clueca" en 1935.
A la muerte de Juan Vicente Gómez, Blanco fue nombrado por el presidente Eleazar López Contreras jefe del Servicio de Gabinete en el Ministerio de Obras Públicas. Sin embargo, su postura fuertemente crítica frente a la represión de las manifestaciones del 14 de febrero de 1936 y su pertenencia a la Organización Revolucionaria Venezolana llevan a la decisión de apartarlo de la política local. Ese mismo año es nombrado Inspector de Consulados, cargo en el cual viaja a Cuba, Estados Unidos y Canadá; sin embargo, en 1937 su descontento lo lleva a presentar la renuncia y regresar a Caracas.
Fundaría poco después el Partido Democrático Nacional, como diputado del cual llegaría al Congreso Nacional. A lo largo de su actividad política sigue publicando profusamente. A comienzos de la años 1940 integra su partido en la recién fundada Acción Democrática, y trabaja para la candidatura de Rómulo Gallegos, quien se haría con la presidencia en 1947.
En 1936 fue electo presidente de la Asamblea Nacional Constituyente convocada para la reforma de la constitución, que instaura el sufragio universal, secreto y directo. En 1948 fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores por el presidente Gallegos. Tras su derrocamiento por Carlos Delgado Chalbaud, se exilia en México, donde se dedica a tiempo completo a la poesía.
En 1955 perdió la vida en un accidente de tránsito. El 6 de junio de ese año sus restos fueron trasladados a Caracas para su sepelio, realizado entre estrictas medidas de seguridad por parte de las fuerzas del régimen.
En 2005 se cumplieron 50 años de su muerte y esta fecha, que hubiera podido servir de ocasión para recordar los valores esenciales de su poesía y humorismo, pasó, inclusive en Venezuela, prácticamente desapercibida, lo cual es casi imperdonable. «¡Qué extraordinaria lección para la posteridad que casi nadie recuerde ahora la importancia de Andrés Eloy Blanco como político, pero que millones de personas puedan recordar y recitar su poema Angelitos Negros!». Y todavía sería mayor esta lección si dentro de otros 50 años pudiera alguien decir lo mismo.
Sentido social de su poesía
Aunque su trayectoria política opacó, en cierto modo, su obra literaria, también podría interpretarse en sentido inverso, hasta el punto de que tuvo que aclarar en una sesión de la Cámara de Diputados (el 10 de junio de 1943) su doble vocación de poeta por un lado, y de abogado y diputado por la otra:
"Algunos colegas no han tomado en cuenta mi cualidad de diputado, sino mi cualidad de poeta. Así podría yo negarle a cualquiera de mis colegas que no fuera abogado o médico el derecho a referirse a una materia penal, porque son farmacéuticos o comerciantes. Precisamente he tratado de juntar siempre mi cualidad de diputado con mi cualidad de poeta. Porque tengo del poeta un concepto nuevo; porque considero como la más alta de sus funciones la función social del poeta. Yo debo con todo afecto corresponder a la frase del diputado Manzo, quien en este caso no fue muy 'manso' conmigo que digamos, diciéndole que yo no soy un notable abogado. En mí lo único notable como abogado es la falta de clientela" (Rivas Rivas, 1980).
Dos buenos ejemplos de esta poesía de sentido social en Andrés Eloy los podemos encontrar en el "Coloquio bajo la palma" —de su obra Giraluna, publicada en 1955, poco después de su muerte—, y muy especialmente, en su famosísismo poema "Angelitos Negros".
Píntame Angelitos negros
¡Ah mundo! ¡ La negra Juana,
la mano que le pasó!
Se le murió su negrito,
si señor.
¡A compadrito del alma!
¡Tan sano que estaba el negro!
Yo no le acataba el pliegue,
yo no le miraba el güeso;
como yo me enflaquecía,
lo medía con mi cuerpo
se m'iba poniendo flaco,
como yo m'iba poniendo.
Se me murió mi negrito
Dios lo tendría dispuesto.
Ya lo tendrá colocao
como angelito del cielo.
Desengáñese comadre,
que no hay angelitos negros.
Pintor de santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo,
que cuando pintas tus Virgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un angel negro.
Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos,
aunque la Virgen sea blanca,
¡píntame angelitos negros.
No hay un pintor que pintara
angelitos de mi pueblo.
Yo quiero angelitos blancos,
con angelitos morenos
y ángel de buena familia
no basta para mi cielo.
Si queda un pintor de santos,
si queda un pintor de cielos,
que haga el cielo de mi tierra
con los tonos de mi pueblo;
con sus ángeles catires
con sus angelitos blancos,
con sus ángeles morenos,
con sus ángeles indios,
con sus ángeles negros,
que vayan comiendo mango
por las barriadas del cielo.
Si al cielo voy algún día,
tengo que hallarte en el cielo,
angelitico del diablo,
serafín cucurusero.
Si sabes pintar tu tierra,
así has de pintar tu cielo,
con su sol que tuesta blancos,
con su sol que suda negros.
porque para eso lo tienes
calientico y de los buenos.
Aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
No hay una iglesia de rumbo,
no hay una iglesia de pueblo,
donde hayan dejando entrar,
al cuadro angelitos negros
y entonces ¿dónde van,
ángeles de mi pueblo,
zamuritos de Guaribe,
torditos de Bar Lovento?
Pintor que pintas tu tierra,
si quieres pintar tu cielo,
cuando pintes angelitos,
acúerdate de tu pueblo,
y al lado del ángel rubio
y junto al ángel trigueño;
aunque la Vírgen sea blanca
¡Píntame angelitos negros!
Andrés Eloy Blanco
Este poema muy bien podría considerarse como un himno en contra de la discriminación racial. Se hizo muy conocido en todo el mundo de lengua española a través de un bolero cuya música pertenece al actor y compositor mexicano Manuel Álvarez "Maciste", interpretado inicialmente por el actor y cantante mexicano Pedro Infante y también por Antonio Machín, y fue especialmente popular en España además de América Latina. Para su adaptación al ritmo de bolero, se redujo la extensión de la poesía quitándole el diálogo inicial y hacerla más apropiada a la longitud de la obra musical. Y aunque mucha gente recuerda la canción en todo el mundo, muy pocos saben que estaba basada en un poema de Andrés Eloy Blanco. El poema Angelitos Negros se incluyó en una obra póstuma (1959) titulada La Juanbimbada, que recoge muchas poesías dispersas de distintas épocas de su vida. El dúo uruguayo Los Olimareños también interpreta esta canción, pero como un joropo del folklore venezolano