La flauta del agua: poesía para sentir y jugar
“La Flauta del Agua”, título rico en connotaciones: agua pura, purísima como la infancia, con notas de esencias cristalinas que vibran a través de la flauta, notas que fluyen como el agua de un manantial, del manantial alma para correr no sólo por la llanura del espíritu infantil sino de quienes tenemos un niño o una niña que juega en nuestra parte inmaterial.
Matemáticamente sus poemas los presenta ordenados por el número de estrofas, no es mera coincidencia; su vocación de maestro le hace concebir una planificación, composiciones ordenadas de una, dos, tres, cuatro y remata el libro con un poema de cinco estrofas; poemas bellamente compuestos, notas musicales, diáfanas, transparentes.
Su poesía se desliza por los elementos del lenguaje, especialmente por el fónico, semántico y morfológico; el sintáctico no es importante en la poseía, pues bien sabemos que ésta rompe con aquella.
Este es Javier Villegas, el que descubre la identidad emocional del infante con los objetos, con los seres de la naturaleza, juega con el sentimiento, crea hermosas metáforas en juegos silábicos con el uso de recursos literarios con una rima consonante alterna unas veces y otras continua; crea palabras que responden a su visualización y a su necesidad de expresión: “Rondaflor”, “Lomitieso”.
Los determinantes contribuyen a obligarnos a mirar lo que Javier Villegas poeta mira: “Caballitos de espuma”, “Casquitos de cristal”, “Crines de sal” y otros.
Utiliza adjetivaciones impropias: “jinetes invisibles”, “líquidas bailarinas”, “cristalina música”, “pensamiento perfumado”, y otros.
La prosopeya, infaltable en la rutina de la vida infantil está inmersa en su poesía: personifica al “cangrejito”, “soldaditos de la arena, / infantes de la mar”, “cangrejitos guerreros”; la estrella que oye en el agua la sinfonía del mar, el viento que le quiere contar un cuento, la luna que juega a la ronda, y otros.
En fin la poesía de Javier Villegas gusta por la magnifica utilización del lenguaje, la creación de lenguajes, la rica imaginación, las historias y sus personajes, el uso de recursos literarios, variedad de metáforas, en especial las sinestésicas que se corresponden con la psicología infantil.
Javier Villegas llega y agrada al público infantil y al adulto. Felicitaciones por entregarnos La flauta del agua, una joya literaria.
Ruth Bazante Chiriboga
Quito (Ecuador), Octubre del 2002.
Existe una facilidad y un desborde de imágenes que en alguna medida se conjuga con el lenguaje de los niños, caracterizado por una estructura fonológica y morfosintáctica singular, de suerte que la comunicación resulta auténtica, dinámica y coherente. Esta es una de las principales cualidades de la poesía de Javier Villegas, rescatar desde su infancia las vibraciones secretas y espléndidas de una edad maravillosa. Sin duda que “La flauta del agua” se inscribe dentro de la más deslumbrante y puntual tradición de la poesía infantil peruana.
Jesús Cabel
Ex Presidente de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ)
Hay en la poesía de Javier Villegas una constante comunicación entre el niño y la fauna, entre el niño y la flora. Esto obedece a que él, como creador, asume la posición de poeta-educador, de poeta orientador del niño, para inculcarle el amor por esa fauna y esa flora que se le presenta. Javier Villegas es consciente de esa apostólica misión que se le ha asignado. Villegas busca la rima, la consonante propiamente, porque encuentra en ella un puente para llegar al niño. De su flauta acuática fluye todo un manantial de versos consonánticos que hacen de su poesía un manjar atrayente. Javier Villegas no se engolosina con el uso constante de diminutivos tan comunes en algunos autores repentistas; insisto Villegas no cae en ese facilismo en que incurren algunos “hacedores de literatura infantil” que encuentran en el uso reiterado de esos diminutivos, la veta cuasiúnica para crear. Su poesía aflora del corazón de un niño, de ese niño que vive en el alma de Javier y que se manifiesta candorosamente a través de su poesía de “La flauta del agua”.
Guillermo Delgado
VIII Feria Internacional del Libro de Lima.
Junio, 24 del 2001.
JAVIER VILLEGAS, (Chiguirip, Chota, Cajamarca). Profesor de prestigio, poeta y promotor cultural, reconocido a nivel nacional. Radica desde hace tiempo en Lambayeque. Sus mayores logros los ha alcanzado en poesía infantil, donde es dos veces Premio Nacional de Educación “Horacio”, en l991 y l992. El libro “Rimando la Alegría”, es una delicia para el que sabe leer poesía. Y lo hace en un campo en el que multitudes han fracasado creyendo que la poesía infantil es fácil. Y es que Javier Villegas tiene un niño insomne, capaz de comprender a todos los niños que llevamos los hombres viejos. De ahí su sencillez con que nos cuenta y nos canta, sea besando a la mariposa, conversando con el pajarito o abrazando a los soldados que ríen cuando el papagayo le habla al congresista. Frescura, magistral manejo del lenguaje y hasta se da maña para deslizar corrosiva ironía.
Revista OLANDINA N° 1
Lima, abril-mayo-junio de l999.
“Rimando la Alegría” para disfrutar y abrir las puertas doradas de la infancia, con la llave mágica que sólo la tienen los puros de corazón. Tal es el caso de: Javier Villegas, poeta peruano que ha obtenido diversos premios literarios que avalan su trayectoria y su talento.
Este creador, posee todos los recursos lingüísticos y literarios para lograr hermosas poesías infantiles, donde un niño se pasea de sus manos, se asoma travieso, se esconde dulce e inquieto, se entremezcla con las palabras y la rima que emerge con toda su musicalidad.
Así, vamos desandando poemas tales como: El loro testarudo, La rana traviesa, El ratón disfrazado, La mariposa, El avioncito de papel, Castillos de arena entre otros.
En “Rimando la Alegría” podemos gozar de sus versos cuando el poeta dice:
Quiero rimar la alegría
con el brillo que tiene el sol,
con la espléndida sinfonía
de la tarde y su arrebol.
Imágenes visuales, sensoriales se unifican en total armonía, con la frescura y la ternura del duende maravilloso, de la inocencia que se trepa ingenuo a las raíces del alma; para iluminarnos con su candor atemporal.
María Cristina Cordido de Pardiño
Azul - Buenos Aires
Argentina.
APRECIACIONES SOBRE EL LIBRO "EL AMOR ES MÁS..."
Desde el verso libre, armónico, fluido, emotivo, cargado de esperanzas profundamente humanas, Javier Villegas enriquece la vida desde una actitud plenamente lírica que ennoblece, embellece y le da sentido estético y estilístico al lenguaje del amor, al lenguaje de lo humano, no tanto porque busca sino porque encuentra las palabras adecuadas que desde un impulso arrebatador de inspiración y transpiración plenas, el verso corre sencillo, límpido, con gracia y cadencia metafóricas:
Llegarás como llegan las horas,
dibujarás en mi pecho la alegría más honda,
me abriré como un puerto inmenso,
para tus barcas de brisa que en los ojos incubas.
Llegarás con un alud de aromas,
con infinitos recuerdos y promesas de estrella.
Sé que llegarás; ahora te imagino creciendo en los trigos,
encendida en los luceros,
tersa como los suspiros
frágil como los recuerdos.
Estos versos pertenecen a uno de sus poemas: Para una mujer al borde de un sueño. Es apenas una pequeña muestra para decir que Javier Villegas crea una poesía regia sobre el amor, tan regia como es su personalidad. Su formación humanística y los propósitos de su vocación lírica lo promueven a escribir con intensa calma, con sobrias emociones y una fluida exquisitez que lo proyecta al altar lírico de su honda trayectoria poética para que los lectores podamos apreciar la suavidad de cada verso, el entusiasmo por el amor que llega, por la alegría del amado en espera de su amada. Aprecie usted, amigo lector, parte de algunos versos del poema Hoy amanecí para ti:
Hoy amanecí para ti, para tu corazón,
para tus pies de escarcha,
que a tus dominios me llevan,
omo a una leve hoja, como un trino.
Amanecí para tu boca encendida,
para tus ojos, para la fiesta de ternura en tus poros.
Hoy amanecí para perseguirte,
luna de mis sueños, agua de mis deseos;
amanecí con frenesí de viento,
para tocar tu cuerpo,
hecho de aromas
y de amaneceres tiernos.
La intensidad amatoria y la armónica fluidez de cada verso surgen porque combina elementos muy puntuales que hacen alusión a la erótica galantería del amor humano, por ejemplo, el anuncio de las diferentes partes físicas del cuerpo humano como la boca, el cabello, los ojos, los labios, el corazón, la sangre, los pies, los brazos, la garganta, el pecho; o, el anuncio de elementos abstractos que contribuyen para que el ambiente lírico se convierta en una mágica expresión de intensas revelaciones amatorias como la noche, el día, el sueño, el deseo, la dulzura, el aroma, la alegría, la transparencia, el tacto, los suspiros, la serenidad, el augurio, el consuelo, el fuego, la resurrección, la claridad, las promesas, las caricias, el amanecer, el frenesí, los latidos, los susurros, el júbilo, la quimera; y, en fin, cantidad de elementos que el poeta sabe distribuirlos conjuntamente con otros elementos poéticos como: volcán, pijama, arco iris, espigas, frutos, lirios, playas, gaviotas, nieve, marea, mar, agua, viento, sol, luna, astro, lluvia, pétalos, mariposa, luciérnaga, paloma, cama; e incluso el poeta emplea elementos aparentemente contrarios a la pasantía idílico-amatoria como tempestad, abismos, precipicios, sombras, quejidos, gritos, que no hacen sino reconfirmar esa profunda vocación de frenesí, de ternura, de fiesta para el encuentro amoroso, tierno, intenso, lleno de auroras, de horizontes y de jolgorios en los que el poeta se extasía cuando, con denuedo dice, por ejemplo, en su poema La noche nos inventa:
La noche nos inventa,
nos convoca íntegros,
como a dos espigas frenéticas,
como a dos palomas sedientas,
de luz, de regocijo, de frenesí.
La noche nos inventa,
tú eres mi luna, mi respiración,
mi instante para la resurrección,
eres mi viento, mi soplo, mi quejido,
mi algarabía para no ser olvido.
El amor es más…, por lo tanto, porque en él se imprime el vigor de lo humano. El sacrificio, la sinceridad, la generosidad y el afecto mutuo, profundo, no sólo que ensanchan el corazón de los amantes; es la fortaleza del encuentro que se abre desde lo más hondo de lo humano para darle paso a la vida plena, en la que el poeta se regocija al expresar ese “algo único”, especial e inagotable fuente de luz y energía que es el amor humano.
En este orden, la fecundidad y creatividad poéticas de Javier Villegas conducen al buen lector a descubrir realidades líricas relevantes, signos y gestos de entreveramiento espiritual que nos llenan de regocijo, dado que el poeta, en su poemario y en el conjunto de toda su producción lírica, ha hecho que el amor en verdad sea algo más: concederle todo su alcance y fecundidad humanos, al igual que lo hizo san Pablo en su Carta a los Corintios., capítulo 13: El amor es paciente, servicial y sin envidia. No quiere aparentar ni se hace el importante. No actúa con bajeza, ni busca su propio interés. El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona. Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad. El amor disculpa todo; todo lo espera y todo lo soporta.
GALO GERRERO JIMÉNEZ
Docente de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL)
Loja-Ecuador, 19 de octubre de 2006
EL AMOR ES MÀS…” DE JAVIER VILLEGAS FERNÀNDEZ
Lic. Nicolás Hidrogo Navarro (*)
El tema del amor es tan viejo y barbado como el mundo; tan largo como el olvido y tan lento como el caracol: el amor es el combustible perfecto que amansa y domeña a la fiera, doblega a la estulticia y hace que el ser humano se parezca lo más cercano a la inocencia de un niño. Amor, pasión y ternura es lo que le sobra a los poetas, tanto, tanto, que como no les cabe en sí, empiezan a regalarnos en pedacitos poéticos llamados lexemas, frases, oraciones, versos, estrofas, poemas.
Dieciocho poemas le bastan a Javier Villegas para desnudar su temple de poeta neorromàntico. Poemas que destilan una sutil carga afectiva, que nos adentran en el alma perdularia de la edad en que los otoños se vuelven primaveras, en que el caldero de la pasión acrisola y sopletea pasiones.
Con un verso, diáfano, encandilado más de afecto, de palabras simples como el amor mismo, Javier Villegas nos entrega su corazón averiado y fortificado de dolorosas y flamígeras ilusiones.
Javier Villegas hace de los epitafios, acarameladas odas de amor, que cual elegía plañidera nos chisponea de rescoldor. En Javier Villegas el verso se vuelve deleznable, dúctil, con la predominaría del verso corto, entremezcla los heptasílabos, con los tridecasìalbos, que cual olas espumosas planea suavemente sobre los sentimientos, el corazón.
En el poeta la palabra, la emoción, la expresión se hace fácil, sin hacer tantas martingalas retóricas, llega desplumado, límpido y directo al corazón, es aquel que se desprende lo artificial, para entregarnos su ternura, su propuesta, sus mensajes que cual ventrílocuo hace hablar a las miradas, a los silencios, a las tarde, a los aromas, a los jardines al propio tiempo, convirtiéndoles en cómplices perfectos de sus confesiones de amor.
Hay en Javier Villegas una profunda implosión que canta y enseñoree al amor y a su edad, en su estación, en su umbral literario, mira de soslayo la vida, le canta cual odas al amor, encandila y encanta su mensaje sereno, sin la roñosidad sicalíptica no profana, entrega sus versos limpios sin coprolalia, sin exageraciones arrebatantes, es un verso calculado, reflexionado y apergueñado en los instantes del amor, de aquel amor que sin ser cucufato, expresa la grandiosidad del sentimiento, pero la sutileza misma de la palabra, calculada, exacta olorosa a ella, a palomas, a vientos, a plazas, a estrellas, a luna.
Javier Villegas, después de haber llenado y llenado el mundo de los niños de azules delirios e inocencias sin fin, vuelve rezongando y como poeta trashumante a deleitarnos en la etapa más evocable del ser humano: la adolescencia. En buena hora y en magnifica faena, él nos regala y nos dice “El amor es más”.
(*) Comentario realizado, durante la presentación del libro El amor es más..." de Javier Villegas, el día 11 de agosto, en el auditorio del INC-Chiclayo.