A finales del siglo XIX se piensa en cambiar las carretas de bueyes, carretelas, las diligencias y el galopar del caballo con la creación de un Ferrocarril, que fomentara las actividades comerciales de Quetzaltenango.
• Con este propósito, durante el régimen de Manuel Estrada Cabrera se contrata al Ingeniero F. S. Shaw quien realiza estudios técnicos sobre las condiciones del terreno y el trazo de la vía para el Ferrocarril.
Cabrera asume el poder Carlos Herrera, quien promulga el Decreto 1119 el 23 de mayo de 1,921. El que grava con un impuesto de 3 pesos por cada botella de aguardiente producida en el país, con el fin de obtener fondos para su construcción.
• En 1,922 y 1,923 se licita la obra y es ganada por las compañías alemanas A.E.G. y KRUPP de Berlín, más tarde A.E.G. Latinoamericana.
• Para suministrar energía al Ferrocarril se construye un dique sobre el río Samalá que almacena 450 mil metros cúbicos de agua, y una planta eléctrica que produce hasta 15 caballos de fuerza.
• El 21 de julio de 1,920 en San Felipe, Retalhuleu se aprueba el proyecto del Ingeniero F. S. Shaw, pero utilizando un sistema eléctrico y no de cremallera.
• Después del gobierno de Estrada
• En 1,929 Domingo Bethancourt compone la melodía "El Ferrocarril De Los Altos" para la inauguración del Ferrocarril.
• El 29 de marzo de 1,930 es inaugurado el Ferrocarril de Los Altos.
• El ferrocarril tiene 14 vagones, tanto de carga como de pasajeros, cada uno con su propio motor, lo que los hace independientes, pero de ser necesario se pueden unir.
Locomotora de Vapor
• El 19 de septiembre de 1,933 un temporal de catastróficas consecuencias destruye 2 puentes y parte de la vía férrea; ante lo cual Jorge Ubico, quien gobierna el país en esa época, niega toda ayuda. Incluso prohíbe el trabajo gratuito y las donaciones para reconstruir la vía y los puentes.
• El precio de este proyecto fue de 10 millones de quetzales.
"El Inspector"
Estación
Paso del Puente
Antonio Machado
El tren
Yo, para todo viaje
¿siempre sobre la madera
de mi vagón de tercera?,
voy ligero de equipaje.
Si es de noche, porque no
acostumbro a dormir yo,
y de día, por mirar
los arbolitos pasar,
yo nunca duermo en el tren,
y, sin embargo, voy bien.
¡Este placer de alejarse!
Londres, Madrid, Ponferrada,
tan lindos... para marcharse.
Lo molesto es la llegada.
Luego, el tren, al caminar,
siempre nos hace soñar;
y casi, casi olvidamos
el jamelgo que montamos.
¡Oh, el pollino
que sabe bien el camino!
¿Dónde estamos?
¿Dónde todos nos bajamos?
¡Frente a mí va una monjita
tan bonita!
Tiene esa expresión serena
que a la pena
da una esperanza infinita.
Y yo pienso: Tú eres buena;
porque diste tus amores
a Jesús; porque no quieres
ser madre de pecadores.
Mas tú eres
maternal,
bendita entre las mujeres,
madrecita virginal.
Algo en tu rostro es divino
bajo tus cofias de lino.
Tus mejillas
?esas rosas amarillas?
fueron rosadas, y, luego,
ardió en tus entrañas fuego;
y hoy, esposa de la Cruz,
ya eres luz, y sólo luz...
¡Todas las mujeres bellas
fueran, como tú, doncellas
en un convento a encerrarse!...
¡Y la niña que yo quiero,
ay, preferirá casarse
con un mocito barbero!
El tren camina y camina,
y la máquina resuella,
y tose con tos ferina.
¡Vamos en una centella!
Antonio Machado