Del pecho partido del cielo
emerge la luz sideral:
es roja, teñida con fuego
y es blanca de tanto llorar…
Se fuga la letra, la idea.
No frena la prisa de amar
y el orbe, abierto y sereno,
contrasta el apuro y la paz.
El suelo lamenta sus negros.
El aire relente intentar
de nubes celestes y rosas
deseando dejar de sangrar.
Me entrego en un punto concreto
buscando su herida cerrar:
Se aquieta la imagen y mi alma
revive una estrella fugaz;
reanima volcanes que arrasan
y brotes de vida sagaz,
la tierra partida y el orbe
dispuestos de nuevo a empezar.
Después del volcán y las luces
el cielo y la tierra serán
el pecho sereno que late,
las rutas que vienen y van…
No sé si del cielo la llaga
al fin es posible curar.
Si rojos y blancos perduran
hieráticos, sin pestañear,
prefiero apostar la conciencia
-sutura con hilos de paz-
de verde pintar las arterias,
y echarme por ellas a andar…
Soy parte del cielo y la tierra
mis manos, las tuyas, el pan,
que cosen la piel de la vida,
y al tiempo otras huellas traerán.
isabel zelaya
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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