Sus párpados se esconden sutilmente bajo sus cejas y despierta,
esto realmente duele. Pero es un dolor liberador, esperanzador.
La libera del peso y le sustrae la esperanza de conocerlo, porque ya es una realidad.
Escucha cómo los latidos de su corazón golpean su pecho al unísono con el suyo, formando una melodía angelical.
Otros dolores punzantes. Gritos. Esfuerzos. Alivio. Exhalación.
¿Un llanto? Parece que sí. Su nombre será el mismo que el séptimo mes del año en el que nació dos meses después. Su segundo nombre es el mismo que una canción no tan sonada de Lady GaGa. Su apellido es uno solo, así como el de aquella Señora de... la televisión. Pero no por eso deja de ser importante. Al contrario, es más hermoso y enorgullecedor llevar ese único apellido de esa única persona que lo dio todo por mantenerlo vivo dentro de sí.
Él nunca vio cómo ella lo miraba; sus ojos seguían cerrados y su llanto seguía tocando los tímpanos de los presentes. Aquellos "angeles" de blanco y azul, que lo ayudaron a escapar de ese cálido y a la vez oscuro agujero.
Ella se preocupó. "¿Y ahora qué haré con él?"
Sin embargo no dejó que la preocupación la enterrara bajo la incertidumbre y luchó por saber qué hacer con él.
Él besaba inconscientemente su pecho para alimentarse. Se sentía bien. Lleno.
Y ella también.
Estaba allí cada vez que él lloraba, pero no de tristeza. Él no sabía nada de eso.
Él se calmaba con su olor. Es increíble que tanto puede hacer una bata de florecitas. Ella no estaba y él pensaba que dormía con ella a su lado.
Lo único que él veía era a ella. Cuando otros lo visitaban, él dormía.
Y cuando ella lograba dormir, él la despertaba. Para al día siguiente (o dentro de unas horas), irse de nuevo y dejarlo dormido y alimentado a él.
Esa fue la más fantástica rutina en la memoria de ambos mientras fue pasando el tiempo.
El tiempo la ayudó a tocar sus muñecas y enseñarle a dar pasos.
Le dio paciencia para simular aviones, trenes, autos, el metro, y cualquier transporte, con una cucharilla llena de sopa o avena.
Le dio la fuerza para asearlo, peinarlo, cepillarlo, vestirlo y mantener su presencia como una taza de plata, con el fin de darle su ejemplo hasta que pudiera hacerlo solo.
Cuando tenía su camisa roja, él odiaba la remolacha y la ensalada, pero comía repollo y zanahoria con mayonesa. Amaba los Power Rangers y no dejaba de ser siempre tan educado y respetuoso como ella le enseñó también.
Él siempre quiso tener una camisa amarilla. Pero dejó de pensar en eso cuando ella le compró la blanca.
Junto con todos esos materiales que él necesitaba en ese sitio que tenía nombre de señor.
Hasta le dio unos papeles rectangulares, así como las figuras que le enseñaron a diferenciar, a un señor con un autobús amarillo para que lo llevara y trajera a casa después de salir de ese lugar.
Desde pequeño fue impaciente.
De grande lo recuerda y le causa risa.
Ese día que se quedó solito en medio del muro de aquel lugar, con su lonchera y su bolso de Power Rangers colgado de la espalda.
Pasaron para él muchísimos minutos y pensó "a mi como que me olvidaron": y como él sabía que antes de que ella conociera al señor del color del chocolate, tomaban un autobús grandote, él también lo hizo.
Sentado en ese autobús él lloró y consciente de que le daba pena llorar delante de ese gentío, inteligente y correctamente les comunicó a las personas que lo veían que lo habían dejado solito. Algunos lloraron también, mientras que otros simplemente voltearon. La señora que él tenía al lado le acarició la cabecita y le preguntó dónde vivía.
"Buena pregunta", dijo él: pero lo recordó. Recordó que escuchó lo que ella decía cuando su petición de ingresarlo a ese sitio en el que aprendería mucho se hizo realidad. Le preguntaron muchas cosas ese día y entre esas estaba el nombre de su "Titanic". Aquel edificio grandote que él veía como un barco. Y desde que vio la película de ese barcote que se esconde debajo del agua para que ese hielo no le pegara otra vez, le fascinaron los barcos y quiso montarse en uno y gritar que es el rey del mundo.
Pero él era y es, su rey.
Sin embargo no ha llegado a montarse en su barco.
Según películas y comiquitas, fue armando en su cabeza su ideología,
quería ser uno de los "ángeles" que lo ayudaron a salir por primera vez,
quería volar en un avión de verdad, sin el cereal ni la sopa.
quería navegar vestido de blanco con un sombrero de marinero;
¡quería muchas cosas!
Y actualmente quiere bastantes también e irá luchando poco a poco para obtenerlas.
Recuerda lo valiosos que fueron aquellos momentos en los que estaba en aquel lugar en que debía usar una camisa azul y tenía pegada al pecho una pirámide invertida que era el nombre de ese lugar. ¡También tenía nombre de señor, que fue maestro de otro señor y es el nombre de ese mismo señor con el que nombraron a su "barcote"!
Le encantaban los idiomas y se destacó siempre en el único que pudo estudiar.
Hizo amigos, no sabe si enemigos y fue tanto humillado como venerado.
Hasta su foto fue pegada en una tela roja que estaba cubierta por un vidrio.
Pero sólo estuvo allí una sola vez hasta que salió y ella tuvo que comprarle una camisa color beige.
¡Ambos se sentían tan orgullosos!
Él tiempo voló, y él pudo conseguir hacer lo que quería después de tanto que intentó hacerlo en el sitio que quería.
Él estaba en camino al lugar donde ahora presta un servicio a cambio de esos rectángulos, y escuchó en la radio un poema sobre ella.
Hablaba sobre a lo que dos hombres consideraban un "mujerón".
Uno dijo que esa palabra identificaba a una igualita a ella, pero con objetos plásticos incrustados en lo que a él una vez lo alimentó, con unas curvas igual a las de una carretera que lleva a un sitio que a él le gusta mucho, con un cabello hasta la espalda y un cuerpo fenomenal.
Y con una cara preciosa, vale acotar.
Él sonrío y pensó que la cara más hermosa que él ha visto fue la primera.
Borró su sonrisa para prestar atención a lo que el otro hombre comenzó a relatar de lo que era para él, el "mujerón":
Aquella que se levanta tempranísimo a cepillar, peinar, vestir y arreglar a sus hijos para llevarlos al colegio,
aquella que soporta muchas horas laborales para darles de comer,
aquella que los lleva al médico cuando se enferman,
aquella que los aconseja y los guía por buen camino,
aquella que desde pequeños siempre tuvo algo que enseñarles,
aquella que lo da todo por ellos,
ésa que tiene valor para criarlos sola,
ésa que no se deja vencer por los obstáculos,
ésa que lucha hasta el cansancio por sacarlos adelante,
ésa que siempre estará allí para ellos,
ésa que es la única que los conoce,
la cual estará y será siempre ese MUJERÓN.
Y para él,
claro está, para mí,
ella será el único MUJERÓN en su vida.
Su mujerón,
su mamá,
su luz,
su vida,
su camino,
su todo,
su tronco de madre.
Tú eres mi tronco de madre,
mi mujerón,
tú eres mi madrón.
TE AMO.
JULIO CÁRDENAS
VENEZUELA
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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